Mujer

23/10/2019

Se legalizó el aborto y el matrimonio entre personas de mismo sexo en Irlanda del Norte

Entrarán en vigencia a partir de febrero y marzo de 2020.

Desde que la Asamblea Legislativa (Stormont) norirlandesa colapsó en enero de 2017, producto de escandalosos casos de corrupción, Irlanda del Norte se encuentra bajo el comando directo de su histórico verdugo: el Estado inglés. Hace más de tres años los ciudadanos norirlandeses se enfrentan a la paralización de todas sus instituciones autónomas y el tratamiento de leyes fundamentales ha quedado suspendido.


En julio de este año, el Parlamento de Westminster aprobó extender la legalización del aborto y el matrimonio igualitario en el Norte de Irlanda si no se arribaba a un pacto para restaurar el gobierno en esa provincia antes del 21 de octubre. Mientras que en todo el Reino Unido el aborto es legal hasta las 24 semanas y en una amplia gama de causales, en Irlanda del Norte solo era legal en caso de que la vida de la madre corra peligro o si existe la posibilidad de daños permanentes y graves en su salud física o mental, quedando las malformaciones fetales y las violaciones excluidas de los casos.


A principios de este mes había tomado repercusión internacional un fallo favorable en el caso de Sarah Ewart, una norirlandesa a la que se le negó la interrupción de su embarazo en 2013, pese a que los médicos habían comunicado que el feto era inviable porque estaba formado fuera del útero. La jueza Siobhan Keegan dijo que la decisión se basó en esta ley aprobada por el parlamento británico.


Hasta los últimos minutos de este último 21 de octubre, los sectores oscurantistas “pro vida”, mayoritariamente enrolados en el DUP (Partido Unionista Democrático), hicieron lo imposible por convocar a una sesión extraordinaria de la Asamblea Legislativa, votar a un presidente del Parlamento con respaldo multipartidario y hacer aprobar una nueva ley que “proteja al niño por nacer”. Sin embargo, no lograron un acuerdo y el Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP) se retiraron de la Cámara, evitando que esta se consolide.


El DUP y su líder conservadora Arlene Foster recurrieron a todo tipo de consignas y referencias a la autonomía nacional de Irlanda, apelando a un sentimiento aún muy presente en la lucha de este pueblo por su independencia. Este palabrerío choca con las negociaciones que  su partido está llevando adelante con el imperialismo inglés sobre  los términos que tendrá el Brexit, para que no se afecten los intereses de este en la región ni cuestionar su control político y económico sobre Irlanda del Norte.  


Pero el pueblo norirlandés se muestra más asimilado a sus compatriotas del sur que se manifestaron masivamente y lograron la legalización del aborto en 2018. Las estadísticas muestran que en Irlanda del Norte un 71% se pronunció a favor del aborto y un 89% lo hizo en contra de la criminalización por aborto. Finalmente y contra la intentona conservadora,  la legalización del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo serán un hecho en el suelo norirlandés en marzo y febrero de 2020, respectivamente.


Los derechos de las mujeres y de las diversidades de Irlanda, lejos de venir del brazo del nefasto imperialismo inglés, vienen de la lucha del pueblo de Irlanda del Sur y del Norte, que empiezan a aflojar las cadenas que la atan hace siglos al patoterismo económico y político de la Reina y el  Westminster y a las oscurantistas y retrógradas iglesias católica y protestante.


¡Viva la lucha del pueblo irlandés por sus derechos!