Partido

3/11/2011|1201

Ana Galliani

Ana fue una luchadora de toda la vida. Peleó en las buenas y en las malas. Por sus hijos, por sí misma. Por el hospital público. Por el socialismo. Solidaria, cabeza dura a veces, amiga. Vinculada por décadas a la vida del Partido Obrero, Ana se destacó en la lucha por una nueva dirección en ATE, y fue pionera de la batalla contra la precariedad laboral en el gobierno de Menem y Duhalde.

Como enfermera en el hospital Eva Perón (ex Castex) a principios de los ’90, Ana desarrolla lo mejor de sí como militante y luchadora sindical. A poco de ingresar, encara con otras compañeras la lucha contra el desguace y privatización de áreas periféricas del hospital, proceso generalizado en la provincia de Buenos Aires.

En esos años aparecen lo que alguno llamó las tres mosqueteras del Castex de San Martín -una, claro, era Ana. Recuperan la Comisión Interna de ATE del hospital, con Ana como secretaria general, y se convierten en el dolor de cabeza de la burocracia y de las autoridades. Revolucionan el hospital y son un factor clave en las luchas hospitalarias de la provincia en los años siguientes. Todas éstas tuvieron a Ana como protagonista: la puesta en pie de listas independientes en ATE -que encabezó más de una vez en la provincia-, las batallas conjuntas con la Cicop contra la degradación de las leyes laborales, la defensa del hospital público contra el proceso de privatización menemo-duhaldista. Hay que enfatizar la pelea que quebró la precarización laboral con la huelga de 18 días de los trabajadores del Castex en 1998, obteniendo el ingreso a planta permanente de 270 trabajadores del hospital -y obligando a Duhalde a efectivizar a 4.000 contratados en el resto de los hospitales provinciales, temeroso de una oleada huelguística tras el triunfo en San Martín. No hubiera sido posible sin la conducción de Ana y la Comisión Interna clasista. En la crisis de 2001 y la emergencia del movimiento piquetero, jugó un destacado papel para integrar al hospital a las asambleas y planes de lucha piqueteros. Lo entendía, como era, parte de la lucha obrera de la época.

Sus últimos años fueron una batalla por su salud. Primero enfrentando una durísima operación de columna. Después, la pelea contra el cáncer, que dio con una enorme entereza. Ana dejó una estela. En el partido y en el hospital. Hasta días antes de su muerte, hinchaba por el voto a Altamira. No sé si lo pudo hacer.

Quiero abrazar a sus hijas y a su hijo que recibió la noticia fuera del país. A su compañero Marcelo. A sus compañeras y compañeros de lucha de tantos años.

Anita, hasta la victoria siempre.