Este miércoles, 13 de marzo, amanecimos con la triste noticia del fallecimiento de Fausto Martín como consecuencia de un paro cardiaco. Fausto era un activista, militante universitario y docente. Cómo estudiante de historia de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba siempre abrazó la lucha en defensa de la educación pública, tarea que continuó como docente de media.

Sus compañeros de la universidad lo recuerdan como un enorme luchador, honesto y buena persona. Fue fundador y constructor de la agrupación independiente “Enrique Barros”, integró órganos de cogobierno y tuvo una participación destacada en las huelgas educativas del 2005 y 2010, acompañó la toma del Rectorado en 2013 contra la acreditación de Psicología a la Coneau y también estuvo presente en la rebelión universitaria del 2018.

Siempre se encontraba en el frente de batalla con sus ideas y poniéndole el cuerpo, por eso no tenía problema en pararse en la primera línea contra los sectores reaccionarios o contra la represión, tal como sucedió en 2010 en la Legislatura cuando se desató una feroz cacería por parte de la policía en el marco de una movilización contra la reforma antieducativa de Schiaretti. Desde joven fue un laburador, por eso pudo volver a cursar gracias a la lucha que conquistó el doble horario de cursado, dé allí y de su familia se desprenden sus posiciones clasistas y de lucha.

Cuando ingresó a la docencia fue elegido delegado rápidamente formando parte de una nueva camada de activistas y jóvenes delegados que organizaron sus escuelas y coparon la asamblea de Capital desplazando a la burocracia celeste, proceso que fue la base para la constitución de la lista 2 Unidad Desde las Escuelas que avanzó en recuperar la Uepc Capital, un hecho histórico del que formó parte y del que se sentía totalmente orgulloso. En la actualidad también era integrante del colectivo de la Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthews.

Sus compañeros de trabajo lo definieron como un ser cálido y sencillo, muy querido entre sus colegas y amado por los estudiantes. Es que Fausto tenía todas las cualidades de los imprescindibles, era un enorme luchador, un gran compañero y sobre todo un tipazo. Abrazamos a sus familiares y amigos en estos momentos de profundo dolor.

Hoy el mundo es un poco más injusto porque perdimos a uno de los nuestros, pero el que murió peleando vive en cada compañero. Querido Fausto seguirás presente cada vez que levantemos las banderas por las que luchaste toda tu vida. Te fuiste pronto pero nos dejaste un legado enorme. Hasta la victoria siempre compañero adorado.