Se fue el Colo. Cómo describir a este enorme luchador si no por el vacío y las innumerables anécdotas que dejó su trayectoria política, sindical y sobre todo humana. Aldo era un trabajador siempre dispuesto a dar una mano. Sus habilidades como mecánico y electricista siempre estaban a disposición de quien lo necesitara. Durante años fue una parte imprescindible del armado de actos y picnics del Partido Obrero, subido en las alturas para colgar banderas y pasacalles, conectar equipos, levantar carpones y tinglados. Hace décadas que nuestro partido utiliza los escenarios desmontables, invento de Aldo, para poder armar rápidamente actos callejeros.

Muchos compañeros recuerdan su rol increíble en la ocupación y huelga de Atlántida, donde los obreros le pusieron Mac Giver porque siempre le dio una resolución técnica a la creatividad obrera y sus osados métodos de lucha en medio del menemismo y frente a la represión de la época.

Imposible no verlo en la toma de AGR-Clarín, poniendo en pie una enorme estructura con techo y paredes donde pernoctaban los compañeros de la UJS en las guardias externas. Imborrable el día que pudo ingresar clandestinamente a la toma junto a un compañero de trabajo y lograr lo que parecía imposible: conectar la luz y poner en marcha algunas máquinas para sacar la revista Viva de los trabajadores. Esa solidaridad la contagió a sus compañeros de Aerolíneas Argentinas, que aportaron miles de pesos al fondo de huelga en sucesivas colectas. Eso era el Colo.

Delegado de su sector en los hangares de Ezeiza por más de 20 años, Aldo era muy querido por sus compañeros y temido por la burocracia aeronáutica. Constructor de una oposición clasista en su gremio se lo pudo ver al frente de batallas inolvidables contra las patotas que terminaban huyendo cuando junto a sus compañeros se movilizaba a las asambleas que la burocracia pretendía regimentar.

Como militante clasista colaboró activamente en la agitación sistemática de su agrupación La Pista sobre todos los gremios aeronáuticos y ayudo a poner en pie oposiciones en varios de ellos. Hoy lo recuerdan los trabajadores de Tráfico Aéreo cuando todo parecía imposible de lograr y ahí estaba el Colo levantando el ánimo, impulsando la organización independiente del activismo.

No hay militante de este Partido Obrero que lo haya conocido, que no tenga algo para contar sobre este extraordinario compañero. Abrazamos a Nora, a Ismael, a Mica, a Romina, a Mariano, a Bruno y a todos los que pudieron conocerlo.

Aldo Busatto, “el Colo” hasta la victoria siempre.