Partido

8/8/2020

El inmenso aporte de los trabajadores de prensa el 20 de octubre y en los tribunales

Especial aniversario Mariano Ferreyra. La periodista Gabriela Carchak y sus compañeros de C5N registraron el ataque de la patota y desmintieron la tesis del “enfrentamiento".

El asesinato de Mariano Ferreyra ocurrió una calle que solo tiene fábricas y una terminal de Chevallier, de poco tránsito, en el barrio porteño de Barracas.

La versión de un enfrentamiento de dos grupos violentos podría haber tomado fuerza ya que esa historia era funcional tanto para el gobierno como para la burocracia sindical.

Esto fue imposible, porque en el lugar de los hechos estaba un equipo de C5N compuesto por la periodista Gabriela Carchak y los camarógrafos Marcelo Polito y Gustavo Farías, quienes realizaron la cobertura del ataque a los tercerizados y los militantes en ese mediodía del 20 de octubre del 2010.

Este equipo tuvo la firmeza para poner al aire esas imágenes, que constituyeron la prueba más clara de los hechos.

Más de dos años después Gabriela Carchak, con esa misma firmeza, contestaba en la sala de audiencias del Tribunal Oral Criminal Nº 21 al abogado defensor de la patota asesina cuando intentaba poner en su boca la palabra enfrentamiento: “queda claro que los manifestantes fueron cobardemente atacados por la espalda”.

Los periodistas llegaron al lugar alrededor de las trece horas y le realizaron una entrevista a una compañera del Polo Obrero que había sido herida por un piedrazo, esa compañera era Elsa Rodríguez.

Elsa Rodríguez es entrevistada minutos antes del segundo ataque de la patota.

La corrida y el ataque a los trabajadores tercerizados del Roca y a las organizaciones que los acompañábamos, por parte de la patota convocada y organizada por el entonces líder de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, para acabar con el reclamo que perjudicaría sus negocios, fue filmado por los camarógrafos y relatado por la periodista. Su situación en el lugar no fue fácil, fueron amenazados y corridos también ellos. Buscaron refugio en la empresa Chevalier pero no dejaron de filmar: bajaron la cámara pero la dejaron encendida para dejar testimonio de la jornada de lucha de los trabajadores y el artero y criminal ataque de los mandaderos de la burocracia sindical.

Estas imágenes fueron cruciales para determinar la certeza y validez de cada testimonio. Incluidos los de ellos mismos: nunca hubo un enfrentamiento. Fue un cobarde ataque para acabar con los reclamos de los trabajadores tercerizados. Por esas filmaciones fue posible identificar a Favale con una chomba azul, cuando los “arrepentidos” sostenían que ese día llevaba una chomba roja y las victimas “que llevaba una chomba azul”. Y encontrar, en otras imágenes en la causa, el momento en que cambiaba su camiseta luego de disparar.

También fue posible, gracias al registro de los periodistas, la cantidad de disparos que se hicieron, que establecía la presencia de más de un tirador.

La historia volvió a repetir la importancia de la acción valiente de los trabajadores gráficos y periodistas, que tuvieron como antecedente el testimonio visual que habían registrado las imágenes del asesinato de Maximiliano Kosteki y Dario Santillan, que dieron por tierra con los argumentos oficiales de “heridos por fuego amigo”.

La actividad de los trabajadores de prensa, como registro de las luchas de la clase obrera, cumplió una vez más en la historia de la lucha obrera en Argentina, un papel determinante para evitar la impunidad y la condena de sus verdugos.

Los acontecimientos del 20 de octubre de 2010, en la esquina de Lujan y Perdriel, dejaron caer la máscara de los más oscuros intereses y vínculos entre las patronales, el Estado y la burocracia sindical, a los que se sumó la protección de las fuerzas policiales del gobierno kichnerista.

La cobertura de estos sucesos, y la firmeza de los testimonios de los trabajadores de prensa en el juicio, formaron parte de la inmensa marea solidaria y de lucha que el asesinato de Mariano abrió en la historia de las luchas en nuestro país.