Mujeres, nos encontramos para luchar
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El Encuentro debe pronunciarse con fuerza a favor del aborto legal y de la separación de la Iglesia del Estado
El 34° Encuentro de Mujeres se realizará entre el 12 y el 14 de octubre en la ciudad de La Plata. El dato distintivo estará dado por la conformación de dos grandes bloques, uno caracterizado por la cooptación pejotista que 15 días después será erigido en gobierno y, el otro, representado por las fuerzas que no darán tregua a Alberto Fernández ni a ningún gobierno que mantenga a las mujeres y a los trabajadores en la miseria; a los acuerdos ajustadores con el FMI, que ate su destino a compromisos con las iglesias católica y evangélica, que fomente la desigualdad jurídica y la violencia de género y de clase.
La gran concurrencia al Encuentro será opositora al macrismo, como siempre ha ocurrido. El debate estará colocado entre quienes creen que puede haber solución en el marco del próximo gobierno pejotista-kirchnerista y quienes no solo no lo creemos sino que sabemos que bajo ninguna forma el capitalismo puede ofrecer siquiera una mínima “perspectiva de género”. Este bloque tendrá su expresión política mayoritaria en las listas del Frente de Izquierda-Unidad, el único que tiene en su programa la defensa del aborto legal y la separación de la Iglesia del Estado.
El Encuentro y su permanencia en el tiempo han sido parte de las instancias de organización del movimiento de mujeres, aun contra los intentos de evitarlo. La persistencia de la izquierda en defender la agenda del movimiento de mujeres cuando otras la silenciaban fue otro gran aporte en este sentido. También otras instancias de organización como la de la propia Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, aún con sus contradicciones, han aportado a esta construcción. Estos procesos de organización y lucha han abierto paso a esta potente movilización emprendida desde 2015 por las mujeres.
El otro dato distintivo está dado por el hecho de que nos encontraremos en un punto geográfico, pero no habrá un único Encuentro. Habrá muchos Encuentros construidos por aquellas que en la búsqueda de sortear la parálisis del PCR, Frente Patria Grande, La Cámpora y el PJ (este bloque lo integran orgánicamente las burocracias sindicales de la CTA y la CGT), montarán actividades de todo tipo “a cielo abierto”.
Asamblear, como sabemos hacerlo
Los talleres han sido convertidos por el PCR en un ámbito de atomización bajo el control de su grupo, sembrando adeptas en temáticas sensibles, incluidas “aliadas clericales”, para evitar la toma de decisiones y el manejo del destino del propio Encuentro por parte de las mujeres. Lo que debiera ser un debate de mujeres y disidencias, ejerciendo de forma directa su propia soberanía de manera asamblearia, ha sido convertido en un escenario de maniobras de la mano de gobiernos e iglesias guiadas por el pánico que les produce la organización de las más oprimidas, discriminadas y violentadas.
Justamente por esto, quienes lo denunciamos debemos ponernos de acuerdo para fomentar la realización de una asamblea central por el aborto legal y la ESI, que deje plantada la bandera de la lucha, con instancias de movilización por este reclamo. También asambleas temáticas, como el hambre, los reclamos sindicales, el cambio climático y temas ligados a las libertades democráticas, que resuelvan acciones comunes inmediatas y a largo plazo. El Encuentro puede ser un ámbito donde se resuelva.
Los bloques políticos presentes tendrán una agenda diferente en cada caso: de un lado, estaremos quienes luchamos por el aborto legal y denunciamos las maniobras en curso tendientes a improvisar una modificación del Código Penal para eliminar artículos que penalizan el aborto pero que no son aquéllos que se usan para perseguir judicialmente a las mujeres, que se corresponde con la figura del “homicidio agravado por el vínculo”. Del otro, las fuerzas políticas que anudan pactos con la Iglesia, que no solo promueven la reacción en toda la línea en su lucha contra lo que llaman “la ideología de género”, sino que buscan garantizar que prospere un pacto social destinado a hacer pagar la crisis particularmente a las mujeres, las más pobres entre los pobres.
Para pronunciarnos con fuerza respecto del aborto legal y de la separación de la Iglesia del Estado, necesitamos una asamblea que reivindique la ola verde y marque la cancha contra las maniobras en curso, promoviendo un plan de movilización por el aborto legal.
La lucha contra el ajuste y los planes fondomonetaristas estarán en el centro de la escena de la mano de grandes contingentes de piqueteras y comisiones de mujeres de diferentes fábricas en lucha, que confluirán en La Plata, reclamando por la reapertura de las inscripciones a los programas sociales porque de 2,3 millones de pobres, solo 450 mil acceden; por el aumento, porque 7.500 pesos es solo una condena a muerte, y por el fin de los despidos y suspensiones, así como por la reapertura de paritarias.
El debate por el nombre del Encuentro, Nacional o Plurinacional, fue en el fondo un síntoma del repudio a la conducción del Encuentro. Es que un grupo de mujeres que militan la causa de los pueblos originarios y sus demandas, desde el último Encuentro vienen fomentando el cambio de nombre de Nacional a Plurinacional, e incorporando la descripción de diferentes géneros, rescatando el derecho de las disidencias o a la diversidad de género. La plurinacionalidad es entendida en este caso como una forma de visibilizar la problemática de pueblos que han sido agredidos, desplazados, asesinados en el altar de un régimen capitalista que, muy lejos de significar un avance para los pueblos, lo único que hace es destruir las tierras y el medio ambiente en beneficio de un puñado menor de monopolios extractivos y latifundistas. Apoyamos la intención de visibilizar esta opresión. Pero eso no agota el contenido del Encuentro y del movimiento de lucha que lo recorre.
El verdadero carácter del Encuentro es internacional, por la estrategia que debiera seguir en términos de clase y por su integración, que efectivamente es el de la procedencia de mujeres de al menos diez países del mundo. O más aún, debiera llamarse Encuentro Internacional de Mujeres Trabajadoras, poniendo de relieve que la cuestión de género es una cuestión de clase que asume esa forma de opresión para optimizar la explotación capitalista y para ejecutar un mecanismo de control social.
Las demandas de los pueblos originarios en defensa de su derecho a la autodeterminación solo lograran encontrar un campo de lucha que pueda ser definitorio en unidad a la clase obrera de cada país y en la lucha por el socialismo. Esto vale muy especialmente para la estructura social argentina y el lugar central que ocupa el movimiento obrero en la lucha de los explotados de nuestro país.
La plurinacionalidad supone la coexistencia entre pueblos originarios autónomos con el Estado-nación capitalista. Sin embargo, bajo el capitalismo no se resolverán justamente las reivindicaciones de estos pueblos.
Como podemos observar en Bolivia, donde la denominación de plurinacional no ha evitado que el presidente aymará chocara reiteradamente con las comunidades originarias de su país (sobre los incendios del Amazonas, por el trazado de una autopista en territorio de las comunidades en el área denominada Tipnis) e incluso las reprimiera con dureza.
La lucha por la tierra y su uso colectivo, si es llevada a sus conclusiones de fondo, implica pelear por derrocar al régimen de primarización de la economía y de fomento del latifundio y del monocultivo. Son las conclusiones que empiezan a tomar sectores importantes de quienes se alzan a reclamar por el cambio climático. El estudio de las causas de fondo de la depredación ambiental muestra con claridad la caducidad del sistema capitalista. Cuanto más demoremos en esta tarea, más lejos estarán las aspiraciones de libertad de pueblos originarios y de quienes buscan salvar al planeta de la depredación de sus recursos naturales.
La apertura de esta discusión resulta altamente politizadora e instructiva al respecto de las orientaciones en curso y de la naturaleza del gobierno pejotista por venir, que eligió reunirse con la Mesa de Enlace, el monumento al monocultivo y al desplazamiento de los pueblos, y con las mineras, y no con los pueblos y trabajadores afectados por ellas en una reafirmación de un claro rumbo a seguir en favor de estos sectores de poder.
El Encuentro transcurrirá por fuera de los límites que impone el bloque pejotista y en este sentido resulta muy importante que podamos poner en pie una acción común de parte de todos los sectores que no están dispuestos a sacrificar el programa de las mujeres y de las disidencias en el altar de ninguna orientación política patronal y clerical.