Mujer
26/9/2017
Respuesta a una provocación contra el PO y el Plenario de Trabajadoras

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El texto anónimo que se está distribuyendo por las redes sociales bajo el título “Basta de violencia machista en los partidos de izquierda” no es otra cosa que un ataque desembozado contra el Partido Obrero. Que sus autores o autoras hayan elegido la clandestinidad para lanzar este ataque se explica por su carácter calumniador. No merece otra calificación la especie difundida de que el PO estaría “encubriendo” a militantes o ex militantes denunciados por violencia de género.
1- El texto anónimo llega a la increíble conclusión de que “las resoluciones de la organización por las que se han expulsado violentos de género son parte de una trama encubridora en tanto esa misma organización se niega a poner estos casos de violencia de género bajo la luz pública”. Efectivamente, tal como afirman, el PO ha investigado y sancionado a los militantes denunciados por violencia de género, incluso con severidad. ¿De qué nos acusan entonces? De rechazar el método del escrache público a estos acusados, algo que compartimos con la inmensa mayoría de las organizaciones de izquierda que militan en el movimiento de la mujer. Sin embargo, lo que debe ser un debate de posiciones se ha transformado en una acusación, exclusivamente contra el PO.
El Partido Obrero debió abordar situaciones de violencia en sus filas. Como no podía ser de otro modo, una organización socialista no está exenta de que sus militantes sean alcanzados por la descomposición social del capitalismo, e incluso de que ejerzan violencia contra sus compañeras. En más de un caso, esta situación alcanzó a destacados obreros clasistas que cargaban con el peso de una tradición familiar opresiva y violenta. El PO separó o suspendió la militancia de estos trabajadores y se dio un curso para contribuir a la superación del comportamiento violento, en los casos que se consideraron pertinentes, para la construcción de una relación igualitaria entre estos compañeros, sus parejas y la mujer en general. Algunos de ellos volvieron a la militancia. Los “anónimos/as”, en cambio, practican una suerte de lombrosianismo feminista, la coartada que el feminismo liberal siempre ha levantado para separar a la lucha de la mujer de la lucha general de los trabajadores. El punitivismo, separado de cualquier acción transformadora de las conductas violentas o machistas, es un planteo de división entre la mujer y el hombre al interior de la clase trabajadora. Al servicio de este planteo de punición individual está la política de los escraches públicos que propugnan para militantes o ex militantes, y que implicaría para todos ellos, sin distinción, una condena social definitiva. Nosotros, por el contrario, sostenemos que la lucha por la transformación socialista de la sociedad es una apuesta a la transformación de quienes participan de ella, en el curso de esa misma lucha. Esta es nuestra experiencia no sólo al interior del PO sino también del movimiento piquetero, del cual fuimos y somos protagonistas, logrando que éste abrace la causa de los derechos de las mujeres como nunca antes había ocurrido en un movimiento de características similares, desde finales de la década del 90.
Con ello, no hemos hecho sino seguir la tradición histórica del movimiento socialista de la mujer, que ha propugnado una política para las organizaciones obreras dirigidas a erradicar el machismo y la discriminación de género por medio de la acción política y la persuasión. Pero, por la parcialidad del planteo, el direccionamiento contra el PO y el contenido del texto en sí, dudamos mucho que este debate sea del interés de los o las escribas del “anónimo”.
2- El texto reclama al Partido Obrero revisar las “prácticas militantes” que “servirían de sostén a la violencia patriarcal”, sin citar una sola “práctica” relacionada con la militancia partidaria que pueda tildarse de violenta de género o discriminatoria hacia la mujer. Todos los casos mencionados en el texto corresponden a situaciones relacionadas con la vida personal de los militantes involucrados. La “práctica militante” del Partido Obrero es antagónica a la violencia de género y a cualquier expresión machista y, por tal motivo, en determinadas circunstancias, cuando la investigación nos llevó a esa conclusión, las hemos calificado como incompatibles con la militancia socialista. Mucho antes de que el movimiento de la mujer alcanzara la dimensión actual, el Partido Obrero luchaba por todas las reivindicaciones de este movimiento –desde el fin de la violencia de género a la lucha contra la trata de personas. Nuestros compañeros son aliados de la lucha de nuestro movimiento de la mujer.
Nuestro partido anima una de las agrupaciones de mujeres más antiguas y sistemáticas del país entre las organizaciones de izquierda. Hemos desarrollado una lucha no sólo en el terreno de la delimitación programática, considerando a la cuestión de género como una forma de opresión del régimen social de explotación. También nos hemos destacado por actuar, en todo el país, en todos aquellos casos en los que se pone en evidencia la impunidad del Estado, tanto en hechos de violencia psíquica o física, como en casos de trata de personas u otras formas de violencia institucional y estatal.
En el Partido Obrero, la batalla por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito no está confinada al ghetto de alguna de sus “referentes mujeres”, como ocurre con los partidos de la burguesía mientras sus líderes –hombres o mujeres– pactan con el clero el cajoneo del aborto legal.
Por sobre todas las cosas, las y los militantes del PO hemos sido educados en la lucha por el fin de todas las opresiones, lo que implica luchar por una transformación social y por un gobierno de trabajadores. En cambio, quienes se autoproclaman “de izquierda y feministas” pretenden erigirse en jueces de una organización militante por los derechos de las mujeres y de todas las trabajadoras y trabajadores. Así, amalgaman hechos de diferente orden y, sentenciados por los autores o autoras del texto, ofrecen nombres y datos como carne de cañón para las patronales y para el Estado, homologando casos y situaciones que no tienen punto de comparación entre sí. Actúan con los métodos de la delación policial (o de la calumnia stalinista, que es lo mismo en lo que respecta a esta práctica).
3- El texto anónimo pretende “no colocarse al margen de las relaciones capitalistas o heteropatriarcales que hemos heredado”. Sin embargo, sus autores o autoras arriban a la conclusión contraria de quienes abordaron históricamente la cuestión de la mujer en esas “relaciones capitalistas”, es decir a partir de la lucha de clases. Nos referimos, no sólo el socialismo revolucionario, sino al movimiento socialista por la emancipación de la mujer en su conjunto, a lo largo de todo su derrotero. Esa conclusión es la siguiente: la superación de todas las formas de barbarie que anidan en el capitalismo, el cual ha “resignificado” al patriarcado para colocarlo al servicio de la opresión social general, comienza por la abolición del régimen de explotación del trabajo asalariado y la lucha por una sociedad conscientemente regulada por los productores de la riqueza social. En el curso de la lucha por esa emancipación social, batallamos por el fin de todas las lacras heredadas del pasado que hoy están presentes en la sociedad. Pero los autores o autoras del texto anónimo siguen el camino contrario: dicen “desarrollar una crítica y una práctica que nos permitan autoeducarnos conscientemente, revisando y cuestionando dichos mandatos y privilegios, algo que debería ser prioridad en todas las organizaciones de izquierda”. La prioridad, como se ve, no es la militancia revolucionaria, sino la “autoeducación” individivual. Desprovista la responsabilidad material y simbólica del régimen social de explotación, el fin de la violencia machista, por lo tanto, sería perfectamente compatible con la actual sociedad opresora, si los partidos que se reclaman revolucionarios practican esta suerte de constricción individual. En nombre de ella, los autores o autoras abandonan la lucha contra los partidos y Estados que cercenan todos los días los derechos de la mujer trabajadora, para en cambio descerrajar un ataque grosero a un partido que lucha todos los días por sus reivindicaciones.
4- ¿Se puede discutir la cuestión de los escraches? Claro, pero quienes dicen ser defensores de este método no han hecho ningún aporte –ni teórico ni mucho menos práctico– en ese plano: su ausencia de las luchas –incluidos los “escraches”– es total. Al pequeño burgués liberal le gusta usar las redes para ocultar su ausencia de la organización y de la lucha. Y eso que no han faltado oportunidades. Aunque el “escrache” no sea una práctica común a todas las organizaciones, el anónimo dirige su veneno contra el PO. Se han producido fuertes denuncias públicas por parte de las víctimas, un derecho que las asiste y que se transforma en una necesidad ante la falta de respuesta, en esos casos en los que el violador, y de eso hablábamos, se encuentra protegido por el Estado bajo alguna de sus formas. Así fueron los casos de Cristian Aldana y de Dante Palma, cuando acompañamos a víctimas que no eran escuchadas porque los autores de los agravios contaban con protección del Estado o de algún poder institucional. No es el caso de ninguna de las situaciones que involucraron a militantes o allegados al PO.
Otro capítulo del texto anónimo lo ocupa el atropello a denunciantes y víctimas que no dieron su acuerdo para efectuar el “escrache” ni con la calificación utilizada para con el escrachado. Las mujeres tienen derecho a tomar la palabra, no corresponde que sean sustituidas por otras u otros que se arrogan ese derecho de manera inconsulta. Esta realidad ha colocado a algunas compañeras en situaciones que ellas no buscaron por imposición de los o las autoras del “anónimo”. Esta actitud contrasta con el acompañamiento hacia las víctimas y el respeto de sus decisiones llevada adelante por los compañeros del Partido Obrero.
Ahora bien, ¿es el escrache el método “más extremo” para la denuncia de un violento? El escrache personal desprovisto de cualquier contenido de denuncia al Estado es la forma de desviar una causa, lo cual asume una profunda gravedad en estos tiempos de crecimiento de la organización de la mujer. Por cada mujer “salvada” por un escrache, objetivo que el anónimo dice perseguir, miles son introducidas en la violencia, ya que la personalización produce un efecto de confusión y desvía la denuncia sobre el régimen que produce y reproduce a escalas de barbarie esta realidad.
El escrache individual, en esas condiciones, pretende salvar las propias consciencias de quienes lo propugnan, con una acción reaccionaria que absuelve al Estado y desvía al movimiento de sus objetivos históricos. Para una socialista, éstos son derrocar al sistema de explotación y barbarie. Sólo así la mujer podrá ser liberada del yugo del sometimiento y de la violencia.
5- El movimiento socialista de la mujer ha propugnado una política para las organizaciones obreras dirigidas a erradicar el machismo y la discriminación de género por medio de la acción política y la persuasión. Del mismo modo, luchamos para que los sindicatos obreros aborden abiertamente la violencia de género con los mismos métodos, y denunciamos a la burocracia sindical –que es, en sí misma, la síntesis de todas las formas de violencia contra la organización obrera independiente– como cómplice de la violencia a la mujer. El feminismo liberal, en cambio, quiere sustituir esa intervención política por el punitivismo. De ese modo, reproduce al interior de las organizaciones obreras el método con el cual el Estado aborda la violencia de género, que consiste en servirse de este flagelo para reforzar su poder de coacción y represión.
El Plenario de Trabajadoras ha surgido y crecido a la luz de definiciones socialistas claras respecto del tema de la opresión de la mujer. La tendencia que expresa el anónimo es liquidacionista con relación al enorme movimiento que hemos forjado. Por nuestra parte, seguiremos trabajando para desnudar la responsabilidad del Estado capitalista sobre la opresión de la mujer y para hacer consciente que la violencia contra la fracción mayoritaria de la clase obrera es funcional a la reproducción de un Estado y un régimen fundado en la explotación social.
Seguiremos trabajando por reeducarnos en nuevos vínculos entre hombres y mujeres, entre identidades diversas, uniendo al movimiento de la clase obrera con la estrategia del socialismo, lo que plantea, en primer lugar, la consciencia de pertenencia de clase; seguiremos trabajando en la unidad de la familia obrera forjada en el compañerismo y en la lucha común contra la opresión, y no en el modelo familiar católico del capitalismo, que es el del sometimiento contra niños y mujeres, al servicio de la explotación capitalista. Seguiremos trabajando para erradicar todas las lacras del capitalismo de las filas obreras, ya sean aquellos que hacen a la violencia de género como los que suponen un trabajo más o menos consciente de complicidad con la intención del Estado de destruir a las organizaciones revolucionarias y todos los que se presenten.
Seguiremos desarrollándonos como corriente de la clase obrera por los derechos de las mujeres, en una lucha mancomunada junto a sus compañeros de clase.
Firmas:
Partido Obrero
Plenario de Trabajadoras
Vanina Biasi (PdT y delegada antiburocrática de la Comisión Interna No Docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA) - Carla Deiana (PdT) - Soledad Díaz (PdT Córdoba) - Jorgelina Signa (PdT Santa Fé y Concejal de Capitán Bermúdez) - Romina Del Plá (Dirigente antiburocrática docente, de la Coordinadora Sindical Clasista y de Tribuna Docente Nacional, candidata a Diputada Nacional por la Provincia de Buenos Aires) - Ileana Celotto (Dirigente de docentes universitarios y de la Coordinadora Sindical Clasista) - Soledad Sosa (PdT de Mendoza, Diputada Nacional) - Amanda Martín (Dirigente antiburocrática docente y candidata a legisladora de CABA) - Alejandra del Castillo (PdT de Tucumán) - Valeria Filgueira (PdT de Chaco) - Patricia Jure (PdT de Neuquén, diputada provincial) - Gabriela Jorge (PdT Salta) - Gabriela Cerrano (PdT de Salta, senadora provincial) - Cintia Frencia (PdT de Córdoba) - Paula Retambay (PdT de Jujuy) - Gloria Sáez (PdT de Chubut) - Natalia Gutiérrez (PdT de Santa Cruz) - Andrea Ruiz (PdT de Santiago del Estero) - Adriana Rabey (PdT de Santiago del Estero) - Dayana Yapura (PdT Catamarca) - Gabriela López Giménez (PdT Misiones) - Giuliana Paluci Arias (PdT de Villa Gesell) - Melisa Molina (PdT de Santa Fé) - Juliana Cabrera (PdT Caba) - Olga Cristóbal (PdT Caba) - Valeria Lobos (PdT Caba) - Patricia Pereyra (PdT Caba) - Rosalía Rodas (PDT Provincia de Buenos Aires) - Luna Palmada (Dirigente estudiantil, secretaria de la mujer FUBA) - Lucía Matera (Dirigente estudiantil, Presidenta CEFyL) - Noelia Vázquez (Dirigente estudiantil, Consejera estudiantil de la Carrera de Historia de la UBA) - Carmín Ríos (Consejera estudiantil electa de la carrera de Sociología UBA) - Radha Carrizo (Consejera estudiantil de la Junta de carrera de Sociología UBA) - Ana Laura Tornaquindici (dirigente del gremio de prensa y del PdT Caba) - María “Tango” Dotti (Mesa Nacional del Polo Obrero) - Liliana Rodríguez (Mesa Nacional del Polo Obrero) - Liliana Alaniz (abogada de APEL y del PdT Caba) - Claudia Ferrero (abogada de APEL) - Fabiola Ferro (docente universitaria de CABA) - María Flor Stevani (Delegada ATE y del PdT Provincia de Buenos Aires) - Amelia García (dirigente antiburocrática de Tribuna Docente Provincia de Buenos Aires) - Pía Garralda (Delegada de ATE, abogada de APEL y del PdT de la Provincia de Buenos Aires) - María Inés “Churi” Uro (Dirigente estatal y del PdT de La Plata) - Nora Biaggio (Dirigente nacional de Tribuna Docente) - Jimena Lettieri (Trabajadora del Hospital de Posadas y candidata a senadora por el primer cordón electoral de PBA) - Estela Ramazoti (Secretaría de Género y DD HH Junta Interna ATE INTA Castelar) - Tamara Sotelo (PDT Morón y de Tribuna Docente) - Ximena Arrecegor (PdT de zona Norte PBA) – Victoria Ojeda (PdT zona sur PBA) - Gabriela De La Rosa (Polo Obrero La Matanza y Mesa Nacional del Polo Obrero) - Agustina (Trabajadora del INTI, PDT PBA ) - Daiana Cabrera (Presidenta del Centro de Estudiantes de la UNGS, PdT PBA) – Cecilia Pourrieux (docente universitaria especializada en bioética, Prensa Partido Obrero) - Natalia Coronel (Dirigente Tribuna Docente y del PDT Formosa) - Lorella Morselli -(Dirigente Estudiantil y Consejera estudiantil electa en Trabajo Social UBA) - Olga Aguirre (Dirigente del Partido Obrero y del PdT de Misiones) - Sofía Benavides (Delegada del Gremio de Prensa y del PdT CABA) -Cecilia Bari (Secretaria Gral Atrana) - Belen de Huerto (Pdt La Rioja) - Valentina Viglieca (delegada de ATE Cultura, PdT Caba) - Belén Romero (PdT La rioja) - Yesica Gómez (PdT Tierra del Fuego) - Cristina Foffani (Concejal Partido Obrero Salta) - Siguen las firmas…