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21/12/2006|977

Exculpan a tropas británicas de 2.000 violaciones

La protección de los violadores militares es una política de Estado para la Corona británica y el gobierno de Blair. Desde 1965 a la fecha, las tropas británicas que se entrenan cada año en Kenia violan a las mujeres —la mayoría niñas– de las etnias Samburu y Masai, mientras el gobierno local les sigue prestando su territorio.

Según Amnesty International, tienen 650 casos documentados en los que grupos de tres o más soldados “salen premeditadamente a cazar mujeres” (sic) mientras ellas juntan leña o buscan agua en el río.

En 2003, unas dos mil mujeres denunciaron las violaciones ante las Naciones Unidas y reclamaron al Reino Unido una compensación de millones de dólares. Sus abogados dicen que las primeras denuncias datan de 1972 y que el Ejército británico “fue alertado en varias ocasiones sobre lo que estaba ocurriendo, pero no tomó ninguna medida”. Las autoridades kenianas tampoco investigaron las denuncias.

La demanda obligó al gobierno británico a iniciar una investigación. Pero los inspectores de la Real Policía Militar no lograron comprobar ni una sola de las 2.187 denuncias. “No hay, desde un punto de vista penal, pruebas concretas que permitan un proceso”, dijo el Ministerio de Defensa. Acto seguido, sin embargo, las autoridades británicas exoneraron a sus soldados.

Ya en 2003, en una primera investigación, el Alto Comisionado Británico había concluido que todos los testimonios eran falsos.

El Reino Unido ya pagó en 2002 unos siete millones de dólares en indemnizaciones por la muerte o mutilación de 220 kenianos, a causa de la explosión de bombas abandonadas. Queda otra causa pendiente por abusos sexuales contra niños.

Irene Khan, secretaria de Amnesty, dijo: “Que no haya habido enjuiciamientos equivale al consentimiento oficial y ha alentado una conducta habitual de graves violaciones de derechos humanos perpetradas por militares del Reino Unido”.

La violación de las mujeres es inherente a la moral castrense. Ni siquiera hace falta que estén en guerra: el índice de ataques sexuales es mucho más alto en las inmediaciones de cualquier base militar del planeta.

 

Olga Cristóbal