El jueves 20 por la tarde, como consecuencia de un accidente automovilístico, falleció Marcela Nari.

Marcela y Eduardo Sartelli, quien integra la lista de legisladores del Partido Obrero para las próximas elecciones de la Capital, esperaban un hijo en los próximos meses. El accidente ocurrió en una ruta de la provincia de Buenos Aires, en uno de esos tramos de mantenimiento precario, no en­tregado todavía a la explotación de alguna de las voraces corporaciones explotadoras del peaje.

El azar y la tragedia se han combinado por esos mecanismos sutiles del drama personal y so­cial de nuestra época. Conozco a Eduardo por la la­bor profesional y militante compartida en la Uni­versidad de Buenos Aires y, por su intermedio, a su compañera, también docente e investigadora. Me consta el respeto de sus colegas por su profesiona­lismo y una carrera sin concesiones. En la anterior campaña, ambos habían suscripto el llamamiento del Comité Independiente de apoyo a la fórmula presidencial del Partido Obrero. Con estas líneas, al expresar mi solidaridad y mi apoyo a Eduardo en esta circunstancia, así como a la familia de la pareja, sé que expreso también el mismo senti­miento de todos quienes, en el Partido y fuera de él, sabemos de su integridad y calidad personal.