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22/12/1993|409

La descomposición del capitalismo acerca la Revolución

El VIº Congreso del Partido Obrero ha concluido sus tareas. Durante tres días de trabajo intenso —preparado por una amplia discusión preparatoria en los círculos partidarios, en el boletín interno y, en forma pública, en “Prensa Obrera”— los delegados de todas las regiones del país y los representantes de las organizaciones hermanas del PO (Causa Operaria, de Brasil; el Partido de los Trabajadores, de Uruguay; y la Organización Socialista Revolucionaria, de Chile) protagonizaron un elevado debate y elaboraron un conjunto de caracterizaciones políticas, plataformas programáticas, consignas y resoluciones para orientar la intervención del PO en la lucha de clases.


El Congreso debatió sistemáticamente la crisis mundial, caracterizada por la tendencia imparable del capitalismo a la depresión económica y por el impacto demoledor de esta tendencia sobre las economías estatizadas burocráticas. Analizó asimismo las consecuencias inevitables de esta descomposición mundial: crisis políticas, agudización de los choques imperialistas y entre el imperialismo y las naciones atrasadas (y sus explosivas consecuencias para América Latina) y el ataque generalizado de la burguesía mundial contra las conquistas del proletariado. Caracterizó el proceso de restauración en Rusia y en los estados que surgieron de la disolución de la ex URSS como una consecuencia inevitable del carácter social contradictorio de la burocracia y de su necesidad de una alianza aún más profunda con el imperialismo mundial frente a la impasse de sus regímenes y la insurgencia del proletariado (Solidaridad en Polonia, levantamientos obreros en toda Europa oriental, huelgas mineras en la ex URSS). Junto con esto, el VIº Congreso precisó los límites y las contradicciones que enfrenta la tendencia de la burocracia a convertirse en propietaria privada, y la del capital a colonizar los Estados obreros: la resistencia de las masas —que está lejos de haber sido quebrada— y los propios límites del mercado mundial capitalista, incapaz de “absorber” a los nuevos “socios”.


El VIº Congreso desmenuzó también las explosivas contradicciones que ha impulsado el “exitoso” “plan” Cavallo (quiebra de las finanzas públicas, desocupación, déficit comercial y endeudamiento generalizado, agudización de las desigualdades sociales, sometimiento a los capitales especulativos del exterior y a la banca internacional) y reafirmó la caracterización del Vº Congreso sobre el carácter parasitario del “plan” y sobre su agotamiento.


La caracterización del “pacto podrido” entre Menem y Alfonsín y del carácter reaccionario de la Constituyente que ambos han prohijado, fueron objeto de un pormenorizado debate, así como también la política del PO frente a la Constituyente reaccionaria. El Congreso resolvió que el PO debe denunciar sistemáticamente el carácter reaccionario de la Constituyente, cuyo objetivo es la instauración de un régimen de poder personal para ir a fondo en el ataque a todas las conquistas del movimiento obrero, a las libertades democráticas y para garantizar los beneficios y prebendas de los “privatizadores”. El PO debe denunciar,  también, el carácter reaccionario y manipulador de las supuestas “alternativas” del centroizquierda, que postula —nada menos— que otorgarle carácter constitucional a los tratados internacionales firmados con el imperialismo, que autorizan a éste a intervenir “democráticamente” en los países latinoamericanos. Sobre la base de esta denuncia política y de un programa de reivindicaciones de los explotados, el Congreso votó dirigir un llamamiento para constituir un frente de izquierda y combativo para las elecciones a la Constituyente.


En el curso del debate de la situación política nacional, se discutió largamente sobre la política de destrucción capitalista de  la previsión social, la educación y la salud públicas; las crisis explosivas de las provincias y de lo municipios del Gran Buenos Aires; la cuestión de la juventud estudiantil y de la mujer. El Congreso formuló caracterizaciones políticas frente a cada uno de estos problemas y recalcó la necesidad de que el Partido se dote de plataformas de lucha que sirvan de base a una tarea  partidaria sistemática de denuncia, propaganda, agitación y organización en todos los frentes de lucha.


En el curso del Congreso, el PO realizó también el balance de su propia actividad. De conjunto, la enérgica intervención partidaria en las luchas jubilatoria, sindical, estudiantil y su lucha por darle al activismo obrero y juvenil un eje político revolucionario de reagrupamiento frente al desbande de la izquierda democratizante, han dado como resultado un creciente protagonismo e iniciativa partidarios, un crecimiento electoral, una creciente influencia y autoridad políticas en el seno del activismo obrero y de la izquierda y un firme crecimiento partidario.


Redoblar la penetración en el proletariado industrial


El mayor logro político del Congreso del PO fue su esfuerzo por debatir, clarificar, caracterizar y elaborar una política y un pronóstico en referencia al movimiento obrero industrial, tanto en el plano nacional como en el internacional.


El Congreso caracterizó que las crecientes luchas del proletariado europeo —el fenómeno internacional más novedoso desde la realización del Vº Congreso del PO— constituyen, al mismo tiempo que el único límite objetivo, real, a la tendencia del capital en crisis a desvalorizar violentamente la fuerza de trabajo, y un enorme factor de crisis políticas en cada uno de los regímenes imperialistas, un “espejo” para la clase obrera mundial —en particular en Europa del este, la ex URSS y los EE.UU. En este sentido, el Congreso caracterizó que la lucha entre la burguesía y el proletariado industrial de los principales países imperialistas en torno a sus condiciones de trabajo y existencia es necesariamente el terreno fundamental de la lucha de clases mundial, y que así se manifestará cada vez más en el próximo período.


En el plano nacional, el Congreso caracterizó el retroceso sufrido por la clase obrera, como consecuencia de las derrotas de las últimas luchas. Al respecto advirtió que los avances de la burguesía no habían significado para ésta ninguna salida duradera ni tampoco la obtención de algún precario equilibrio social, capaz de asegurarle un apaciguamiento entre las clases. Por el contrario, el Congreso pronosticó una agudización de la lucha de clases como resultado de la necesidad del capitalismo de redoblar sus ataques contra las masas. La esencia del período actual es la sucesión de alzas y bajas, cada vez más amplias, en los choques entre las clases; es decir, la acentuación de la convulsión social y política.


El Congreso reafirmó que todo el destino de la presente crisis de la humanidad será decidido en el combate frontal entre el capital y los explotados, dirigidos por el proletariado industrial. Mientras la sociedad actual se base en la explotación del trabajo abstracto (plusvalía), el proletariado de la gran industria ocupará el lugar decisivo en el campo de los trabajadores. Asegurar el firme avance del PO en la gran industria significa comprender el período histórico corriente.


La intervención de la clase obrera industrial asestará el golpe firme al “plan Cavallo” y al gobierno menemista. Para eso es necesario organizar a la vanguardia obrera sobre bases programáticas socialistas revolucionarias y poner fin a la dominación de la burocracia sindical. El agotamiento del peronismo en el proletariado debe tener su correlato revolucionario. La preocupación por llenar el vacío dejado por el peronismo en el movimiento obrero es la preocupación fundamental del clero y del centroizquierda, los que están debatiendo ahora, precisamente, la oportunidad de proponer la formación de un “partido de trabajadores” —una tarea que excede las posibilidades del Frente Grande. Este PT está concebido como un nuevo obstáculo para los trabajadores argentinos en la lucha por su emancipación.


Es en las grandes fábricas donde está planteada en forma más acuciante la necesidad política “objetiva” —para el desarrollo del conjunto del movimiento— y “subjetiva” —para el desarrollo del propio partido— de superar a la izquierda democratizante y al centroizquierda. En esas grandes fábricas y empresas, son numerosos los activistas de izquierda que han sido desmoralizados por la política anti-revolucionaria de la IU pero que, al mismo tiempo, no han dejado por un instante de acrecentar su odio a la patronal y al gobierno y que “reclaman” una orientación política y una organización que los ayude a superar prácticamente a los democratizantes, y a dar una respuesta a la enormidad de problemas que diariamente plantea la agudización de los ataques capitalistas.


Profundizar la lucha política y fortalecer el trabajo de organización y reagrupamiento en las grandes fábricas: ésta es la tarea decisiva que ha establecido el VIº Congreso del Partido Obrero.


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El Congreso  finalizó sus tareas votando un nuevo Comité Nacional. El elevado grado de homogeneidad política puesto de manifiesto en el curso de todos los debates se reflejó en la elección del nuevo Comité Nacional: casi el 60%  de los compañeros elegidos al nuevo Comité Nacional recibió el voto de más del 90% de los delegados. Junto con esta reafirmación política de la orientación y la actividad del PO, el Congreso promocionó a un conjunto de nuevos compañeros —destacados constructores del PO— al Comité Nacional (que suman el 20% de la nueva dirección).


Con las estrofas de la “Internacional” —que marcaron el final de las deliberaciones del Congreso— se inició también una nueva etapa de lucha política:  la lucha por la asimilación política de las conclusiones del Congreso por el conjunto del partido, su periferia y el activismo obrero y juvenil y, a partir de allí, la lucha por llevar a la práctica las resoluciones y planteos del Congreso.