Obituarios

30/5/2022

“Blanquita” Nissin, ¡hasta la victoria siempre!

Una de las primeras sindicalistas clasistas que tuvo el Partido Obrero.

Blanquita y su gusto por las flores.

Con profunda congoja la regional Córdoba y todo el Partido Obrero despide a “Blanquita” Nissin que falleció en la mañana del 29 de mayo, en un nuevo aniversario del Cordobazo. Una luchadora incansable, madre de dos hijos, lectora voraz, trabajadora docente de profusa trayectoria y militante revolucionaria. Compañera de toda la vida de Mario Diamonte, actualmente referente de la agrupación “Plenario de Trabajadores Jubilados”. Más de cinco décadas juntos.

Blanquita, como le decíamos afectuosamente los que la conocimos, se incorporó a la organización Política Obrera (antecesora del PO) en los años ’70, cuando cursaba la carrera de Ciencias de la Educación en la Facultad de Filosofía de La Plata. Su ingreso se dio a través de la TERS, la agrupación juvenil del partido en la época. Como miles de jóvenes estudiantes abrazó la causa revolucionaria del proletariado y con esa firme convicción fue una de las primeras en llevar a la práctica la tarea de proletarizarse, que PO había resuelto para su joven militancia.

Tras su ingreso a la fábrica del vestido “Season” fue electa delegada, convirtiéndose también en una de las primeras sindicalistas clasistas que tuvo el Partido Obrero. Durante esa época también trabajó en la fábrica Kenia, que producía electrónica.

En el marco de la dictadura militar, Blanca fue la viva expresión de toda una generación que abrió el camino al desarrollo del clasismo en los lugares de trabajo. En el círculo del frente sindical, Blanca compartió militancia con Viviana Asrilant, compañera de Jorge Fischer, quien fuera asesinado junto a Miguel Ángel Bufano por la Triple A. Viviana explicó que “todos los que salíamos del movimiento estudiantil íbamos a la fábrica”, y recordó a Blanquita como “una gran compañera de ruta militante del Partido Obrero”, palabras que hacemos colectivas para el conjunto de la militancia.

Naturalmente, como resultado de su militancia, Blanquita tuvo que enfrentar con temple y abnegación el acecho de un régimen dispuesto a escarmentar este proceso. En las vísperas de la primavera camporista cayó presa de la dictadura por su actividad militante. La dictadura videliana no aminoró su entrega y disposición que permaneció desde la clandestinidad.

Durante estos años de su juventud, conoció a Mario con quien no solo compartió el amor de pareja, sino también, consecuente con sus convicciones, la lucha socialista durante toda su vida. Con la llegada de Sergio y Leo, sus hijos, forjaron una familia, y como no podía ser de otra manera, de conjunto afrontaron las vicisitudes y padecimientos que se impusieron a la clase obrera de nuestro país a lo largo de los últimos 50 años. Blanca con gran sacrificio terminó su doctorado en Ciencias de la Comunicación siendo ya madre de dos hijos, ya con una familia a cargo junto a Mario siguieron en la lucha, aun a riesgo de formar parte de la legión de detenidos y desaparecidos en la época.

Blanca siempre se destacó por su brillantez académica, su perceptible participación en numerosos talleres literarios, su rendimiento en los concursos la llevó al cargo de directora hacia el final de su vida laboral en la escuela. Participó de la primera marcha blanca federal de la docencia en la década de los 80. La foto de la tapa de nuestra Prensa Obrera del momento la reflejó en la primera línea de la lucha.

Toda una trayectoria vinculada a la función docente. Una luchadora que puso su esfuerzo militante para la construcción del Partido Obrero. Vale decir, como reflexiona Mario, su vida junto a Blanca fue más que una historia de amor, es la historia de una destacada generación de luchadores que la dictadura con sus métodos de terror, ni la democracia burguesa pudo aniquilar. De personas de esta madera y temple está hecha la historia de la militancia del Partido Obrero.

En los últimos años Blanquita fue afectada por una enfermedad mortal, contra la cual peleó por mucho tiempo. Con Mario, se trasladaron desde la gran urbe, donde habían pasado toda su vida, a la hermosa localidad de Santa Rosa en el valle de Calamuchita, para mejor pelearla. Rápidamente Blanquita y Mario se ganaron el afecto de toda la militancia del PO de la zona, que colaboró y acompañó hasta el final a estos queridos compañeros.

En su primera despedida Mario escribió: “Esta madrugada mi amada Blanquita, compañera de toda la vida, partió hacia otros espacios del tiempo y el universo. Nos despedimos en nuestra casa en Calamuchita en donde fue atendida hasta su último momento por las chicas que la cuidaban y amaban. Cuando el dolor me lo permita podré hablar más extensamente de esta inmensa mujer que fue Blanca. Ahora solo decir que fui un afortunado en la vida de haber podido compartir con ella más de 50 años de pareja. Hasta siempre mi amor. Mario”.

En estas horas tristes, de despedida, nos sumamos al sentido homenaje de todos sus seres queridos a Blanca, quien fuera una extraordinaria y gran mujer. Abrazamos fuerte a sus hijos Sergio y Leo, y a nuestro querido compañero Mario Diamonte, quien la ama infinitamente.

¡Hasta la victoria siempre, Blanquita querida!

 

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