Mujer

6/10/2016|1431

Vamos al Encuentro, contra el ajuste y por aborto legal


Trabajadoras, piqueteras, estudiantes, profesionales, organizadas o de manera independiente, viajarán de manera masiva desde todos los puntos del país al XXXI Encuentro Nacional de Rosario, impulsadas por las grandes luchas que dio este año el movimiento de mujeres a nivel nacional y la creciente inquietud de amplias capas de la población por la violencia que azota a la mujer.


 


Esta movilización se dará en el marco de un país sacudido por los despidos y las suspensiones, el tarifazo y una serie de reformas anti obreras, que el gobierno de Cambiemos y los gobiernos provinciales pretenden aplicar para descargar la bancarrota capitalista sobre la espalda de las y los trabajadores. El Encuentro será por ello un escenario de lucha contra el ajuste y sus agentes políticos, por los derechos de la mujer.


 


Abajo la Santa Alianza del ajuste


 


Macri, la CGT y la Iglesia Católica han pactado una tregua que apunta a contener un estallido popular anunciado, en un país que tiene un tercio de la población trabajadora en la pobreza, salarios y jubilaciones carcomidos entre un 10 y un 15% por la inflación y un cuadro de descomposición estatal creciente, con las fuerzas represivas fuertemente cuestionadas por su participación directa en el delito organizado, entre ellos, el narcotráfico y la trata de personas.


 


La injerencia del Vaticano en la política interna del país afecta por partida doble a las mujeres trabajadoras.


 


Por un lado, así como lo hizo el kirchnerismo en el pasado, Cambiemos sacrificó en el altar de los compromisos con la curia el derecho al aborto, práctica que se desarrolla en la clandestinidad y es la principal causa de muerte materna en nuestro país. El clericalismo avanza raudo en las escuelas públicas y privadas, la reproducción de esta ideología oscurantista es el principal bloqueo contra la educación sexual, que se expresa de manera negativa en el aumento del embarazo adolescente y el abuso infantil.


 


La Iglesia Católica constituye además una malla de contención para la lucha social contra el ajuste. Ha mediado entre el gobierno, la CGT y los movimientos sociales, para incorporar a estos últimos a un frente político por la “gobernabilidad” que garantice el ajuste que reclaman los capitalistas. Promueve el asistencialismo estatal, incapaz de resolver la pobreza, con el objetivo de bloquear la organización genuina por trabajo y mejores condiciones de vida.


 


La reapertura de las paritarias, el fin de la discriminación laboral, los jardines maternales, el rechazo al aumento de la edad jubilatoria, las licencias por violencia de género, la extensión de la licencia por maternidad y paternidad, exigen una denuncia en regla contra el pacto del ajuste y el papel de la curia católica en este armado reaccionario.


 


El Plenario de Trabajadoras y la Coordinadora Sindical Clasista desenvolverán como campaña central con el llamado a un Paro Activo Nacional para derrotar el pacto del ajuste, vinculándolo estrechamente con la necesidad de poner en pie una nueva dirección en los sindicatos.


 


Ni un Menos, Aborto Legal


 


Luego de las gigantescas movilizaciones por Ni una Menos, los partidos de Estado no han dado una sola respuesta real frente a este flagelo. El Plan Nacional de Acción contra la violencia se asienta en los mismos pilares que el que impulsó el Consejo Nacional bajo el kirchnerismo, tendientes a descargar sobre las víctimas la responsabilidad de su propio cuidado. Con un abultado presupuesto, la orientación del Consejo que dirige la feminista Fabiana Túñez es tercerizar en ONG la asistencia, un mecanismo para la cooptación de carreristas de Estado y un vehículo para la penetración de las sectas religiosas en la vida de las familias trabajadoras.


 


En el Ni una Menos también se reclamó por aborto legal, otra demanda olímpicamente ninguneada por la mayoría de los bloques parlamentarios, junto a la exigencia de que se respete el derecho al Aborto No Punible, hoy fuertemente restringido en casi todas las provincias del país, incluida la Capital.


 


El Encuentro de Mujeres también tiene que debatir un plan de lucha para se apruebe el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Para ello es necesario cambiar la orientación de una Campaña que se centra en conseguir firmas de diputados aislados, que no ha servido durante todo este tiempo para abrir un debate parlamentario y por el contrario, estuvo al servicio de generar falsas expectativas respecto del compromiso real con este derecho por parte de los bloques políticos del Frente para la Victoria, el PRO y el Frente Renovador (incluyendo fuerzas menores como el MPN o Compromiso Federal), que le han dado la espalda al tratamiento de este proyecto durante estos nueve años.


 


Luego de la victoria que significó la excarcelación de Belén, la joven tucumana injustamente condenada por un aborto espontáneo, la Mesa por Libertad de Tucumán convoca a un acto el sábado por la tarde para continuar la campaña hasta conquistar la anulación de la condena y su libertad definitiva. El método a seguir es el que la arrancó de la cárcel: el frente único de las organizaciones de luchan y la independencia política del Estado capitalista y sus partidos.


 


Por un movimiento de mujeres independiente del Estado y la Iglesia


 


El Encuentro de Mujeres presenta una enorme oportunidad para desenvolver un programa y una clarificación política respecto de la raíz capitalista de la opresión de la mujer.


 


Los partidos del régimen se han dado una método para desactivar un movimiento potencialmente revolucionario, atentos a la experiencia histórica sobre la vinculación inextricable de la lucha de la mujer y la lucha más general de los explotados por terminar con toda las formas de opresión. Se valen para ello de la cooptación estatal, los desvíos parlamentarios y la confusión que reina al interior del movimiento de mujeres.


 


El ENM expresa esta contradicción, entre la enorme movilización que suscita y un movimiento de mujeres que crece, y su dirección, formada por una coalición política entre el PCR, la Iglesia y los partidos de gobierno, que objetivamente funcionan como un freno en la lucha por los derechos de las mujeres.


 


Nuestra estrategia política es organizar un movimiento de mujeres independiente del Estado y la Iglesia que unido a la clase obrera se proponga derrotar el régimen de explotación capitalista. La separación tajante de los hombres y mujeres que representan los intereses de la burguesía resulta una condición sine qua non para luchar de manera consecuente por los derechos de las mujeres.