La audiencia que dio comienzo al juicio oral sobre el crimen de la joven estudiante Anahí Benítez dejó entre los hechos más importantes el testimonio de su madre, quien con sus palabras confirmó los límites de la investigación, manifestando una gran disconformidad con el trabajo de la policía y la justicia. Sus palabras ponen de relieve la existencia de un entramado delictivo que apunta a una fuerte responsabilidades del Estado en los hechos.

En su declaración relató que cuatro meses después de encontrado el cuerpo se presentó en su domicilio una persona quien le manifestó que Anahí había estado secuestrada en una casa de lomas “la cual es conocida por ser un lugar en el que se vende droga” y que luego “fue drogada a tal punto que la dieron por muerta y la llevaron a Santa Catalina a enterrarla, pero se dieron cuenta que estaba viva y la encerraron otra vez” (Inforegión 18/2). Enfatizó que todo el vecindario conocía el tipo de actividades que se desarrollaban en ese lugar y que luego de la muerte de Anahí varios vecinos se le acercaron para comentarle de esta situación pero que nunca pudo lograr que los mismos fueran a realizar la denuncia.  Mencionó que cuando por fin lograron obtener un allanamiento a ese domicilio, el mismo no arrojó resultado alguno, lo que echa sospechas sobre una filtración de la información.

Una fuerte reclamo de justicia en las afueras de Tribunales

Bien temprano por la mañana fueron cientos de personas las que se concetraron frente a la Escuela Nacional Antonio Mentruyt (Enam), de Banfield, para dirigirse movilizados hasta los Tribunales de Lomas de Zamora, con la consigna de Justicia por Anahí Benítez. Se trató de una nutrida columna compuesta por estudiantes, docentes, vecinos y organizaciones, quienes se apersonaron ante el inicio del juicio oral.

Antes de que la movilización, desde el Centro de Estudiantes del Enam dedicaron unas palabras para reivindicar la continuidad de una lucha por justicia que ya lleva más de dos años. Destacaron el papel jugado por la comunidad educativa lomense desde la desaparición de Anahí y ante hechos como las demoras arbitrarias por parte de la policía a los estudiantes. Señalaron los atropellos que sufre cotidianamente la juventud por parte del Estado y  denunciaron la negligencia del gobierno durante la búsqueda de Anahí – se presume que pudo estar cuatro días cautiva antes de ser asesina- que estuvo colmada de maniobras evasivas. No faltó tampoco la denuncia a las hipótesis que arrojaron los medios de comunicación, desde donde se hacía responsable a Anahí de su propia desaparición.

La movilización se desplazó por las calles de Banfield y Lomas de Zamora, despertando la simpatía y el apoyo de los vecinos que adherían a las consignas que se exclamaban desde la columna. Los cánticos mostraron la contundencia del reclamo dirigido principalmente al Estado y el gobierno: “señor, señora, no sea indiferente, nos matan a las pibas y el gobierno está ausente… “yo sabía, yo sabía, que a los femicidas los cuida la policía”.

A los Tribunales también arribo una segunda movilización mpulsada por familiares, amigos y algunas organizaciones que reclaman por la libertad de uno de los imputados en la causa, Marcos Bazán.

Justicia por Anahí

El juicio que recién comienza deberá ofrecer respuestas a la mayoría de los interrogantes que aún están planteados, pero por sobre todas las cosas ofrecerá una imagen más acabada de las responsabilidades de un Estado cuya actuación está absolutamente comprometida.

El caso de Anahí deja al desnudo el accionar impune del crimen organizado y sus vínculos con el poder político y las fuerzas policiales. La lucha por el esclarecimiento del caso debe ir acompañada de una fuerte campaña en las calles y con distintas iniciativas para que en verdad podamos obtener justicia y así desmantelar el entramado delictivo que llevo al crimen de Anahí.

Justicia por Anahí Benítez. El Estado es responsable.