Opinión

4/5/2020

¿Por quién doblan las cacerolas?

Sobre el anuncio de que el próximo aumento jubilatorio se realizará por decreto. Y sobre cómo la crisis de la pandemia lleva a profundizar los problemas estructurales del país.

Defensor de la Tercera Edad

Se dice que la crisis es una oportunidad para el cambio. La clase política argentina, sin embargo, está demostrando que esto no es necesariamente así. Y que incluso puede suceder lo contrario.


Esta mañana el Jefe de Gabinete anunció lo que muchos suponíamos que se estaba por anunciar. El próximo aumento jubilatorio se hará por decreto. La decisión que podrá parecer justificada por el contexto de emergencia, es en realidad un síntoma de lo que se viene y que es lo mismo que se estaba viniendo en materia previsional en la Argentina, solo que acelerado por la pandemia.


El sistema jubilatorio argentino está mutando hacia un sistema de subsidios, cuyos montos son y serán cada vez más decididos de manera discrecional por la clarividencia de un líder. El hecho de que sea Anses el organismo encargado de pagar no solamente jubilaciones sino también asistencias como las AUH es una prueba de este proceso. Los diversos achatamientos de la pirámide que se dieron en los últimos años, bajo gobiernos de colores políticos distintos, y los achatamientos que se vendrán también son parte del mismo.


La clase política que ya era de naturaleza clientelar se vuelve más clientelar con la cuarentena. La emergencia le sirve para profundizar lo que hace años viene consolidando. Vale la pena recordar que en materia económica ya estábamos en emergencia y ya se había dispuesto un aumento por decreto hace pocos meses. El cual hemos denunciado por inconstitucional junto a los Drs. Tróccoli y Gil Domínguez.


Es por esto que el Presidente no habla de economía en sus anuncios, ni aparece a su lado ningún funcionario de esa cartera. A pesar de lo evidente que es la importancia del tema en un país que antes de la cuarentena ya estaba en emergencia económica. El Presidente no da explicaciones sobre economía pero después decide aumentos jubilatorios por decreto. Por otra parte reivindica la importancia de la salud pero a más de cuarenta días de iniciada la cuarentena todavía no se cuenta con la cantidad de tests necesarios para realizar a residentes y personal de atención de los geriátricos.


Mientras nos indignamos por otras cosas, algunas justificadas otras ridículas, la mayoría pasajeras, lo inexorable avanza silencioso. Mientras interpretamos si podemos o no salir a la calle, o vemos cómo ponernos el barbijo, la sagacidad del sistema político consolida una estructura del Estado y del país que será cada vez más regresiva, cada vez más inviable.


Las imágenes del 3 de abril, cuando miles de jubilados se mezclaron en las colas de los bancos con beneficiarios de la asistencia familiar, puede ser una postal del futuro. Y los criterios de proporcionalidad en el sistema jubilatorio podrán pasar a ser objeto de estudio de historiadores previsionales.


Ante la crisis, la clase política argentina, hoy de un color ayer de otro, hace lo que sabe hacer, generar pobreza para después clientelizarla. Ante la crisis, en lugar de cambiar de rumbo, apretamos el acelerador.