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30/8/2007|1007

Barranqueras: Llevemos la lucha piquetera al Concejo

Para sacar al Chaco de la miseria y el atraso social, económico y cultural, indefectiblemente tiene que haber un gobierno obrero-campesino. Hay que cambiar de cuajo este sistema y eso requiere un programa socialista.


Las medidas más urgentes a tomar son las referentes a salud, trabajo, vivienda y salarios.


Barranqueras, tercera ciudad en importancia del Chaco, con aproximadamente sesenta mil habitantes, no cuenta con un hospital. El centro de salud de mayor concurrencia, donde se atienden hasta pacientes de la vecina localidad de Vilelas, no dispone de camas para internación ni tiene una ambulancia. Cuando hay una emergencia, hay que solicitar a la comisaría el traslado a Resistencia, al Hospital Perrando, en patrullero. Tampoco dispone de profesionales especializados (cardiólogos, oculistas, neurólogos, etc.). Los niños concebidos en nuestra ciudad, no son barranquereños, sino resistencianos, ya que tampoco contamos con sala de partos.


De los treinta y cinco barrios de Barranqueras, ninguno cuenta con asfalto, ni cloacas. El asfalto pasa únicamente por donde desfilan los autos último modelo de los funcionarios y la vía del Mercosur.


La pobreza estructural es cada vez más angustiante, proliferan las villas, que crecen por el éxodo de los campesinos y aborígenes expulsados de sus tierras.


Es una ciudad dormitorio, debido a que los pocos afortunados que logran trabajar lo hacen en Resistencia o en Corrientes. El puerto, que en los '60 y '70, generaba vida, trabajo y crecimiento económico, hoy es mudo testigo del desarraigo de las familias que emigran buscando trabajo en otros lugares. Las grandes fábricas como la ex Claiton, Bunge y Born, Grafa, hoy desmanteladas y con sus chimeneas inactivas, conforman un triste cementerio industrial, lleno de ratas y ruinas.


La hilandería Ucal, veinte años atrás era parte de la floreciente Barranqueras, con cientos de obreros produciendo. Actualmente tiene no más de veinte obreros con trabajo precarizado.


La desocupación y el clientelismo político van de la mano. El radicalismo gobierna la provincia desde hace ocho años. El balance “positivo” de estos últimos cuatro años ha sido que en Barranqueras “se ha incrementado en 9.000 los bolsones de alimentos para los más necesitados”. Los pocos comedores existentes en las barriadas, que dependen del Estado, tienen como condición que sólo coman los niños de hasta seis años de edad. La desnutrición en niños y adultos es cada vez más criminal. El hacinamiento en los hogares humildes es cada vez mayor, debido a que la maternidad precoz avanza, por falta de políticas de salud y educación. Las madres desnutridas dan a luz niños desnutridos.


La drogadicción y el alcoholismo son disparadores de la delincuencia juvenil. Al marginarlos, el Estado les pone literalmente un arma en la mano. Luego los detiene y los tortura.


Para que en Barranqueras se revierta esta situación y se transforme en una ciudad pujante, es preciso que gobernemos los trabajadores, que haya un programa socialista que promulgue una ley que obligue a que el 70% de la materia prima se industrialice en el Chaco (algodón, girasol, cuero, madera, soja) generando fuentes genuinas de trabajo.


Llevamos la lucha piquetera al Concejo porque queremos instaurar el socialismo.