Partido

7/2/2003|789

Pic-nic del Partido Obrero: Así es el recreo de la familia piquetera

El domingo 26 de enero, alrededor de 600 compañeros disfrutaron, en un ambiente de plena camaradería y solidaridad, del gran Pic-nic organizado por el Partido Obrero en el Parque General San Martín.


Se trató de una verdadera instancia de confraternización y esparcimiento de quienes durante el último tiempo compartimos cientos de movilizaciones, cortes y actos, y nos sumamos a la tarea de construir el PO y el Polo Obrero. Por la cantidad y el carácter de sus participantes –militantes, simpatizantes, compañeros que por primera vez se acercaron a una actividad de estas características–, por la repercusión que tuvo y por la enérgica movilización política puesta en juego, fue sin lugar a dudas el mayor y mejor Pic-nic que se haya organizado hasta el momento.


Frente a la desorganización promovida por la crisis capitalista y el ataque constante que el régimen ofrece a  las familias obreras, el Pic-nic del PO resultó ser todo un desafío. Demostramos que por el sólo hecho de poder organizar nuestra propia recreación y esparcimiento, las familias piqueteras tenemos reservado un lugar en la historia, marchando con la convicción de que vamos por el camino del triunfo. Lo que queda en relieve es la elevada y creciente homogeneidad política del Partido y la alta conciencia de sus participantes, en especial de los delegados del Polo Obrero.


Reinó un clima de libertad. Los compañeros disfrutaron del río, jugando al truco o al fútbol, viendo videos en el stand del Ojo Obrero o leyendo Prensa Obrera. El buffet resultó ser una maravilla, al punto de que el “almuerzo” duró en realidad hasta muy entrada la tarde. Mariano Luque le puso el tono de chacarera y zamba que exigía la jornada.


Un lugar destacado merece la organización de la recreación infantil. No sólo por la “oferta” de actividades –juegos, dibujos animados, pileta (aunque algunos chicos no pudieron entrar por las restricciones que ponía el camping), castillo inflable, manualidades, canto, etc.– sino por la perfección milimétrica con que se llevó a cabo. Jugaron en ello un papel destacadísimo los compañeros de la juventud del Partido.


Cerca de diez horas de duración del Pic-nic no dieron pie a un solo segundo de aburrimiento.


En el acto de cierre habló Eduardo Salas, poniendo de manifiesto que se avecinan jornadas de luchas para las que debemos prepararnos en la perspectiva de dar una salida obrera a la crisis capitalista. También hizo mención a la importancia de que los niños, los hijos de los piqueteros, hayan pasado uno de sus días más espléndidos junto a sus familias (ver “Carta de Yohana”); es la demostración de que el movimiento piquetero y la organización política de los trabajadores han penetrado hasta las entrañas mismas de la sociedad y de su vida cotidiana.


Por todo esto fue un Pic-nic que mira hacia delante, hacia el futuro de la lucha presente.