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17/11/2005|925

Huelgas generales en Bélgica

CONTRA LA DESTRUCCION DE LA JUBILACION

A fines de octubre, por segunda vez en apenas tres semanas, los trabajadores belgas fueron a la huelga general. Rechazan el plan del gobierno cristiano-socialista de elevar la edad jubilatoria y los años de aporte necesarios para el retiro. Hacía más de una década que en Bélgica no se registraba una huelga general.

La primera jornada de huelga, el 7 de octubre, fue convocada por la central sindical socialista (FGTB) y se desarrolló mediante cortes de ruta y bloqueos de empresas que se extendieron por todo el país. A la acción se sumaron grandes contingentes de trabajadores afiliados a la central sindical cristiana (CSC), en particular en la región de Flandes.

En la segunda jornada, el 28 de octubre, convocada en conjunto por la FGTB y la CSC, se desarrolló una masiva manifestación de cien mil trabajadores en Bruselas. Esta marcha agregó a las reivindicaciones la defensa del derecho de huelga, ya que las cámaras patronales amenazan con recurrir a la justicia para impedir los piquetes y bloqueos de rutas y empresas, y el gobierno amenaza con enviar a la policía.

Con la elevación de la edad jubilatoria va a aumentar, todavía más, el desempleo que ya alcanza al 12% de la población. El gobierno califica este ataque como una manifestación de “solidaridad intergeneracional”: joder a los mayores, que no podrán jubilarse; joder a los jóvenes, que no podrán encontrar empleo. La verdadera solidaridad entre las generaciones obreras es la lucha común de los jóvenes y los mayores contra la reforma del régimen previsional.

El primer ministro Verhofstadt se comprometió ante la Comisión Europea a reformar el régimen jubilatorio y elevar la edad jubilatoria para reducir la deuda pública y el siempre “elevado” costo laboral. Con argumentos similares, los gobiernos del más distinto signo están impulsando la elevación de la edad jubilatoria en España, Alemania, Gran Bretaña, Italia y Francia. Se trata de una política conciente y concertada para elevar la competencia entre los trabajadores, elevar el desempleo y, por esta vía, hacer pasar las rebajas de salarios, la flexibilización laboral y el trabajo basura.