Partido

27/5/1993|392

Defendamos la propuesta de Comando Político de Izquierda

La propuesta que el Partido Obrero formuló el 1º de Mayo, de formar un Comando Político de Izquierda, no tiene un carácter ultimatista ni expresa tampoco una teoría particular acerca de los frentes entre organizaciones que luchan, de una manera u otra, contra el orden político y social existente. En relación a lo primero, nuestro partido impulsa todo paso práctico favorable a la unidad de acción de los partidos de izquierda contra el imperialismo y el capitalismo, e incluso para depurar a las organizaciones obreras de sus direcciones burocráticas. Si una movilización, en un caso, o una elección, en otro, sirven para dar inicio o para desarrollar esa unidad de acción, el Partido Obrero aprovechará esas circunstancias debidamente. Debe estar claro que el esfuerzo por la unidad en la lucha significa al mismo tiempo una delimitación de posiciones y organizaciones políticas, esto porque una unidad política indiscriminada o promiscua se agota en sus propias contradicciones y no sirve para impulsar la política que más consecuentemente impulse, organice y desarrolle la lucha de las grandes masas.


El planteo del Comando Político tampoco responde a una doctrina especial de lo que debe ser un frente de lucha contra los explotadores y su Estado, sino que constituye la forma que adopta un frente combativo o revolucionario que merezca realmente ese nombre. Por medio de un Comando Político los partidos frentistas explotan todas las posibilidades de su unidad de acción, no solamente de aquella esencialmente práctica que une esfuerzos organizativos, sino también política, en lo que se refiere a una agitación sistemática contra el régimen existente y todos y cada uno de sus atropellos. Los diferentes puntos de vista que se pondrán de manifiesto en el desarrollo de esta tarea servirán para delimitar las políticas de cada una de las organizaciones o partidos y contribuirán para ampliar el marco y el horizonte de las discusiones políticas. Un Comando Político no es, por definición, un partido, aunque puede contribuir decisivamente a la unión en un único partido si la experiencia ha servido para superar genuinamente las divergencias políticas. La formación de un Comando Político ofrece la posibilidad de sustituir la unidad de acción ocasional, impuesta por las circunstancias o meramente accidental, por la unidad de acción concebida como política sistemática —lo cual implica su contrario, la discusión de las diferencias políticas.


¿Frente electoral?


¿Constituye una alternativa a la organización de un Comando Político de Izquierda la formación de un frente electoral para las elecciones de octubre?


Es evidente que un frente electoral corresponde a una unidad de acción ocasional, que está relacionada con la posibilidad de sumar votos para obtener una representación parlamentaria. La virtual ausencia de representantes obreros independientes o socialistas en el Congreso, puede suscitar el interés de formar una coalición que obtenga esa representación, y que luego debería materializarse en un bloque legislativo. Pero un frente electoral, y parlamentario como consecuencia, no constituye ni remotamente una “alternativa de poder”, como lo pretenden algunos partidos de izquierda favorables a este frente. En el único sentido que puede admitirse esa tesis es en un sentido burgués y capitalista de “alternancia” en la gestión del Estado, con respecto a otros partidos o frentes patronales, a través de los procesos constitucionales vigentes, pero nunca en el sentido de la toma del poder por el proletariado y la destrucción del Estado burgués (dictadura del proletariado).


Resulta sorprendente que algunos partidos pretendan que el frente electoral tenga un programa claramente revolucionario, como si semejante programa pudiera realizarse alguna vez por el andarivel exclusivo de las elecciones periódicas y la acción parlamentaria. El Frente del Pueblo o la Izquierda Unida fueron, precisamente, frentes electorales tanto en el sentido metodológico como estratégico: sólo funcionaban para las ocasiones electorales y declaraban como objetivo “la democracia con justicia social”, es decir hacer más llevadero al capitalismo.


La ventaja del Comando Político de Izquierda es que puede viabilizar al frente electoral como un aspecto estratégicamente secundario de una política de unificación práctica sistemática de la vanguardia obrera, de la juventud y de los demócratas que luchan cotidianamente contra las patronales y sus representantes e instituciones políticas.


¿Frente trotskista?


Aunque puede parecer extraño o incluso una curiosidad, circulan también planteos a favor de un frente trotskista. Algunas veces la propuesta es formar un frente electoral trotskista y en otras ocasiones que el frente trotskista debe ser anti-electoralista. Pero de todos los defectos que tiene esta forma de plantear el frente, el principal es que se trata de un planteo ideológico. Ahora bien, un frente ideológico es simplemente absurdo, esto porque la función objetiva de un frente es orientar una lucha de clases, no ofrecer una concepción del mundo a las masas. Esto último, por otra parte, es algo que sólo se puede desarrollar entre una minoría relativamente ilustrada, preocupada o preparada de los trabajadores, y no entre las grandes masas, las que primero deberán liberarse del capitalismo en forma práctica para luego arribar a una concepción socialista del mundo.


El Frente ideológico es una verdadera aberración, en especial cuando se tiene en cuenta que detrás de las “ideologías” se esconden muchas veces los charlatanes o elementos francamente reaccionarios. El frente ideológico excluye, naturalmente, a otras ideologías diferentes, olvidando que pueden esconderse o albergarse en otras ideologías sectores revolucionarios e incluso voceros auténticos de masas explotadas en lucha, lo cual no debe ser un obstáculo para que formemos con ellos un frente común, sino un acicate. Un frente ideológico entre partidos con programas diferentes y divergentes sería un acto descarado de confusionismo.


La especie del “frente trotskista” suena mucho a una reacción empírica contra la experiencia electoralista y democratizante del Frepu e IU; después de haber coqueteado con el oportunismo más descarado y de haber manoseado con esa política oportunista a varios miles de trabajadores, se pretende una purga de sectarismo y auto-encierre. Pero el oportunismo y el sectarismo no son más que dos formas de liquidacionismo de la política revolucionaria obrera.


Defendamos el planteo del PO


La propuesta de Comando Político aparece claramente como la forma misma del frente político propio de los explotados o luchadores o revolucionarios. Como aspecto secundario respecto a sus objetivos de alcance estratégico (lo cual no quiere decir que no sea importante) debe organizar la intervención electoral para octubre.


La puesta en práctica del Comando de Izquierda, hoy, significa:


1. Establecimiento de un programa de acción, basado en la situación histórica del momento; determinación de las principales consignas políticas.


2. Determinación de una campaña política en torno a las cuestiones centrales de la lucha de clases: “reformas” previsional, laboral y educativa; decreto 470 y convenios colectivos; entrega al imperialismo (YPF, privatizaciones, deuda externa).


3. Organización de la unidad de acción en todos los niveles.


4. Determinación de las consignas y de la metodología de la campaña electoral y de la selección de los candidatos (criterio político y forma de elección).


5. Llamamiento político dirigido a todas las organizaciones obreras y de izquierda que se enfrenten contra el actual régimen político y social, a integrarse a un Comando o Frente de Izquierda.


La puesta en práctica de este enfoque consecuentemente principista para la formación de un Frente que represente a la vanguardia de los explotados, significará por sí sola una revolución política en la cabeza y en la práctica de miles de luchadores y obreros de Argentina, y contribuirá a la causa del socialismo mucho más que miles de panfletos y de discursos. Es en este sentido que Carlos Marx señaló que un paso adelante del movimiento obrero real vale más que una docena de programas.