Altamira en Tucumán: “El Bicentenario y la Argentina de hoy”
La independencia nacional se va a alcanzar en una perspectiva socialista, en unidad con los trabajadores de todo el mundo y con la consigna de la unidad socialista de América Latina.
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En su exposición en la Universidad Nacional de Tucumán, Altamira destacó que “cuando una nación trata a los banqueros internacionales con mayor privilegio que a los ciudadanos que la construyeron, queda claro que es una colonia”.
Casi 350 personas llenaron el aula central de la Facultad de Derecho de la UNT para escuchar la charla de Jorge Altamira, “El Bicentenario y la Argentina de hoy”. Los medios de comunicación reflejaron ampliamente la visita, advirtiendo su carácter polémico en relación con el conjunto de los actos “oficiales”: es que en una provincia bombardeada con “festejos” y el pavoneo de la plana mayor del Estado rindiendo homenaje a la Independencia (jueces, diputados, ministros, rectores), el Partido Obrero alzó una voz firme para dejar en claro que el carácter colonial del país se mantiene 200 años después.
La declaración de la Independencia del 9 de julio de 1816 -explicó Altamira en la charla- se dio en una encrucijada histórica particular: mientras se luchaba por terminar con la dominación española en América del Sur, avanzaba la penetración del pujante capitalismo inglés, desarrollando un colonialismo de nuevo tipo que sería determinante de todo el proceso político posterior al Congreso de Tucumán: la división del territorio oriental, la incapacidad para formar un Estado Nacional, las guerras civiles, la consolidación del puerto de Buenos Aires bajo el gobierno de Rosas y, muy especialmente, la guerra contra el Paraguay, en 1865, que consagró la división de los Estados del sur en función de los intereses británicos.
Altamira contrastó el carácter contrarrevolucionario de esa guerra y que dio lugar a la balcanización de América de Sur, con el carácter revolucionario de la guerra que, para la misma época, se desarrolló en América del Norte, que puso fin a la esclavitud y dio lugar a los Estados Unidos.
El fenómeno de fondo
Altamira hizo eje en la necesidad de captar el fenómeno de fondo que marca este bicentenario. La clase social que conduce el país, la burguesía argentina, es la misma en los últimos 200 años. Aunque su fisonomía ha cambiado -obviamente- con el desarrollo histórico, no sus intereses. Bajo su conducción, Argentina se declaró independiente, pero se mantuvo como colonia, girando en torno de los intereses del capital extranjero, al que burguesía argentina está aliada de un modo estructural. Pero, en 1816, el capitalismo al cual se orientaba la burguesía argentina, era un capitalismo naciente. Hoy, en cambio, es un capitalismo moribundo y no desarrolla ningún interés social progresivo, sino la sangría de las masas. Un ejemplo claro es el caso de los fondos buitre y los jubilados: “Cuando una nación trata a los banqueros internacionales con mayor privilegio que a los ciudadanos que la construyeron, queda claro que es una colonia”.
La independencia nacional se va a alcanzar en una perspectiva socialista, en unidad con los trabajadores de todo el mundo y con la consigna de la unidad socialista de América Latina.