Opinión

30/6/2020

Brasil: la cuestión de la privatización del agua y de la compra de vacunas sin eficacia comprobada

desde Brasil

El Senado ha aprobado una medida que va a programar un mecanismo por el cual el abastecimiento de agua y el saneamiento (el tratamiento del alcantarillado, por ejemplo) será privatizado. Al mismo tiempo, Brasil anuncia un acuerdo con un laboratorio de Oxford, Inglaterra, que va a producir 30,4 millones de dosis de vacuna contra el Covid-19 sin saber si las vacunas sirven para combatir el virus. La producción puede llegar a 100 millones de dosis en caso que la eficacia sea comprobada; el país va a invertir 127 millones de dólares.


Los detalles


El gobierno, vía un plan diabólico de Paulo Guedes [ministro de Hacienda] y su equipo, con apoyo de Rodrigo Maia (DEM) y de Davi Alcolumbre (DEM) [presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, respectivamente], entre gallos y medianoche, abrió las puertas para privatizar el agua; dos empresas están en la mira: Coca Cola, empresa ligada al senador Tasso Jereissati (PSDB-CE), líder de la propuesta en el Senado, y Nestlé, gigante en la venta de agua mineral. Estas multinacionales están también en la mira por el monopolio del embotellamiento del agua y el intento de control del acuífero guaraní, espacio ubicado en la frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina que es capaz de abastecer a la población brasileña durante 2500 años.


La agenda encontró distraída a la población que muchas veces no sabe qué significa esta catástrofe. Los críticos de la propuesta alegan que la privatización encarecerá la cuenta para el consumidor y dejará regiones periféricas sin asistencia, puesto que ofrecerían poco lucro a las empresas del sector.


Aunque la población será perjudicada, la noticia fue presentada por el diario O Globo como un ingreso de millones de dólares destinado al saneamiento básico.


¿Cuáles son las conclusiones que podemos sacar de estos hechos?


Primero, los bienes primarios, como el aire, la tierra y el agua tendrían que ser patrimonio de toda la población. Si, por ejemplo, existiera una crisis hidráulica, el Estado debería abastecer este tipo de servicio básico. Ser dueño del abastecimiento del agua significa también poder manipular en el futuro los ríos y todas las fuentes naturales que históricamente estaban en manos públicas. Tenemos que recordar inclusive que en la última crisis de agua potable que sufrió el estado de Río de Janeiro en los comienzos de 2020, las botellas de agua mineral desaparecieron de los estantes de los supermercados y llegaron a costar 7 reales, en cuanto hoy cuestan 1,36 reales.


Segundo, el gobierno, en aquella reunión filmada que acabó siendo expuesta [se refiere a una reunión de gabinete de abril, cuyo video fue difundido por autorización de la Corte Suprema], y mostró las fallas del ministro Salles [de ambiente], ya anticipó que quería aprovechar el momento de la pandemia para implementar políticas antipopulares. Esta privatización forma parte de esa agenda nefasta de Paulo Guedes.


Tercero, ¿quién votó y quíén aceptó esta medida? Además de toda la derecha, también el PDT [la fuerza política del excandidato presidencial Ciro Gomes], el PSB y Rede [fuerza de la excandidata presidencial Marina Silva] votaron a favor. El PT no votó a favor, pero el gobernador de Bahia, Rui Costa (del PT), se pronunció a favor de la privatización y el presidente de Alerj [asamblea legislativa] de Rio de Janeiro, André Ciciliano, también del PT, alimenta la idea de la privatización de CEDAE (empresa pública que cuida el abastecimiento de agua en el Estado).


Cuarto, las empresas que tomarían control del agua son verdaderas aves de rapiña del sector. Actualmente la Coca Cola, por ejemplo, está siendo acusada por biólogos de secar las nacientes en Minas Gerais. Una asociación ambiental afirma que, en tres años, una fábrica afectó en el Gran Belo Horizonte varias nacientes y aguas subterráneas.


Las consecuencias


En relación a las consecuencias de la privatización, podemos tener una pérdida de control de un bien que puede en un futuro próximo tornarse vital para la población mundial, además de un encarecimiento brutal de su costo para la sociedad.


Sobre la vacuna


El otro punto que presentamos en este artículo es sobre una inversión millonaria en una vacuna de la cual nada se sabe. El gobierno de Bolsonaro, que cortó las becas de doctorado e investigación destruyendo toda la estructura de la ciencia brasileña, ahora habilita el uso de 92 millones de dólares para iniciar un estudio en nombre de un avance de la ciencia en Brasil.


Entendemos que el capitalismo está mirando esta pandemia con los ojos de un buitre. En otras palabras, está queriendo ver de dónde puede obtener lucro para sacar provecho de la crisis. Para entender la política funesta del gobierno brasileño en la historia reciente de Bolsonaro, tenemos un acuerdo con Trump. El presidente norteamericano está metido en la producción de un medicamento a base de cloroquina e hidroxicloroquina, enviando millones de dosis para Brasil exigiendo reembolso.


Esta nueva vacuna va a ser testeada solo en Brasil y Africa del Sur, lo que significa que el propio país donde está siendo producida (Reino Unido) no va a servir de cobaya.


Tenemos millones de motivos para estar alertas a una inversión de alta temeridad que aún puede colocar en riesgo a la población.


O Globo, que siempre ataca a Bolsonaro, en esta oportunidad intenta mostrar la imagen de que ahora la ciencia brasileña entró en el primer mundo.


Concluyendo


El gobierno de Bolsonaro ataca a la población, apelando a la posibilidad de poder usufructuar el agua al mismo tiempo en que invierte de forma sospechosa millones en la producción de una vacuna que no ofrece resultados garantizados.


Vamos a luchar por la nacionalización del agua y para que Brasil no sea usado como cobaya de la industria farmacéutica mundial.