Como parte de una intervención de décadas en la lucha por el aborto legal, el Plenario de Trabajadoras-Partido Obrero ha participado y organizado intensamente la creciente batalla de estos meses en todos los terrenos: tanto en las calles y los lugares de trabajo y de estudio como en el debate legislativo. 

Durante la fase de exposiciones previas al tratamiento en las cámaras del Congreso, tomaron la palabra Vanina Biasi, dirigente nacional del PDT y luchadora del gremio no-docente de la UBA; Soledad Sosa, ex diputada nacional del PO-Frente de Izquierda y secretaria adjunta de la CTA Autónoma de Mendoza; Eva Gutiérrez, referente del Polo Obrero y trabajadora precarizada del Argentina Trabaja; y las estudiantes secundarias Camila Manfredi (del colegio Julio Cortázar) y Manuela Lavalle (secretaria del Centro de Estudiantes de la Escuela Rodolfo Walsh).

La diputada nacional bonaerense Romina Del Plá participó, como una de las cuatro firmantes originales del proyecto legislativo impulsado por la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, de la audiencia de presentación del mismo y de las diversas instancias de debate en comisiones. Allí destacó que su tratamiento legislativo “lo hemos arrancado luego de doce años de cajoneo parlamentario, con la enorme fuerza de la movilización popular, las que estamos aquí y las miles que en todo el país están luchando y han venido luchando por este derecho tan elemental, que tenemos que defender con este método de la movilización para evitar los lobbies clericales, que se van a desenvolver para tratar de frenar el avance de esta ley.

 

Las exposiciones

 “El aborto clandestino es un mecanismo de disciplinamiento social, una herramienta política contra las mujeres en general y particularmente contra las mujeres pobres del cual son absolutamente conscientes las iglesias que desfilaron por este estrado defendiendo la clandestinidad”, sentenció en su exposición del 11 de abril Vanina Biasi, quien afirmó que “durante toda su existencia los gobiernos que transitaron en este Estado nacional le han dicho a las mujeres de este país que si abortan son asesinas, que deben ir presas, que tiene que ocultar este tipo de prácticas.”

“Vengo a hablar en nombre de las mujeres pobres”: así inició su exposición del 19 de abril Eva Gutiérrez, quien marcó: “Basta de hipocresía: las mujeres no vamos alegremente a abortar; fuimos condenadas a ello por el Estado, responsable de las condiciones de opresión que llevan a la práctica del aborto clandestino: más del 50% de mujeres con salarios por debajo de los $12.000 pesos, un plan Argentina Trabaja en $4.800, una asignación por hijo de 1.000 pesos por cada uno; eso no alcanza para alimentar a ningún niño”. Su conclusión fue contundente: “Hay que darle la espalda a la Iglesia y acá se tiene que aprobar el derecho al aborto legal.”

 “Acá, a lo largo de las reuniones informativas, se ha tratado a los jóvenes como drogadictos, alcohólicos e irresponsables a la hora de mantener relaciones sexuales. Hasta se nos ha dicho a las niñas y adolescentes que ‘pensamos con la bombacha’ y no con la cabeza”, recordó Camila Manfredi el 24 de abril, señalando que “a estas personas con el afán de imponer esta postura anti-derechos, les decimos que justamente el movimiento secundario se viene movilizando por una educación sexual que nos enseñe a vivir nuestra sexualidad de una manera libre, placentera, consentida, segura y responsable” negada por la Iglesia y el Estado.

Soledad Sosa advirtió que, en un escenario político signado por el acuerdo con el FMI y el reforzamiento del ajuste, el Vaticano extorsionaba al gobierno nacional y a los gobernadores, ofreciéndose como un factor de contención “a la respuesta que sin lugar a dudas dará el pueblo trabajador” a cambio de que no se avance con la consagración del aborto legal y demás reivindicaciones del movimiento de mujeres. Y señaló que “la lucha contra la crisis económica que descargan sobre la clase trabajadora tiene que ir unida a la lucha por el aborto legal”.

“En el Congreso, se dijo no somos lo suficientemente maduras, inteligentes o coherentes como para decidir algo tan simple como sobre nuestros propios cuerpos. En el siglo pasado, con esos argumentos, a las mujeres no se le permitía el derecho al voto”, dijo Manuela Lavalle en nombre de las adolescentes en lucha, denunciando la injerencia de la Iglesia y en particular la tentativa de imponer en la ley que las menores deben pedir permiso a sus padres para la realización de la práctica. “Vamos por la completa legalización del aborto y que no exista ninguna objeción de conciencia que obstruya nuestro derecho a decidir”, advirtiendo sobre otro de los operativos en curso para limitar el alcance de la ley.