Mujer

16/7/2017

Mujeres al banquillo

Un ataque político al movimiento de mujeres


La justicia porteña decidió, el 13 de julio, que tiene el tiempo y los recursos para juzgar a 6 mujeres de diferentes grupos de acción feministas y lesbianas, que han sido procesadas en condiciones de total irregularidad, bajo la acusación de hacer pintadas en la pared de dos bancos y en una pared de una iglesia. 


 


La audiencia de nulidad pedida por la abogada de las compañeras, fue acompañada integralmente por la dirigente nacional de la Organización de Mujeres Plenario de Trabajadoras y precandidata del Frente de Izquierda de la Ciudad, Vanina Biasi, por Nora Cortiñas, un rato antes de concurrir a la ronda de las madres en la Plaza de Mayo, por María Rachid, legisladora y activista LGTBI, por María Mariasch del Colectivo Ni Una Menos y por un grupo de activistas feministas.


 


El juez en lo Penal, Contravencional y de Faltas de la Ciudad de Buenos Aires, Ladislao Endre, el día jueves decidió no hacer lugar a la audiencia de nulidad pedida por la abogada Gabriela Carpineti, representante de las compañeras. Junto con el fiscal Rozas, Endre abrió la puerta así para que estas mujeres continúen siendo perseguidas en el plano legal a pedido de fanáticos clericales. Esto, precedido por una intervención del juez Endre al respecto de la gran simpatía que le produce el movimiento de mujeres, pero claro, siempre que este no produzca “hechos de violencia”. Claramente, para el juez la violencia la ejercen mujeres que hacen pintadas, aunque siquiera tenga las pruebas de esto, y no el Estado que habilita la acción parapolicial de 4 fanáticos clericales merodeadores de su templo. 


 


Parece una burla, pero está lejos de serlo, que mientras que la norma es que personas individuales u organizaciones en general, hinchas de futbol o enamorados, infieles arrepentidos o personas no correspondidas, inunden con sus grafitis y pintadas las paredes de la Ciudad, sean usadas para escarmentar seis jóvenes mujeres y lesbianas que realizan agitaciones a favor del derecho a expresar libremente la diversidad sexual, entre otros derechos de las mujeres, como el aborto legal. Las compañeras salían de un lugar privado, donde habían hecho una reunión común. Tampoco hay que descartar que los “merodeadores” hubieran hecho tareas de inteligencia y estuvieran al tanto de la reunión previa que se hacía en el lugar donde funciona la radio La Tribu, y de sus resoluciones. La gravedad de los hechos es total.


 


Sobre este hecho, el de la acusación de hacer pintadas, tampoco tienen pruebas, ya que la captura de las compañeras no fue en situación de flagrancia, tal como lo explicó la abogada, mostrando que el único delito que hay es el que no está siendo juzgado. Cuatro hombres amigos del cura de la iglesia que actúan como policías de civil en las inmediaciones de su propiedad privada, el templo. Un escándalo.


 


Los hechos


 


Los hechos ocurrieron en la noche del 7 de marzo, cuando cuatro hombres, que el sacerdote de la iglesia Santuario Jesus Sacramento reconoció como integrantes de la comunidad que concurre a dicho templo, comenzaron a perseguir a las mujeres por la calle, haciéndose pasar por policías para reducirlas y así poder entregarlas a oficiales genuinos, quienes -iniciada la persecución de los civiles- no habían llegado aún, tal como se deduce de sus propias llamadas al 911. Un video aportado por las procesadas muestra claramente esto, junto a las escuchas telefónicas.


 


Ni el cura párroco de la Iglesia Santuario Jesús Sacramento, ubicada en la avenida Corrientes 4441, ni directivos de los bancos Nación ni Galicia, donde aparecieron las pintadas en cuestión, se presentaron como querellantes, o sea, que los supuestos afectados no están involucrados en la causa. Las irregularidades son completas.


 


Ataque al movimiento de mujeres


 


Este juicio, para el que deberá fijarse fecha, por no haberse recogido el pedido de nulidad de la defensa de las compañeras, es un ataque político al movimiento de mujeres. 


 


Los denunciantes son fanáticos religiosos, o parapoliciales directamente, o las dos cosas. Encontrándose en la zona de Corrientes y Palestina decidieron, en el contexto de un gran movimiento ascendente de mujeres que para el 8M preparaba el Paro Internacional de Mujeres, aleccionar a un grupo de mujeres en represalia por el rechazo que este movimiento les provoca. La defensa de las compañeras citó como testigo de parte a la periodista Florencia Alcaraz, que ofreció una coracterización del contexto de lucha y ascenso de las mujeres en el que se colocaron los hechos.


 


No es casual. Para ellos, y eso es así, este movimiento es contrario a los valores que transmite la iglesia sobre las mujeres y para las familias; valores que de diferentes maneras imperan en la sociedad actual, de la mano de un Estado que ha adoptado estos principios y que es la base ideológica de la realidad de discriminación y barbarie contra la que se levanta el movimiento de mujeres. 


 


Las instancias del juicio oral, deberán ser para el movimiento de mujeres una oportunidad para agitar la necesidad de separación de la iglesia del Estado, defender la organización de las mujeres y para reclamar que se inicien las acciones legales correspondientes para que se den explicaciones sobre las acciones parapoliciales de elementos de la iglesia católica.