Partido

12/10/2006|967

Fuera Salvatierra, nacionalización del Hospital Francés

BAJO LA GESTIÓN DE SUS TRABAJADORES NO MÉDICOS Y MÉDICOS

El asalto al Hospital Francés por parte de una patota pejotista retrata la decisión de la intervención kirchnerista y del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, de producir a sangre y fuego el remate del Hospital y la re-privatización de su material o de una parte de sus servicios de salud, luego de un metódico trabajo de vaciamiento.

La intervención kirchnerista agravó el proceso de destrucción de un hospital llevado a una quiebra fraudulenta. En sólo cuatro meses, cerró el departamento de medicina laboral, el centro de atención primaria y cuatro pisos de internación. En lugar de investigar los desaguisados de las administraciones anteriores, e iniciar acciones para resarcir al hospital de los desfalcos, la intervención se dedicó a “investigar” y a atacar sin tregua al activismo del hospital, sancionando con despidos y disponibilidades a quienes luchaban. La política salarial de la intervención, consistente en vales por 200 pesos por mes, fue utilizada como un arma de discriminación contra el activismo.

El kirchnerismo, en cuerpo y alma

La gran lucha de los trabajadores, a comienzos de este año, le había arrancado al Estado cuatro meses de salarios impagos. Era evidente, sin embargo, que la continuidad del hospital obligaba al Estado a aportar nuevos recursos y, por sobre todo, integrarlo al servicio de salud de la Ciudad y de la Nación. Pero Kirchner y Telerman rechazaron de plano esta variante. Primero, porque implicaba un principio de estatización del hospital, y una concesión al activismo. Luego, porque conducía a un choque con los fortísimos lobbys de la medicina prepaga de la Capital, que están haciendo su “agosto” con los asociados que emigran, todos los días, del Hospital Francés. La intervención del gobierno “popular” se abocó, de ese modo, al vaciamiento lento e implacable del Francés. Ello, en una Ciudad donde las colas de atención en el hospital público se inician en la madrugada y donde intervenciones quirúrgicas complejas —como las que se hacen en el Francés— tienen meses y años de espera...

Crisis de una política

El asalto al Francés por barrabravas fue juzgado por algunos como una”torpeza” de la Intervención. En realidad, la acción brutal y desesperada de Salvatierra es la consecuencia del agotamiento de su política de vaciamiento “lento y sigiloso”, y de pasar a la re-privatización. El activismo ha enfrentado, en las condiciones más difíciles, todas las maniobras de la Intervención. Por eso el gobierno reemplazó a la administración encargada por un ‘puntero’ político probado con la misión de quebrar con la metodología del apriete a los luchadores del hospital. El gobierno ‘politizó’ el conflicto a su manera, a fuerza de aprietes y represión. Pero los acampes y marchas estaban preparando las condiciones para una nueva lucha de conjunto. Salvatierra ha tratado de presentar su política de cierre de un conjunto de servicios como un “plan de racionalización”, para “salvar a las restantes instalaciones y al personal”. Durante meses, el interventor empleó este señuelo para aislar a los activistas, y bloquear el camino de una lucha general. Pero la mora en los sueldos, los desguaces cada vez más graves y el déficit creciente del hospital derrumbaron toda ilusión. Ello se reflejó en el gran paro del día lunes, que planteó la reunificación de los trabajadores en un frente común contra la Intervención. La constatación de que se marchaba a esta lucha de conjunto hizo perder a Salvatierra los estribos, pero por sobre todo le agudizó a él y a Alberto Fernández, la conciencia de que tenían que apelar a una ofensiva final, con matones y barrabravas.

La nueva etapa

Salvatierra pretende precipitar un desenlace. Pero la resistencia de los trabajadores y afiliados al cierre del hospital también ha dado un salto sustancial. En la tarde del miércoles, una asamblea de trabajadores médicos y no médicos acordaba un plan de lucha común para: a) reclamar la nacionalización del hospital, b) la reincorporación de los trabajadores despedidos y el pago de los salarios caídos c) la identificación y el castigo de todos los matones y sus responsables políticos.

La brutal provocación oficial ha cancelado una etapa de maniobras y ataques selectivos. A partir de ahora, la lucha del Francés ha ingresado en una etapa decisiva: tomemos el envión de enfermeros y médicos por un gran movimiento de conjunto en toda la Ciudad. ¡Fuera la intervención! Fuera los vaciadores! Que el Estado se haga cargo. Queremos al Francés como el hospital número 34 de la Ciudad.

Marcelo Ramal