Entre el jueves 3 y el miércoles siguiente se vendieron 500 periódicos, con un día volcado por entero al armado de boletas para el comicio y que, por lo tanto, ‘tiró’ el promedio hacia abajo. El salto revela un interés político superior al de días atrás (la mesa de la peatonal se ha convertido en un centro político, con compañeros que se acercan para debatir o anotarse como fiscales). La campaña, de eso se trata, tiene el objetivo de colocar 2.000 periódicos hasta el día del comicio y dar lugar a un empadronamiento masivo de relaciones. La actividad con la prensa se prolonga en las paradas de los colectivos, en las calles de mayor tránsito, a la hora de regreso de la jornada laboral, y en los barrios, en los que se deja al iniciar la recorrida y se vuelve después para tener una conversación, luego de que el compañero ha tenido la prensa en sus manos.