Partido

5/1/2012|1208

Bienvenido 2012, Convocamos al XXII Congreso del Partido Obrero

Los términos y los objetivos de una gran movilización política

El próximo Congreso del partido tiene lugar en circunstancias especiales, que no se le escapan a ningún militante. Al desarrollo de la crisis mundial -que ha alcanzado ya, abiertamente, dimensiones de crisis políticas en los Estados más poderosos, así como resistencias, luchas y alzamientos populares en numerosos países, incluidos esos Estados-, se añaden por lo menos otros dos fac-tores: por un lado, el derrumbe de la gestión económica del oficialismo y el comienzo de una crisis política (que emerge inmediata-mente después del triunfo plebiscitario del gobierno); por el otro, el desarrollo del Frente de Izquierda en el terreno electoral -que alcanza, por lo tanto, a masas más amplias de aquéllas que participan en los movimientos activos de la juventud o los sindicatos. La conjunción de la crisis oficialista y del avance de la izquierda se manifiesta de manera especial en los sindicatos, donde se acentúan, al mismo tiempo, la tendencia a la descomposición de la burocracia y el despertar de la nueva generación a la lucha y a la política socialista. La bancarrota capitalista ha dejado planteada, con diversos grados, una cuestión de poder en numerosas naciones -lo cual significa que esta cuestión del poder tiene un carácter internacional. Lo mismo se puede decir, con carácter de pronóstico, para la crisis del gobierno kirchnerista en Argentina. Es necesario que abordemos, a la luz de esta nueva situación histórica, la situación revolucionaria que tenderá a crearse en Argentina, así como la conexión objetiva y subjetiva de esta tendencia con la crisis mundial.


Esta caracterización hace necesario que pongamos al día nuestro programa -o sea las reivindicaciones, los métodos y la organiza-ción del partido. Menos que nunca se pueden separar o abstraer los trabajos políticos locales o sectoriales de la crisis mundial. Es necesario un gran debate dentro de nuestra organización. Por otro lado, el involucramiento en este debate de todos los activistas combativos en el movimiento obrero y la juventud, así como en la traducción de sus conclusiones en el campo de la lucha, será el eje del reclutamiento partidario -o sea del desarrollo de un Partido Obrero poderoso. El carácter estratégico que debemos imprimir a nuestra lucha cotidiana se hace más imperioso que nunca. Por eso, el Congreso tendrá lugar del 6 al 9 de julio próximo, para contar con cinco meses de debate y de campaña política. Esto nos da la oportunidad de reclutar a los nuevos cuadros que hemos acercado al partido a lo largo del año pasado para que participen en el Congreso -esto sobre la base principista de la discusión de las tesis hasta mediados de abril próximo (el estatuto partidario prevé un período precongresal de tres meses sobre la base del padrón existente). En relación con el desarrollo del Congreso, está prevista la convocatoria de una Conferencia Sindical con la misma metodología, a saber: una discusión a escala de todo el país (que permitirá realizar un recuento de fuerzas), para concluir en una plenaria nacional con todos los compañeros que tengan la posibilidad de asistir. No hace falta decir que el desenvolvimiento de un Congreso de esta magnitud requiere que captemos los recursos para su financiación.


Una tarea fundamental que determina el carácter del Congreso próximo, el número 22, es que debe servir para una clarificación política en el seno del Frente de Izquierda por medio de la presentación de la estrategia política (programa), en lugar del debate faccional que caracteriza a las sectas. Es el método que pusimos en marcha en abril de 2004, en el Congreso de la Coordinadora por la Refundación de la Cuarta Internacional (CRCI), cuando elaboramos un programa que tiene más vigencia que nunca, el cual pusimos al servicio de un debate internacional con vistas a la refundación inmediata de la IV Internacional. Es la propuesta que Altamira reiteró en varios actos públicos del Frente. Nuestro próximo Congreso deberá servir también para clarificar posiciones a nivel internacional y proceder a un reagrupamiento basado en esa claridad. Solamente para mencionar a nuestros vecinos, germina un salto de calidad en ese reagrupamiento de fuerzas en Uruguay, Chile, Bolivia, Brasil e incluso Paraguay.


El método político que determina el carácter del próximo Congreso, se desprende -insistimos- de la caracterización del avance ex-cepcional que ha representado el desarrollo electoral del Frente de Izquierda (incluso dentro de las grandes empresas) y, por otro lado, del reconocimiento de que la crisis mundial se ha convertido en una crisis política internacional y en un factor que despeja y amplía el campo de acción revolucionario. No hay manifestación más acabada de las características de la nueva etapa (al lado de la explosión que se ha iniciado en Europa) que las huelgas y levantamientos campesinos en China, Vietnam, Bangladesh, India -más allá, claro, de la gigantesca intifada árabe.


La bancarrota capitalista se encuentra en su quinto año, por eso debemos volver a discutirla desde su origen. Nuestra corriente la caracterizó como el episodio culminante de una serie de crisis cada vez más intensas y recurrentes, la cual abarca tres décadas. En numerosos documentos, hemos sostenido que era imposible desarrollar una teoría de las situaciones revolucionarias sin una teoría de la bancarrota capitalista (Ver Altamira, La Estrategia de la Izquierda, 1989); es decir, que la subjetividad revolucionaria se desarrolla como la expresión conciente del movimiento objetivo del capital hacia su propia quiebra. Somos partícipes de la crisis como partido, o sea como un factor de desarrollo del sujeto político. Nuestra tarea es desarrollar toda la capacidad del movimiento obrero para dar una salida socialista al colapso del capital.


La bancarrota capitalista tiene, si se puede decir así, su expresión nacional. Los ‘teóricos' del kirchnerismo (no nos referimos a los ‘jóvenes', sino a los viejos carcamanes que vienen del desarrollismo caduco) han confundido el movimiento interno de la crisis (zigzagueante) con un ‘despegue’ de ella, o a la intervención del Estado como una salida (cuando ésta, sobre una base capitalista, extiende la crisis a niveles mayores). Lo cierto es que Argentina no ha superado aún el régimen de "emergencia económica", de los superpoderes y de los decretos de necesidad y urgencia. Tardíamente, ha establecido un gobierno bonapartista, que se derrite con la necesidad de un ajuste económico a gran escala. El resultado plebiscitario de las elecciones de octubre de 2011 ha sido el punto más alto de esa tentativa y, a la vez, el debut de una crisis política, así como el estallido de las contradicciones irresueltas de toda la etapa anterior. El debate hacia el Congreso coincide con la aplicación del ajuste y la correspondiente resistencia popular. Las conclusiones de las discusiones de esta fase previa al Congreso deberán servir para derrotar el ajuste y propiciar "victorias y más victorias" de los trabajadores. Como nunca antes en nuestra historia, el debate congresal del Partido Obrero se desenvolverá, "en tiempo real", en confluencia con luchas extraordinarias y con el desarrollo político de la nueva generación trabajadora.


No es la primera vez que nuestro partido desenvuelve una gran campaña electoral. Todavía no hemos superado (¡sin el auxilio de ningún frente!) la de 1989 -que llevó al encarcelamiento del Comité Nacional del PO dos semanas después del cierre de los comicios. Lo que distingue a la que acaba de culminar es una disposición mayor de los trabajadores -en especial los de la nueva generación- a escuchar los planteos de nuestro Frente; a lo que se suma la bancarrota de la izquierda democratizante (la Izquierda Unida del PC y el MAS, Democracia Avanzada, Peronismo Independiente, que había tenido su apogeo en 1989), el desarrollo que han tenido los partidos del Frente de Izquierda. En el marco de una situación histórica mundial potencialmente revolucionaria, la campaña electoral del Frente de Izquierda ha sido una notable ilustración de la política de tender un puente entre la comprensión política de las masas en lo inmediato y el objetivo estratégico de preparar la revolución social. La constitución de un polo único sobre una base de independencia de clase es testimonio positivo del mencionado colapso de la izquierda democratizante (la vieja Izquierda Unida se encuentra disgregada, ahora, en el kirchnerismo, Proyecto Sur y FAP, por un lado; y en el Frente de Izquierda, por el otro). Al cabo de esta campaña, hemos instalado una referencia política de conjunto para millones de trabajadores. El Con-greso debe discutir a fondo el reforzamiento del Frente de Izquierda. Para eso, es necesario desarrollar todas las oportunidades de la unidad de acción, acentuar la agitación política por medio del Frente y poner en marcha un trabajo de clarificación política, que escape como de la peste a las discusiones de sectas. El debate del Congreso, sus planteamientos y conclusiones tienen absolutamente que involucrar a la vanguardia.


La campaña electoral del Frente de Izquierda le abrió un nuevo campo de acción al movimiento de activistas y luchadores obreros que pugna por una nueva dirección en los sindicatos. Ha sido un nuevo prefacio para la etapa que viene de lucha contra el ajuste y las crisis de las conducciones gremiales burocráticas. La relación entre ese desarrollo de una vanguardia clasista en los sindicatos y el ascenso político de la izquierda revolucionaria se expresó luego en las victorias antiburocráticas alcanzadas con posterioridad a las elecciones. El proceso electoral ha dejado, por lo tanto, el cuadro de una vanguardia clasista ligada a un desarrollo político que es independiente del nacionalismo burgués. La cuestión de un partido de trabajadores queda planteada de nuevo, o sea la fusión de una vanguardia política socialista de obreros e intelectuales, por un lado, con un movimiento obrero de lucha de clases, por el otro. Este punto será un tema de debate candente en el Congreso y uno de los más adecuados para involucrar a los activistas en las discusiones. El partido de trabajadores es la fusión del movimiento obrero que advierte que su lucha tiene un carácter de conjunto con el movimiento político socialista, el cual se ha formado en el curso de la historia política. La clarificación dentro de la izquierda debe servir, de este modo, a un objetivo histórico. La "unidad de los revolucionarios" tiene como condición no el acuerdo (que siempre debe ser verificado en la práctica) ni mucho menos la uniformidad, sino la clarificación. El centralismo democrático no es otra cosa que la unidad en la claridad.


Nuestra política nacional debe fundamentarse en una estrategia internacional y en un balance riguroso de nuestras actividades y  práctica política. "Es cierto que las burguesías de las naciones de menor desarrollo procuran resistir el ajuste que les pretenden imponer las burguesías imperialistas -una resistencia que no se puede despreciar, dada su implicancia en la creación de crisis internacionales y en la agitación política interna. Los teóricos nacionalistas, sin embargo, buscan pasar gato por liebre y esgrimen los roces con el imperialismo para embellecer sus propios ajustes contra el proletariado de sus países. Es lo que deberá dejar meridianamente claro el documento que trate la situación nacional, porque servirá para facilitar el pasaje al campo de la izquierda revolucionaria de los activistas que votaron al oficialismo, así como también para dejar en claro las diferencias con aquellos que ponen un signo igual entre los movimientos nacionales y las burguesías imperialistas.


El documento internacional, por su parte, más allá de resumir los análisis y conclusiones desarrollados en la prensa y documentos internos del partido y declaraciones de la CRCI, debería tratar con mayor detenimiento la relación entre el socialismo revolucionario y los movimientos revolucionarios en el Medio Oriente -esto como un aspecto. Se plantea también la cuestión de la desintegración de la Unión Europea (UE) y las diferentes posiciones de la izquierda mundial: algunas plantean un retomo al viejo nacionalismo; otras abogan por un socialismo en el marco de esta Unión imperialista, a la que asimilan a un Estado nacional. Es claro que cualquier salida anticapitalista lleva a la ruptura de la UE: su punto de partida -el repudio a la deuda pública con los bancos y la nacionalización sin pago de esos bancos y de sus créditos y den das- es incompatible de lleno con la misma El Congreso discutirá la propuesta, formulada en el pic-nic de nuestro partido, de impulsar una conferencia internacional en Europa por la ruptura de la UE, la expropiación del imperialismo y los Estados Unidos de Europa -incluida Rusia. Enlazaremos esta discusión con el fracaso de las pseudo-tentativas de integración nacional en América Latina, en especial de parte del chavismo, por la Unidad Socialista de América Latina -incluido Puerto Rico. Con esta orientación, haremos esfuerzos para unir nuestro Congreso con una Conferencia Latinoamericana, debidamente preparada. Se trata del impulso a una perspectiva muy rica porque, si es preparada en forma adecuada, podría reunir a toda la izquierda que se diferencia del chavismo -entendido como corriente continental- en términos obreros y socialistas.


Un informe de actividades y de organización debe explicitar cómo ha capitalizado nuestro partido el desarrollo de la nueva ge-neración obrera y estudiantil ‘indignada’, es decir que se orienta al socialismo revolucionario. Así, debe ser desarrollado cuál ha sido el alcance y la naturaleza de nuestro reclutamiento reciente; cuál es la vida política de nuestros círculos, locales y comités; qué lugar ocupa el periódico en ese desarrollo; instrumentos y recursos que nos deberían ayudar a superar nuestros límites a la luz de la práctica militante. Es decir, el examen crítico de los métodos y dirección del Partido Obrero.


La batería de materiales e iniciativas hacia el 22° Congreso se completa con varias iniciativas editoriales. El ascenso de la izquierda -en un contexto de bancarrota capitalista, reúne los escritos y discursos de Altamira con relación a la campaña electoral y la crisis po-lítica, o sea un desarrollo en "tiempo real" de nuestras caracterizaciones y política a lo largo de la campaña del Frente de Izquierda. El segundo trabajo, La estrategia de la izquierda en la Argentina, es la reedición de un volumen que delimita nuestras caracterizaciones con las del centroizquierdismo, el stalinismo y el morenismo en los años ’80; la expectativa es que acabe con varios mitos interesados en deformar la historia teórica del PO, el cual sirva para clarificar asuntos de extrema actualidad. El lanzamiento del libro y su presentación en diferentes instancias formarán parte de la campaña política del Congreso. Servirá de clarificación política al interior del partido y entre los activistas, e incluso desempolvará los antecedentes políticos más distantes en el tiempo, que explican nuestra contribución a la formación del Frente de Izquierda y de los Trabajadores.


La convocatoria a este Congreso inaugura un vasto trabajo político. Ese plan de trabajo se va a expresar a través de charlas abiertas, presentaciones de libros, plenarios con activistas y los plenarios de los militantes partidarios para debatir y votar los documentos congresales. El debate precongresal será inaugurado con un acto público. Los plenarios de cada comité deberán discutir desde ya una campaña de reclutamiento y, al mismo tiempo, realizar una clarificación interna de nuestras fuerzas para arribar al padrón militante que podrá votar y ser elegido como delegación al Congreso. También deberá establecer el organigrama de debates hacia el Congreso y las actividades especiales. El informe sobre nuestro trabajo en el movimiento sindical estará ligado a la realización de una conferencia sindical del PO, en marzo o abril próximos.


Luego del Congreso, en julio, tendrán lugar los congresos provinciales, en los plazos y términos que se establezcan.


Manos a la obra, compañeros.


(sobre la base de los acuerdos adoptados por el Comité Nacional del Partido Obrero, 16 y 17 de noviembre de 2011)