Mujer

6/10/2016|1431

Reforma política e igualdad de género


La Reforma política avanza rápidamente en el Congreso de la Nación, imponiendo un debate que no se corresponde con las demandas que las mujeres colocan frente a los ajustadores y ajustadoras. El verdadero contenido es proscriptivo e intenta disimularse detrás de la publicidad de dos supuestos avances, uno referido a la transparencia que traería aparejado el voto electrónico, el segundo relativo a la paridad de género en las listas electorales.


 


Desde nuestra bancada, advertimos tempranamente la manipulación que montaron las fuerzas del régimen en torno al tema de la paridad, buscando ocultar, mediante la figura de la “paridad de género”, la intervención y regimentación estatal del proceso electoral a través de diversos pisos, cepos y prohibiciones, que restringen derechos políticos ciudadanos y afectan a las fuerzas políticas emergentes.


 


Asimismo, la Reforma perpetúa el financiamiento espurio de las campañas electorales por parte de la clase capitalista, cuyos aportes serán pasibles de recibir beneficios impositivos (Claves de una reforma política reaccionaria)


 


Además, esta reforma establece un nuevo cupo para las mujeres, porque al imponer un 50% y 50% de cada género, limitan una potencial superior participación de las mujeres en las listas.


 


La falsedad del planteo de que se alcanzará la paridad de género por la igualación en la listas electorales, se expresa en que esta norma no combate ni una sola de las trabas sociales y materiales, ya sea en el campo laboral o en la esfera reproductiva doméstica, que bloquean la participación de la mujer en la vida política y sindical. La doble explotación de la mujer, por su condición de género y por su condición de trabajadora no tiene consideración en esta reforma.


 


De los 37 bloques parlamentarios que existen en el Congreso, ninguno (con excepción de la izquierda) se juega programáticamente por los derechos de las mujeres, ni hablar del aborto legal. El problema de la independencia económica, un requisito ineludible para la emancipación de la mujer, es olímpicamente ignorado por los partidos del ajuste.


 


Los proyectos de nuestra bancada van en ese sentido, trabajo digno, salario igual a la canasta familiar, jardines infantiles gratuitos y de calidad, acceso a la vivienda popular, extensión de la licencia por maternidad y paternidad, propuestas legislativas que apuntan a socializar las tareas domésticas, para que la mujer no quede presa de la servidumbre doméstica.


 


Junto con la asistencia y refugio para las víctimas de violencia, hemos planteado la necesidad de crear un Consejo Autónomo de la Mujer, electo por padrón femenino de las mujeres mayores de 13 años, que funcione con independencia económica y política, para que las mujeres puedan establecer una política real por sus derechos.


 


Dijimos Ni una menos


 


Esta campaña por la “paridad” busca generar confianza en las instituciones del Estado, en momentos donde las masivas movilizaciones por Ni Una Menos cuestionaron todo el andamiaje estatal ante el recrudecimiento de la violencia sobre las mujeres. Los femicidios de Julieta, Yanet y Ayelén, que se suman a los 11 en un año solo en Mendoza, revelaron crudamente que los anuncios del gobernador Cornejo, no son más que pompas de jabón, y que cuando las mujeres se animan a denunciar, sólo reciben el destrato de quienes formalmente deberían protegerlas.


La libertad de Belén que conquistamos con la movilización callejera, es una muestra del ascendente de esta lucha que buscan descomprimir.


 


Los mismos que hoy defienden la paridad, han negado sistemáticamente, desde el 2007 a esta parte, la aprobación del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). 


Los partidos del régimen quieren desviar la atención de las mujeres que enfrentan el ajuste de Macri y los gobernadores sin distinción de género, hacia una propuesta electoral que nada tiene que ver con fortalecer una representación programática en beneficio de la mujer.


 


Actualmente el Congreso tiene la mayor composición femenina de su historia, un claro ejemplo de que la presencia de mujeres en los órganos de poder no sirvió para resolver las demandas más sentidas de las mujeres.


 


México tiene desde 2014 una Ley de paridad de género, que redundó en un crecimiento de la representación legislativa femenina, no así en cambios positivos de la condición de las mujeres en ese país, donde 7 mujeres son asesinadas por día por su condición de género. Allí las cárceles están repletas de jóvenes como Belén.


 


Un debate estratégico


 


El planteo de la paridad de género reavivó un debate histórico entre el feminismo de cuño burgués y pequeño burgués y el socialismo revolucionario en torno a la cuestión de la mujer.


 


El feminismo despotrica contra los privilegios masculinos para reclamar el derecho de las mujeres de las clases poseedoras a participar de ellos, aspiran a una igualdad formal dentro del actual régimen de explotación.


 


Las mujeres socialistas, por el contrario, aspiramos a revolucionar las relaciones sociales para terminar con cualquier tipo de opresión, donde la lucha por la igualdad jurídica solo es un medio para un fin, la liberación de toda la humanidad.