Partido

29/5/1998|586

“La política del Partido Obrero se ha convertido en un factor de la situación política”

Discurso de cierre del IXº Congreso del Partido Obrero

Luego de saludar el trabajo de los compañeros que desde la comisión de organización, en un número de 60, permitieron que este congreso se realizara a lo largo de cuatro días, Christian Rath comenzó recordando, en el discurso que pronunció para clausurar el IXº Congreso del PO, que cuando comenzó el congreso, la delegación de Neuquén estaba ausente por sus compromisos con la rebelión juvenil y docente en la provincia, y que los compañeros de Córdoba estaban pendientes de la ocupación de la cervecería Córdoba, y que el Congreso termina ahora con los compañeros de Neuquén aferrados a esta sucesión de movilizaciones, y con los compañeros del partido y los dirigentes de la multisectorial de Córdoba movilizados, rodeando la cervecería, ante la amenaza de desalojo, para que no pase el propósito del gobierno hambreador y que Cervecería Córdoba sea una victoria del movimiento obrero.


Lo que revela este inicio y este cierre del congreso, continuó Rath es nuestro compromiso con las luchas y la responsabilidad física del partido en la lucha de la clase obrera, de la juventud, de los trabajadores, en su organización, en su planteo programático y en la formulación de su táctica. Este ha sido uno de los componentes fundamentales en este noveno congreso: el rol del partido en la organización de los jóvenes secundarios, terciarios y los docentes en Neuquén, en el movimiento de lucha de Córdoba, en los desocupados de Tartagal, en el sindicato docente de Santa Cruz, en la huelga del pescado de Mar del Plata y en las nacientes organizaciones de la mujer trabajadora que están hoy organizando la lucha reivindicativa en los barrios. En un editorial previo a las elecciones de octubre, se decía que el Partido crecería significativamente en esas elecciones y que una parte creciente de los trabajadores y trabajadoras peronistas dirían ‘basta de verdugos’ y ‘basta de gobierno rabiosamente capitalista’. El movimiento nacionalista patronal que debutó llevando al terreno legal una serie de conquistas populares se ha transformado hace mucho en una agencia de la banca y del gran capital y en el peor enemigo de los trabajadores. Este congreso caracterizó el agotamiento del peronismo, su división y su enfrentamiento gangsteril y caracterizó también la vertiginosa menemización de la Alianza, que no hay que olvidarlo tuvo como punto de partida al conjunto de partidos de izquierda que formó en 1992 el Frente del Sur. Ya entonces dijimos que terminarían como agentes del FMI.


El congreso caracterizó además la quiebra de la estrategia de las direcciones opositoras que están atadas a la Alianza, que pretenden confinar a los trabajadores a una nueva espera en la expectativa del relevo del menemismo en el 99. El congreso concluyó, entonces, que nos encontramos ante una combinación históricamente explosiva: un peronismo en crisis; una oposición que va perdiendo todo rasgo popular; una situación de crisis capitalista creciente, que debe ser culminada con una organización independiente de los trabajadores, con un programa consecuente y con un partido revolucionario.


El mandato central de este congreso está inscripto, en parte, en la declaración de Córdoba: llamar a las organizaciones obreras a romper con los partidos patronales. Es el programa para construir el partido de la clase obrera y desarrollar las tendencias revolucionarias entre los trabajadores. El programa y la responsabilidad es convertirnos en factores activos de la creación de las organizaciones que plantea esta etapa. Votamos la tarea de dar paso a la unidad política y reivindicativa del movimiento obrero que asoma en Córdoba, en Tucumán, en Santa Cruz, en Mercedes, en Mar del Plata, en San Lorenzo, en el Gran Buenos Aires. Votamos movilizarnos contra la liquidación de la indemnización por despido y contra los despidos hormigas o masivos, contra los convenios flexibilizadores, por el reparto de las horas de trabajo, el salario mínimo de 1.200 pesos y la derogación de la reforma laboral. Votamos desarrollar las agrupaciones sindicales, junto a los activistas que están empeñados en recuperar los sindicatos. Votamos una conferencia de los desocupados para acumular toda la enorme experiencia, trazar una perspectiva y convertirlo en una potencia nacional, con un boletín, para, en palabras del compañero que me precedió, darle un horizonte de lucha y perspectiva independiente a una de las capas más combativas del movimiento actual.


Fue señalado que el informe de actividades del Partido Obrero fue casi un capítulo del informe de la situación política, lo que revela que el partido está actuando como un factor cada vez más potente en la lucha de clases y que es inescindible de los propios elementos que forman la situación política. Se dijo aquí, que no existe derrumbe del peronismo si no se lo sepulta, para que la nueva generación obrera que está rompiendo con él no permita que la historia vuelva atrás. El inmenso desafío que tenemos por delante es culminar los procesos políticos que otras generaciones, en procesos tremendamente combativos del movimiento obrero, ya desde la resistencia obrera a la ’Libertadora’, o desde la experiencia que se abrió con el ’Cordobazo’, dejaron truncos, y que hoy necesitan un desenlace, necesitan una salida, y en este escenario hay una diferencia pues el Partido Obrero es un actor de ese escenario.


Compañeros, nos hemos fijado metas y plazos para abrir nuevos locales, superar las cuatro mil suscripciones y los dos mil periódicos que vendemos en mano, porque la venta del periódico es un método fundamental de organización para enfrentar concientemente la ofensiva capitalista.


Constatamos un reimpulso de las luchas y un agravamiento de la crisis política. La Mañana de Córdoba, de hoy, dice que el paro activo de Córdoba y las luchas han paralizado al gobierno de la provincia y lo hacen dudar de su propio plan de reelección. La irrupción de los trabajadores cordobeses ha dado vuelta una situación en pocas horas y está quebrando al gobierno que es una colonia del menemismo, pero que, además, es la Alianza. Es necesario introducir en las organizaciones que tienen fines reivindicativos la conciencia de que la salida a esta catástrofe es un gobierno obrero, y es necesario que el partido comprenda que sólo se puede construir un partido desarrollando cada lucha reivindicativa para convertirla en lucha de conjunto.


Compañeros, este congreso ha sido en el plano internacional una escuela extraordinaria. Se han verificado aquí las caracterizaciones centrales de nuestro partido respecto a la crisis económica internacional. Ocho años atrás, con la caída del Muro de Berlín, dijimos que estábamos en presencia de una perspectiva de derrumbe de regímenes políticos y gobiernos por una crisis internacional, la más importante, la más general y la más aguda después de la segunda mundial; Julio Magri dijo, entonces, ‘sí, somos un partido de lucha contra el catastrofismo capitalista’. Hoy el mundo entero se pregunta hasta donde llega la quiebra del Japón y de los tigres asiáticos, y este congreso está sesionando en el mismo momento del comienzo de una revolución en Indonesia.


Este congreso no solo volvió a caracterizar las crisis inevitables en lo que ellos llaman los ‘mercados emergentes’; fue más allá al caracterizar el desenvolvimiento de la crisis en Estados Unidos y el rol de esta crisis en la creciente crisis mundial.


El congreso valoró el proceso que están viviendo las masas en este enfrentamiento, con ese pequeño pero revelador testimonio de los obreros rusos en Samara, donde el comité de huelga ha enarbolado un programa político contra la restauración capitalista y por el gobierno obrero.


Este congreso tomó la decisión de marchar a la convocatoria de una conferencia internacional para dar una política frente a esta catástrofe. Por lo que podemos decir que el movimiento por la refundación inmediata de la Cuarta Internacional no se detiene, está en marcha y que nuestro compromiso aquí es construir la Cuarta y desarrollar el compromiso internacionalista de luchar por la dictadura del proletariado en nuestras propias fronteras.


Compañeros, algunos congresos sesionaron bajo la dictadura militar y sirvieron para organizar y mantener una organización revolucionaria en la más dura de las clandestinidades; otros sirvieron para pasar de esa clandestinidad a la lucha contra los estafadores democráticos. Nos delimitamos de las tendencias de adaptación de la izquierda democratizante a la democracia burguesa y demolimos con la crítica al plan Cavallo, cuando apenas había nacido.


Este noveno congreso ha sido el del rigor con nosotros mismos, para prepararnos al desafío de fundirnos con la nueva generación obrera que rompe con el peronismo y busca un nuevo horizonte político. Ha sido en este congreso que concretamos la perspectiva que nos planteamos hace mucho tiempo y la que hoy nos planteamos consumar.


Compañeros: clausuro el congreso, como planteó Jorge en Parque Centenario, de un partido que se enorgullece de su democracia interna, de la selección sistemática de sus dirigentes, y lo clausuro con el tiempo cumplido en exceso, para que no perdamos un sólo minuto en el gran desafío que tenemos en sólo seis días, traer con nosotros a los trabajadores que han roto con sus verdugos, a esta nueva tribuna internacionalista por la que hemos luchado durante tanto tiempo.


Para hacer avanzar la vieja consigna: trabajadores del mundo uníos, porque los obreros pueden y deben gobernar.