Mujer

17/3/2018

“Trabajo sexual”: el caso alemán

La llamada ´industria del sexo´ es un negocio en franco crecimiento, producto de una crisis mundial que va mutando en formas económicas cada vez más parasitarias y deshumanizantes. Esta industria incluye a la prostitución de mujeres, de niñas y niños y de travestis; al turismo sexual; a la trata de personas; y a la industria del porno. La prostitución no afecta solamente a quienes la practican y deben llevar a cabo una actividad degradante y riesgosa para poder sobrevivir, sino que además constituye mediante la mercantilización de nuestros cuerpos uno de los elementos más fuertes de opresión del conjunto de las mujeres.


A pesar de todo esto, existe al interior del movimiento de mujeres quienes sostienen que la prostitución debe ser considerada como un trabajo cualquiera. Entre quienes defienden esta postura se encuentra AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina), una organización que surgió para enfrentar los atropellos policiales contra las prostitutas, pero que hoy enfrenta denuncias por proxenetismo. Su argumento es que todo trabajo es explotado y que no habría diferencia, por lo tanto, entre la prostitución y un trabajo en una fábrica. Sin embargo, quienes defendemos que las mujeres no se prostituyan no intentamos embellecer al resto de los trabajos, sino poner un límite a la explotación y degradación capitalista mientras luchamos por su abolición. 


Quienes hablan de “trabajo sexual” y no de “prostitución” proponen terminar con cualquier tipo de prohibición a su ejercicio, y asegurar derechos laborales y servicios de salud a las prostitutas. 


El caso alemán es ilustrativo de cómo estas políticas sólo llevan a un incremento del negocio para los estados capitalistas y los proxenetas, y a una mayor opresión no sólo de las mujeres que ejercen la prostitución, sino de las mujeres trabajadoras en su conjunto.


Alemania, el burdel de Europa


La prostitución en Alemania fue legalizada en el año 2002. “La idea de la ley, aprobada por el canciller Gerhard Schröder, era la de reconocer que la prostitución es un trabajo como cualquier otro. Las trabajadoras sexuales podrían de ahora en más tener contratos de trabajo, realizar demandas por pagos, y registrarse para obtener seguro de salud, planes de pensión, y otros beneficios. Explotar prostitutas seguía siendo ilegal, pero todo lo demás estaba ahora bajo el amparo de la ley” (The Telegraph, “Welcome to Paradise”, 2013). 


Quince años después, Alemania es la capital europea de la prostitución, con más prostitutas per cápita que cualquier otro país del continente: 400.000 mujeres atienden a 1.2 millones de hombres por día. Pero se calcula que sólo el 1% de las prostitutas posee en la actualidad un contrato legal de trabajo (DW. 02/07/2017).


Mega burdeles


Pascha es uno de los tantos mega burdeles que han florecido en Alemania luego de la legalización. Es el burdel más grande de Europa. Está situado en ciudad de Colonia, al norte del país. Cuenta con 12 pisos y 9.000 metros cuadrados de superficie, en los cuales aproximadamente 120 prostitutas atienden alrededor de mil hombres por día. “El principal ingreso de Pascha es el alquiler que recibimos de las chicas”, cuenta Hermann Müller, gerente nocturno del club (The Telegraph, 29/01/2015). Las prostitutas deben pagar 175 euros en concepto de “alquiler” al dueño del edificio más un impuesto de 25 euros diarios al Estado Alemán, lo que da un total de 200 euros por día, que son cobrados junto al alquiler de las habitaciones por estos nuevos proxenetas devenidos ahora en ´empresarios hoteleros´. Estas mujeres deberán ´atender´ al menos a cuatro clientes diarios para cubrir los gastos. 


“El sexo en Berlín es más barato que en ningún otro lugar”, dice el gerente de King George, un prostíbulo berlinés de tarifa plana, en el documental Sex: made in Germany (2013). Hasta julio de 2017, los burdeles de ´tarifa plana´ y la oferta de sexo sin preservativo estaban permitidos.


Sí, tarifa plana. All you can fuck: como un ´tenedor libre´, pero de sexo. Es decir una tarifa única para tener sexo con todas las prostitutas que el cliente quiera en un tiempo determinado. En los burdeles en donde existe esta “tarifa plana”, las prostitutas no pagan alquiler de habitación, sino que tienen sus ingresos garantizados “si atienden hasta 10 cliente por noche”. Las prostitutas inmigrantes llegan a atender “hasta 20 clientes o más”. 


En la actualidad el 65 % de las prostitutas en Alemania son extranjeras, mayormente de Europa Oriental, muchas secuestradas o manipuladas y obligadas a prostituirse. Gracias a la incorporación en 2007 de Rumania y Bulgaria a la Unión Europea, los proxenetas que introducen a las mujeres de estos países del empobrecido este europeo en el “negocio” de la prostitución pueden hacerlo de manera legal. El incremento de la oferta ha producido además un descenso de los precios, que tiene como contrapartida un aumento de la “competencia”, es decir del número de hombres por día con los cuales las prostitutas deben tener sexo para poder sobrevivir.


Prostitución 2.0


No sólo en los burdeles florece el negocio del sexo, sino también a través de internet. Existen decenas de sitios donde contratar prostitución. Los dueños se quedan con una ´comisión´ del 15% de la ´ganancia´ de las prostitutas. En el sitio gesex.de, por ejemplo, los ´servicios´ ofrecidos incluían sexo con vírgenes, sexo sin preservativos y sexo con mujeres embarazadas.


En una lista de precios y ´servicios´ que circula por internet se puede ver que las demandas sexuales de los clientes son cada vez más salvajes y humillantes para las prostitutas. En este sentido, la psicóloga alemana Dra. Ingeborg Kraus (SomoslaMitad. WordPress), plantea que lo que se evidencia es “el profundo proceso de banalización de la prostitución en los países que la han legalizado, donde la publicidad se encuentra en todas partes, incluso la guía turística oficial de Múnich ofrece promociones en distintos burdeles”. También comenta que es común que la gente joven celebre su graduación en un burdel, y que existen tours guiados por los burdeles de la ciudad de Berlín para los estudiantes recién llegados.


Curando el cáncer con aspirinas 


Las consecuencias de la legalización de la prostitución fueron el incremento del negocio para los capitalistas del sexo y el Estado Alemán, y el deterioro de las condiciones para las prostitutas, quienes en su mayoría llegan al ´oficio´ forzadas por las condiciones de pobreza de sus países de origen y son híper explotadas y sometidas por los proxenetas locales. Nada las diferencia de las víctimas de las redes de trata en cualquier país de Latinoamérica, o del Sudeste Asiático.  


El caso alemán es ilustrativo de cómo la legalización de la prostitución no representa una mejora de las condiciones para las prostitutas, sino una mejora de los bolsillos de quienes viven de la explotación de estas. 


La lucha para terminar con toda forma de opresión a las mujeres, es la lucha contra el régimen capitalista y patriarcal que se beneficia de ella.