"Lunes negro". Así será recordado, en Polonia, este 3 de octubre en el que miles de mujeres fueron a la huelga en protesta por un proyecto de ley que prohíbe el aborto y criminaliza a las mujeres que se lo realicen (y a quienes practiquen los abortos) con penas de hasta cinco años de prisión, aún en casos de violación. La movilización se sintió en todo el territorio polaco. Incluso en Czestochowa, la ciudad más católica del país, la huelga tuvo un acatamiento de un 60%.

La protesta incluyó un llamado a las amas de casa para que rechacen las tareas domésticas y salgan a las calles. La consigna fue ir vestidas de negro y la imagen que utilizaron como emblema fue una cruz atravesando un útero. 

La legislación actual, aprobada en 1993, es la más restrictiva de la Unión europea. Sólo autoriza la interrupción del embarazo en casos de violación o riesgo grave para la madre. El nuevo proyecto pretende eliminar todas esas excepciones y hacer imposible el aborto de forma legal. Actualmente, en los casos no autorizados por la legislación vigente, las mujeres que cuentan con los recursos pagan desde mil euros para realizarse un aborto en países limítrofes. Las mujeres pobres, en cambio, mueren en la más absoluta clandestinidad. Los datos de muertes maternas permanecen ocultos, aunque se calcula que se practican unos 150 mil abortos por año (La Vanguardia, 3/10). Los anticonceptivos no están financiados por el sistema público.

La propuesta procede de "Ordus Iuris", un movimiento cercano al Opus Dei, apoyado por el partido ultraconservador PIS y por la conferencia episcopal polaca. Todo esto, con una primera ministro mujer en el gobierno: Beata Szydlo, quien se declara férrea defensora de la familia y considera a la Iglesia católica como un estandarte para la sociedad. La paridad de género, no significó ningún avance en las reivindicaciones de las mujeres, aunque tengan un piso de un 35% en el parlamento. El retroceso es tal, que las iglesias entregan certificados a las escuelas "amigas de la familia" (es decir, las que no impartan educación sexual) con los que pueden acceder a jugosos subsidios, provenientes del Vaticano. Juan Pablo II jugó un rol fundamental en la restauración capitalista en Polonia y en los ex Estados soviéticos. Quizá por eso fue el primer Papa polaco en la historia y el primero no italiano desde 1523. La barbarie capitalista necesita de la opresión de género como pilar para poder explotar a toda la clase trabajadora.  

La rápida reacción de las mujeres polacas, utilizando el método de la movilización y la huelga general, marca un norte para el conjunto de las mujeres trabajadoras en el mundo en su lucha por sus derechos.

Mientras tanto, en Argentina, miles de mujeres trabajadoras iremos al encuentro nacional de mujeres en la ciudad de Rosario, a impulsar un plan de lucha por el aborto legal, seguro y gratuito, anulación de la condena a Belén, y la separación de la iglesia del Estado.