Mujer

13/10/2016|1432

Por un XXXII Encuentro de mujeres unitario, de lucha y en la Capital


El XXXI Encuentro Nacional de Mujeres fue masivo. Encaramado en las enormes luchas por Ni una Menos y la victoriosa Libertad para Belén, contra el ajuste y en defensa de las trabajadoras, 70.000 mujeres se movilizaron a Rosario.


 


La vida de los talleres transitó todo tipo de debates políticos y metodológicos. El Encuentro se palpita como un cuerpo vivo, atravesado por las aspiraciones e intereses de sus participantes.


 


Decenas de talleres se pronunciaron por que la nueva sede fuera la Ciudad de Buenos Aires. La absoluta mayoría repudió al ajuste en curso y sostuvo el reclamo de paro activo general. En todos los talleres quedó plasmada la responsabilidad estatal sobre la realidad de violencia social e institucional que se vive. Luego de dos enormes movilizaciones que reclamaron Ni Una Menos, el Estado no tuvo ninguna voluntad de resolver los reclamos. En el Encuentro, el debate sobre la paridad de género estuvo ausente, revelándose como una maniobra ajena al movimiento de mujeres y a sus verdaderas aspiraciones. Las compañeras le reclaman al Congreso: aprobación del aborto legal, financiamiento de asistencia adecuada a las mujeres violentadas, educación acorde a los principios de igualdad, desmantelamiento de las redes de trata que secuestraron dos veces a Layla. La mentada paridad aparece como un taparrabos de la negativa a otorgar las auténticas demandas del movimiento.


 


La masividad en los talleres y la contundente movilización del domingo son la muestra de la enorme potencialidad de este gran movimiento al que los gobiernos temen. La decisión de que el próximo encuentro se haga en el centro del poder político implica ir por lo nuestro a través de la acción. El año 2017 debe ser el año del aborto legal seguro y gratuito y contra el ajuste, con las mujeres en las calles tomando el cielo por asalto.


 


Fuera la Iglesia del Encuentro de Mujeres


 


La conducción del Encuentro Nacional actuó en sintonía con la orientación general de los partidos que representan, evitando la unificación del movimiento y absolviendo de responsabilidades a los partidos del régimen. Sectores organizados por la Iglesia actuaron nuevamente en talleres de aborto para decir cosas tales como que Belén estaba bien presa porque había abortado a un feto de 8 meses. Estas participaciones vienen siendo pactadas desde hace muchos años con el episcopado argentino. Como puede leerse en el periódico del PCR, la dirigente Clelia Iscaro fue el nexo con Bergoglio durante años, quien le devolvió la amabilidad enviándole afectuosos saludos desde Roma, ante una visita que le hizo el dirigente Alderete.


 


Esta alianza es una ramificación local del pacto que los gobiernos ajustadores, el Vaticano, la CGT y una parte de los llamados movimientos sociales (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular –CTEP-, Movimiento Evita y otros) han urdido para contener un estallido popular contra el ajustazo de Macri y los gobernadores.


 


La elección de la nueva sede


 


La conciliación con este entramado de intereses reaccionarios por parte de la Comisión Organizadora (CO) tuvo su máxima expresión en el acto de clausura del Encuentro.


 


Desde 1986, la elección de la sede subsiguiente se realiza por aclamación de las mujeres presentes, que deciden mediante aplausos, vítores o con sus manos alzadas. En 2015, la definición de la sede Rosario fue controversial, ya que la propuesta alternativa de Capital Federal recogió una adhesión paritaria.


 


Este año, y ante la certeza de que la mayoría de las mujeres se pronunciaría por Capital en el cierre -un dato político que se manifestó en los talleres y sobre todo en el gran número de mujeres que movilizaron las organizaciones que proponían esta sede para 2017- la CO montó un andamiaje represivo, para que quienes proponíamos esta sede no pudiéramos argumentar esta opción. El día domingo, un sector de la CO comenzó a difundir la versión de que no habría sonido y que, por lo tanto, no se leerían las conclusiones. La maniobra ya se estaba gestando.


 


Con vallas, cordones de seguridad, incluida la presencia de seguridad privada y golpes, bloquearon el acceso al área del escenario. Allí, sólo había ¡un megáfono! para que las voceras se dirigieran a miles de mujeres, en una explanada de las dimensiones del Monumento a la Bandera. Las partidarias de Chaco fueron ubicadas delante de la masa de mujeres presentes. La maniobra burocrática terminó cuando apuraron el “aplausómetro” sin que se hubieran terminado de defender las propuestas. Fue en estas condiciones que el Chaco fue decretado como sede. Sus partidarias ocupaban un lugar reducido junto al escenario, el conjunto de la explanada estaba ocupado por mujeres independientes y organizadas en agrupaciones y partidos que gritaban de tal manera que ni siquiera el video colocado por el PCR como muestra de la elección de la sede Chaco lo pudo tapar. Entre las organizaciones presentes estábamos PdT-PO, MST, PTS, IS, Las Fulanas, Las Mundanas, Insurrectas y más grupos kirchneristas en el fondo. Del lado del Chaco, un reducido grupo de Patria Grande y el PCR.


 


Los compromisos políticos de estas organizaciones, que encabezaron la Comisión Organizadora, explican por qué decidieron romper con la mayoría de las mujeres para montar el “Encuentro de San Cayetano” en el Chaco. Ahora, se plantea una lucha para que finalmente se consagre a la Ciudad de Buenos Aires como la nueva sede .


 


Capital Federal: una enorme oportunidad


 


El trabajo contra la maniobra rupturista por parte de la minoría que erigió Chaco como nueva sede debe comenzar ya mismo.


 


Realizar el Encuentro en la Capital Federal, la sede mayoritariamente elegida, significa dirigir al centro del poder político la lucha por aborto legal, por Ni una Menos y asistencia a las víctimas de violencia, en defensa del trabajo y el salario, frente a un Estado que le da la espalda a todos estos derechos. Debería ser motivo de orgullo y entusiasmo para las auténticas defensoras de las mujeres.


 


Chaco no reúne siquiera las condiciones físicas para albergar a las 70 mil personas que fueron a Rosario. Su gobernador, Domingo Peppo, salió presuroso a dar la bienvenida al Encuentro, también Capitanich, no sólo interesados en los recursos que esa masividad puede retribuirle a las arcas provinciales, si no también consustanciados con la cruzada burocrática de quienes no quieren agitar las aguas del descontento social. La última vez que se hizo en esa provincia fue en 1998, donde no participaron más de 5.000 mujeres.


 


Un encuentro multitudinario en Buenos Aires sería, sólo por su masividad, un gran remate y para la movilización de años –y en ascenso- por el aborto legal, el desmantelamiento de las redes de trata y la defensa de la vida de las familias trabajadoras frente al ajuste, entre otros tantos puntos expresados en tantos talleres, y una decisiva acción de lucha por estas reivindicaciones  ¡Manos a la obra!


 


 


Foto: Juliana doprado / Javier Entrerriano