Partido

25/7/2020

Diez años del crimen de Mariano Ferreyra: vigencia de una lucha

Este año se cumplen 10 años del asesinato de Mariano Ferreyra y las graves heridas a Elsa Rodríguez, compañera del Polo Obrero, y a otros compañeros, a manos de la patota organizada por la burocracia sindical del ex secretario general de la Unión Ferroviaria, José Pedraza. Desde un primer momento el crimen de Mariano sacudió al país: el mismo 20 de octubre de 2010 se produjo una concentración y movilización masiva en Corrientes y Callao, que luego se dirigió a la estación Constitución. Un día después, 60.000 personas coparon Plaza de Mayo, con paros en varios gremios, por el reclamo de justicia. La campaña por justicia no solamente movilizó al movimiento obrero y popular de todo el país, sino que ganó el apoyo de artistas reconocidos nacional e internacionalmente. Fue esta intensa movilización popular, unida a la batalla política dada por el Partido Obrero y los compañeros de Mariano Ferreyra, la que logró arrancar el juicio y las condenas a los responsables.

Hay que recordar que la primera actitud del gobierno de Cristina Kirchner, frente al hecho, fue montar todo tipo de ataques contra el Partido Obrero, al tiempo que sostenía a Pedraza. La expresión más cabal de esta tendencia fue la orden de prisión contra Jorge Hospital, Omar Merino, Miguel Morales y Eduardo Belliboni, por el corte de vías de diciembre de 2010 por el pase a planta de los ferroviarios precarizados, causa por la cual se movilizaba Mariano Ferreyra en el corte del 20 de octubre. Se llegó al extremo de encarcelar a los compañeros de Mariano mientras seguían libres sus asesinos. Incluso tres meses después del asesinato, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y su ladera Noemí Rial todavía conspiraban con Pedraza contra lo tercerizados ferroviarios, en conversaciones que fueron grabadas e integraron luego la causa judicial.

Como resultado de la lucha democrática colosal que siguió a este crimen contra la clase obrera, miles de tercerizados pasaron a planta en los ferrocarriles. Pedraza murió cumpliendo la condena, si bien domiciliaria, en la última etapa.

La lucha y las condenas

Fue este movimiento popular el que logró arrancar el juicio y las condenas. En una Argentina donde los responsables políticos del asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán no han sido juzgados e incluso integran el gobierno –como el caso de Felipe Solá y Aníbal Fernández; donde Sobisch sigue impune en la causa por el asesinato de Fuentealba; o Ibarra en la masacre de Cromagnon; o donde, más recientemente, ni Bullrich ni la Gendarmería fueron juzgados por su responsabilidad en el asesinato de Santiago Maldonado; el movimiento de lucha por justicia por Mariano Ferreyra logró, no solamente llevar al banquillo de los acusados a Favale y compañía, sino al mismo Pedraza.

La lucha política y la movilización por justicia mostraron la trama criminal que condujo al armado de una patota integrada, incluso, por barrabravas de Defensa y Justicia, con al menos cuatro tiradores, para “escarmentar” a los precarizados tirando a matar. Una trama criminal que arrancaba con un fraude laboral, para superexplotar a los tercerizados. Este negociado tenía tres patas: la Secretaría de Transporte y Ministerio de Trabajo, que giraban los subsidios; el sindicato, que organizaba cooperativas truchas para lucrar a costa de los precarizados y los empresarios de Ugofe, protagonistas del vaciamiento ferroviario que luego llevó a la masacre de Once. El reclamo de los tercerizados por el pase a planta golpeaba este entramado iniciado en los ’90 con la privatización menemista, apoyada por Unión Ferroviaria. La continuidad de este entramado durante el gobierno kirchnerista no fue un resabio de la década infame: un año antes del crimen de Mariano, Cristina se calzaba la gorrita de la UF destacando que el de Pedraza era “el sindicalismo que construye”. En oposición al que lucha, agregamos nosotros.

La sentencia del juicio, sin embargo, fue quirúrgica. Apuntó a cortar toda investigación de las responsabilidades políticas. Negando la tesis del plan criminal, postuló que Pedraza no tenía el objetivo de matar. Con la misma línea, redujo sensiblemente las penas de los policías y absolvió al subcomisario Garay, que permitió el retiro impune de la patota del lugar.

El objetivo de este enfoque de la sentencia -y por lo mismo, el motivo de que la rechazáramos y apeláramos- fue cortar de cuajo la investigación de la cadena de responsabilidades, para no involucrar a los empresarios ni funcionarios políticos que, por un lado, fueron los artífices del fraude contra los trabajadores, y, por otro (en el caso de Aníbal Fernández), tuvieron la responsabilidad política de la liberación policial de la zona para que actuara la patota.

La vigencia de una lucha

En estos diez años, la vigencia de la lucha que planteó el asesinato de Mariano Ferreyra no ha dejado de crecer. La cuestión de la precarización, en primer lugar.

Estos diez años demostraron hasta qué punto, para la burguesía, la tercerización, la liquidación de los convenios y las reformas laborales se han transformado en una cuestión de Estado. La introducción masiva del trabajo precario fue una de las vigas maestras del crecimiento económico durante los gobiernos kirchneristas. Luego, para Macri, la reforma laboral para avanzar en este proceso fue un eje central. Fue el movimiento obrero quien le colocó un freno a estos objetivos en las grandes movilizaciones del 14 y el 18 de diciembre contra la reforma jubilatoria, que obligaron a archivar el proyecto parlamentario de reforma laboral y a hacer pasar las reformas laborales gremio por gremio.

Retomando este hilo, ahora Fernández, junto a la burocracia sindical, defiende una nueva reforma laboral para luego de la pandemia, como parte del pacto social que traman. En el Congreso, la necesidad de una reforma laboral fue defendida incluso por Facundo Moyano. Mientras tanto, la precarización avanza: la novedad de los últimos años son las “economías de plataforma” que promueven la flexibilidad a mansalva de trabajadores a quienes se caratula como “colaboradores”.

En el ferrocarril, con el impulso de la lucha por justicia por Mariano, se arrancaron unos 2.000 pases a planta permanente de trabajadores tercerizados. Pero la tercerización es reintroducida una y otra vez para quebrar los convenios y fragmentar a la propia clase obrera. En la Línea Roca fue reintroducida en áreas como brigadistas, vía y obra y talleres. Y así como avanza la tercerización se desarrollan las luchas: en 2019, los tercerizados de MCM se organizaron contra los despidos y volvieron al corte y las medidas de acción directa en el ferrocarril, el reclamo por el cual se peleaba en 2010.

Hoy como ayer, la lucha contra la precarización se cruza, indisolublemente, con la lucha de los desocupados y sus organizaciones combativas. Hay que resaltar el enorme protagonismo del Polo Obrero en esta pelea, tanto de los tercerizados del ferrocarril, que fueron apoyados por el Polo Obrero y el MTR, como en la lucha por justicia por Mariano. La destacada participación del Polo Obrero fue una expresión de una honda conciencia de unidad de clase. Esta posición, la unidad de clase entre ocupados y desocupados, está hoy más vigente que nunca en la necesidad de una lucha común contra el hambre y contra todos los ataques al movimiento obrero. Ha quedado simbolizada en la figura de Elsa Rodríguez, que fue herida gravemente en la jornada y cuya recuperación se transformó en un emblema de lucha para todo el movimiento popular.

Elsa Rodríguez

A 10 años del crimen de Mariano, el impulso a fondo de la lucha contra la precarización laboral y la tercerización, por la derrota de los proyectos de reforma laboral y por el pase a planta y por los convenios colectivos será una tarea central.

Fuera la burocracia sindical

Lo mismo vale para la lucha contra la burocracia sindical. Estos diez años fueron años de intensa lucha contra una burocracia que fue central para pactar con Macri a costa de los trabajadores y ahora para viabilizar una destrucción histórica de derechos de los trabajadores en el marco de la pandemia.

En el ferrocarril, la burocracia del secretario general de la UF, Sasia, recicló al viejo pedracismo, pero dejando correr la misma precarización laboral y los mismos ajustes mediante una flexibilización en el convenio. La lucha contra los herederos de Pedraza es una causa central: en la última elección en el Ferrocarril Roca, el Frente de Unidad Ferroviaria, encabezado por Jorge Hospital, de Causa Ferroviaria – Mariano Ferreyra (Lista Gris) obtuvo 1.264 votos (32%). El FUF se destacó por su apoyo a la lucha de los tercerizados, siempre desconocida por la burocracia Verde.

La burocracia empresaria, agente del Estado y socia de los explotadores, está ampliamente cuestionada en todo el movimiento obrero. Los triunfos antiburocráticos y la recuperación de sindicatos, por ejemplo el Sutna (neumático), las luchas fabriles y los reclamos que tendieron a sobrepasar el chaleco de fuerza de la burocracia han mostrado una y otra vez esta realidad, en un cuadro marcado por despidos, cierres de fábricas y persecuciones. La ofensiva antiobrera en el marco de la pandemia plantea, más que nunca, la necesidad de recuperar los sindicatos como herramientas de lucha de los trabajadores.

A diez años, viva tu lucha obrera y socialista

En estos diez años, la figura de Mariano Ferreyra se transformó en un emblema para la juventud que lucha y se organiza.

Como militante del Partido Obrero, la militancia de Mariano fue una militancia por el socialismo que enfrentó, desde los 13 años, todo el período de ascenso del kirchnerismo. Acompañando las luchas obreras, ocupó Sasetru para recuperar la fábrica junto a sus trabajadores. Se organizó con la Federación Universitaria de Buenos Aires (Fuba), contra los ajustes del gobierno y por la democratización de la universidad. La vida y la lucha de Mariano Ferreyra están marcadas a fuego por esta lucha en favor de los trabajadores contra el nacionalismo, su burocracia, sus negociados y sus patotas. Mariano es un símbolo de la unidad obrero estudiantil.

Lo mismo vale para Elsa Rodríguez, cuya lucha por la vida, primero, y recuperación, luego, es un enorme ejemplo de la conciencia política con la cual camadas de compañeros y compañeras del Polo Obrero construyen, todos los días, una organización de lucha en cada barrio por los reclamos de los trabajadores, ocupados y desocupados.

 

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