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10/9/2009|1099

Depredación ambiental y laboral en Chile

Qué culpa tiene el salmón…

Ya tenemos la “vaca loca”, la gripe aviar y la gripe porcina. Ahora es el turno del salmón o más precisamente al virus ISA (anemia infecciosa del salmón), que está provocando estragos en Chile.

Una vieja historia

Bajo la administración de Pinochet se inició la cría indiscriminada del salmón aprovechando la calidad de las aguas del Océano Pacífico. En pocos años, pasó a producir 650.000 toneladas de salmones por año colocando al país como primer exportador mundial junto a Noruega. La industria salmonera llegó a ocupar casi a 58.000 trabajadores, muy mal pagos y con una proporción muy alta de trabajo de mujeres.

Como consecuencia de la voracidad capitalista, millones de salmones, atestados en enormes jaulas circulares donde se crían, contrajeron un virus que proviene del hacinamiento y ha provocado la muerte de millones de ellos.

Para salvarse de la catástrofe, las empresas salmoneras crearon un antibiótico prohibido en los Estados Unidos, que tendría graves consecuencias para los consumidores, según denunciaron recientemente los diarios yanquis.

La mortandad indiscriminada de peces obligó al cierre de las empresas más débiles en 2007 y 2008, con una baja de casi 10.000 trabajadores de una de las industrias más contaminantes, peor pagas y de más alto riesgo de Chile. La salmonicultura chilena tiene, por otra parte, la segunda tasa de accidentes más alta a nivel nacional. Las condiciones de higiene y seguridad son pésimas. Se trabaja en un régimen semiesclavo a muy bajas temperaturas. Abunda el trabajo a destajo y muchas empresas se mantienen con el viejo sistema de bonos de “La Forestal”. “Hay además un aumento considerable de abortos espontáneos entre las trabajadoras, las cuales son despedidas si se embarazan” (Eco Portal, 11/6).

“Demócratas” cómplices

El actual gobierno chileno dio cuantiosos préstamos a las empresas para rescatarlas de una crisis que, sin embargo, no deja de agravarse. Sobre las condiciones de trabajo y el uso de los antibióticos prohibidos no hace nada.

Por eso, las empresas salmoneras ahora van “por más” y han lanzado un inmenso chantaje al gobierno de Bachelet. Reclaman que la única manera de salir del quebranto es una concesión que se extienda a todo el sur de Chile el área de explotación de los mismos; es decir, reclaman que se transforme la larga costa chilena en una gigantesca salmonera, lo que ha causado una crisis con el turismo y con todas las organizaciones de pesca de las demás especies, y una crisis que puede terminar con la caída de la propia Bachelet. 

La inmensa mayoría de los senadores de Chile está a favor de las salmoneras en nombre de la defensa “de las fuentes de trabajo”. Hay una fuerte operación política para que una nueva ley otorgue las concesiones a las empresas. La enorme costa chilena se transformaría en una gigantesca cloaca. 

Trabajadores

Chile vivió hace muchos años otra experiencia económica “milagrosa” que arrastró a la formación de la industria del salitre, que terminó después de años de brutal explotación obrera con en el abandono definitivo de las empresas del lugar y la desocupación de miles de trabajadores. De aquella vieja experiencia surgió el primer partido comunista de Chile y una histórica tradición de las ideas socialistas en el país. Hoy el “comunismo” y “socialismo” chilenos son furiosamente “salmoneros”, tanto como lo son “papeleros” el “comunismo” y “socialismo” en el Uruguay, furiosos defensores de Botnia. Los despidos masivos y la depredación laboral y ambiental llevarán a los trabajadores a recorrer un camino de lucha. Aflorarán entonces las grandes reservas combativos del proletariado chileno.

Juan Ferro