Opinión

7/10/2020

A propósito de una obra sobre Mariano Ferreyra

Abogado. Artista. Militante de derechos humanos.

Daniel Peluffo @ojoobrerofotografia

Tuve oportunidad, hace unos días, de ver el extraordinario cortometraje dedicado a Mariano Ferreyra, presentado ante el Congreso de la UJS.

Lo considero un ejemplo en todo sentido. Artísticamente, no le falta ni sobra nada. Todo está allí.

La vibración de la lucha de Mariano, junto a sus compañeros, que osaron tomar el cielo por asalto contra una burocracia ruin y miserable, que se oponía al pase a planta de los tercerizados. El color maravilloso de esa lucha, desigual, osada, valiente. Y luego la muerte. Las balas de los infames que no podían, impotentes, parar esa lucha tan justa y necesaria.

El film retrata rigurosamente la enorme indignación popular ante ese crimen. Cómo fue la población de este país
la que colocó a Mariano como símbolo de lo más puro, de lo mejor que tenemos contra lo peor que pugna por subsistir, recurriendo a todas las formas de la abyección.

Retrata, también, cómo fueron sus compañeros de partido, con una tenacidad y decisión pocas veces vista en la historia de este país, los que impulsaron, desde la fuerza otorgada por el respaldo popular, el juicio y castigo de los responsables. No solo la de los chacales a sueldo, con sus anteojos oscuros, sino también la de los jefes agazapados de la emboscada cobarde y sus cómplices estatales.

En la danza sutil de esas fuerzas en pugna, la luz de Mariano no es la de un superdotado. Es la de un joven muy inteligente que no solo sabía pensar, sino que actuaba en consecuencia. Junto a muchos más, su luz fue guía de esta lucha, así como lo sigue siendo en las que hoy se desarrollan.

El contrapunto de las imágenes, exactas, precisas, sin incurrir en ningún efectismo, se combina con un texto muy bien desarrollado. La compañera que lo lee sabe exactamente que su tarea es la de explicar, ayudar a entender; no la de recargar con su timbre algo que, de por sí, está cargado de significado.

El protagonista de esta obra es, sin lugar a dudas, la lucha colectiva. Nadie está mejor capacitado para reflejar lo ocurrido que la lucha misma.

Es esta otra gran lección que nos deja la joven camada de militantes que hizo el film. Ha sabido dar con la vibración exacta del ejemplo de Mariano. Todos somos él, si no bajamos los brazos, si no perdemos el optimismo, la alegría de luchar por un mundo socialista, hoy -y nunca como hoy- absolutamente necesario.

Una lección que se contrapone a la forma en que el estalinismo concebiría una obra política. Primero estaría Stalin, no Mariano. Primero estaría Stalin, no la movilización popular que clamó contra su asesinato. Primero estaría el guía, el hombre del destino, el que explica y dice lo que hay que hacer, sin el cual no hay política que valga. Su palabra, su imagen, su visión insoslayable.

Nada de eso hay en esta obra plena de matices y fortalezas. Los dirigentes son aquí los que interpretaron la tarea de la hora, es decir, en cierto modo, cada joven que se suma a la lucha, junto a la vieja guardia que lo toma del brazo, sin asfixiarlo.

Así, muestra el film, se libró la lucha contra el crimen de Mariano. Organizados firmemente en un partido, junto al río de la Historia.

Bravo por esta delicada pieza de cámara que ha tenido el mérito de saber reflejarlo.

https://prensaobrera.com/mariano-ferreyra/