Mujer

29/9/2016|1430

Pasos finales hacia el XXXI Encuentro Nacional de Mujeres


A 10 días del Encuentro Nacional de Mujeres que se realizará en Rosario, más de 2600 compañeras ya se inscribieron para participar junto a la organización de mujeres Plenario de Trabajadoras.


 


Esta enorme delegación es el fruto de la batalla política que, como socialistas y revolucionarias, libramos en todo el país por la emancipación de la mujer.


 


A partir de un planteo estratégico de independencia frente al Estado, principal responsable de la violencia hacia la mujer, la pelea que encaramos tuvo hitos importantes en el último año: el desplazamiento del diputado Julián Dindart (de Cambiemos, enemigo de los derechos de las mujeres y tristemente célebre por decir que las jóvenes se embarazan para cobrar subsidios) de la presidencia de la Comisión de Familia del Congreso; la lucha por la libertad de Belén; la denuncia de la maniobra oficial de la paridad de género para vehiculizar una reforma política reaccionaria; la pelea por la extensión de la licencia por violencia de género y la construcción de diez nuevos centros asistenciales para cubrir todas las comunas porteñas. Esto, entre otras innumerables luchas, en todo el país, en apoyo a víctimas de femicidios y otros casos de violencia.


 


En el campo teórico, dimos una lucha a fondo frente a las corrientes que impugnan el carácter de clase de la opresión de la mujer bajo el capitalismo y van a la rastra de teorías pequeño burguesas para embellecer sus coqueteos con fuerzas políticas patronales.


 


Regimentación


 


Desde 1985, el Encuentro Nacional de Mujeres fue cambiando su fisonomía y su orientación. Originalmente estuvo dominado por un sector del feminismo argentino, pero luego pasó a manos de un entramado entre el PCR, la Iglesia católica y diferentes sectores patronales y gubernamentales. La connivencia entre estos sectores y su disposición a pactar con cada gobierno anfitrión, despolitizar los Encuentros y evitar la organización independiente del movimiento de mujeres, le ha dado estabilidad a esta conducción burocrática. De su mano, los sectores clericales, organizados por obispos y curas, se filtran en los talleres o se instalan en la puerta de ellos para amedrentarnos. Allí donde participa el PdT, son expulsados por las mujeres organizadas.


 


El Encuentro Nacional de Mujeres es un terreno de batalla política y de organización que requiere de un frente de acción común para avanzar en nuestras reivindicaciones.


 


Masividad y lucha: recuperemos el ENM


 


Los Encuentros han sido importantes ámbitos de lucha y de debate, un espacio único en el que miles de mujeres dan cuenta de todas las formas de violencia que sufren bajo la sociedad capitalista. Incluso, a pesar de las maniobras para confinar la lucha por el aborto legal a un puñado de talleres, miles de mujeres protagonizamos grandes asambleas por este reclamo fundamental.


 


Para que el Encuentro sirva a la lucha es necesario conformar un frente único, basado en el principio fundamental de independencia frente al Estado, sus partidos y la Iglesia.


 


Para luchar consecuentemente contra todas las formas de violencia, debemos pelear contra los ajustadores de todo signo político, a quienes la violencia contra las mujeres, el recurso del aborto clandestino, la precarización laboral y el negocio de la esclavitud sexual y laboral sirven para perpetuar sus proyectos políticos.


 


– Separación de la Iglesia del Estado


 


– Aborto legal. Anulación de las condenas de Belén (Tucumán) y a Eva (Santiago del Estero).


 


– Abajo el ajuste y el tarifazo de Macri y los gobernadores.


 


– Basta de trabajo precario.


 


– Desmantelamiento de las redes de trata.


 


– Organización independiente y de lucha.


 


Vamos con la fuerza de las mujeres trabajadoras a organizarnos contra el régimen social de explotación y violencia.


 


 


 


Foto: Ignacio Smith