Opinión

22/4/2022

Las caídas de Netflix y Meta (Facebook)

Nubarrones sobre Wall Street: señales de agotamiento de un ciclo.

Caída de acciones

Netflix en pocos años (fue fundada en 1997) se convirtió en la plataforma de entretenimiento dominante de internet, con un crecimiento global de usuarios que alcanzó 220 millones de suscriptores.

Cuando se divulgó la pérdida de 200.000 mil suscriptores, se produjo una caída del 35% en la cotización de la acción. La valuación bursátil se redujo en 56 mil millones de dólares en solo en 24 horas. Paso de ser idolatrada como una joya de Wall Street a la maldición de sus accionistas.

En un día se borró la imagen de fortaleza y crecimiento acuñado en años previos. La caída se trasladó a otras plataformas de entretenimiento. El súbito derrumbe está vinculado a la artificial valuación de la empresa impulsada por recompras de acciones de su propio directorio; en lugar que los fondos se apliquen a desarrollar nuevos contenidos o reducir la deuda (The Mottley Fool, 25/4/21)

Otro derrumbe de una joya de Wall Street sucedió hace semanas

En febrero ocurrió algo similar con las acciones de Meta (el nuevo nombre de Facebook) en la magnitud del derrumbe. Los precios de las acciones cayeron a la mitad (y no se han recuperado).

El impacto en los accionistas fue de pérdidas de medio billón de dólares en 24 horas. Y luego de ese recorte a dos meses de ocurrido los precios siguen cayendo. Aquí también el directorio se dedica a comprar sus propias acciones, en lugar de invertirlo en mejorar la plataforma (Barron´s, 3/2).

El nivel de subas de la bolsa es artificial, las empresas recompran sus propias acciones para facilitar ganancias de los accionistas en lugar de desarrollar la actividad productiva. Apple gastó 85.000 millones de dólares en la recompra de sus propias acciones durante 2021, para impulsar la valuación de la empresa que alcanzó 3 billones de dólares. Esta recompra dicen es un “reaseguro” para los accionistas, al ser la empresa quien impulsa la suba de sus precios y defiende la cotización de eventuales derrumbes (CNBC, 3/1).

Las compañías petroleras privilegiaron comprar sus acciones antes que desarrollar nuevos yacimientos. BP, Shell, Exxon Mobil y Chevron gastaron 38 mil millones de dólares en recompras en 2021 y no invierten en desarrollar mayor producción. Los altos precios que alcanza la energía se debe al parasitismo rentista de quienes manejan las empresas (Financial Times, 20/2).

El ajuste financiero debilita las finanzas y la economía

El capital financiero ha sido el beneficiario de las políticas económicas y financieras, desde hace décadas. Especialmente visible en el megarrescate de la banca global en la crisis del 2008 con mejores condiciones de liquidez. Pero hay señales de debilidad que reflejan los índices Nasdaq y las 500 empresas de mayor capitalización (SP500) que registran pérdidas en lo que va del año.

La inflación obligó a los bancos centrales a cambiar el rumbo con menor liquidez creando un escenario con sombras para las bolsas de Estados Unidos y de todo el mundo.

El cambio de rumbo también impacta en los compradores de casas que enfrentan la suba de tasas hipotecarias, con aumentos que ya alcanzan los mayores niveles en cinco años, frenando la solicitud de hipotecas y reduciendo la venta de casas. El boom inmobiliario también se frena con el ajuste financiero (Fortune, 22/3).

Las empresas estadounidenses tomaron prestadas cantidades extraordinarias de deuda que ahora se encarecen, impactando en el sector de menores calificaciones crediticias. Se esperaba un aumento gradual de las tasas de interés, que se ha transformado en un escenario de rápidas subas impulsadas por una inflación creciente (The Wall Street Journal, 20/4).

Las subas de las bolsas generan ganancia a los accionistas y aumentan la desigualdad social

Las acciones de las bolsas de Estados Unidos, y especialmente las de tecnología, han tenido una suba de sus precios facilitada por los bancos centrales con medidas excepcionales de bajas tasas de interés y facilidades para el endeudamiento. Las grandes empresas con acceso al crédito se endeudaron para comprar sus propias acciones y facilitar ganancias de capital a sus accionistas.

Esto ha sido un impulso a la desigualdad social sin precedentes, ya que solo una porción accede al crédito que facilita comprar acciones, el crédito opera como una transferencia de riqueza facilitado por el Estado. Lo que es publicitado como una señal de prosperidad (las subas de las bolsas) es en realidad una ganancia extraordinaria de una fracción de la sociedad en detrimento de la mayoría. (Quartz, 15/1/20).

Las subas de la bolsa aumentaron el parasitismo social

El 1% más rico de la sociedad son los principales beneficiarios de las subas de las acciones, “… según los últimos datos de la Reserva Federal” … “El 1% superior ganó más de $ 6,5 billones en acciones corporativas y riqueza de fondos mutuos durante la pandemia de Covid-19 , mientras que el 90% inferior ganó $ 1,2 billones” (CNBC, 18/10/21).

El dominio del capital financiero no generó prosperidad, solo ganancias de los rentistas incluso con la pandemia, cuando la actividad económica se hundió.

La inflación originada en el agotamiento del capital financiero se agrava con la guerra y comienzan las movilizaciones

Al giro de los bancos centrales hacia un ajuste financiero, se suma la guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia con mayor inflación y desaceleración del crecimiento según los pronósticos del FMI y el Banco Mundial (IMF, 19/4).

Aumentos de alimentos y combustibles ya están produciendo protestas y movilizaciones, en Perú contra aumentos de combustibles; en Irak movilizaciones contra el aumento del aceite y el gas; en Argentina las movilizaciones de los desocupados ocupan las calles; movilizaciones contra el aumento de la energía recorren todo el Reino Unido. En España se movilizan camioneros, pescadores y agricultores ante el aumento de los combustibles.

Los trabajadores tendrán una intervención decisiva en defensa de sus condiciones de vida en la nueva etapa que se abre con el agotamiento del ciclo dominado por el capital financiero y la guerra imperialista.