Partido

14/7/2005|908

Interpack: Se suspendió el plan de lucha

Transcurridos dos meses y medio, el jueves 7/7, a las 6 horas, se levantó el plan de lucha de Interpack. En rigor, la resolución consiste en “suspender” el quite de colaboración por veinte días, hasta el 1 de agosto, fecha en que la patronal deberá formalizar ante el Ministerio de Trabajo una propuesta.


Qué características tendrá esa oferta, en torno a qué porcentajes, si incluirá la efectivización de los contratados, es una incógnita. Es decir que la medida de fuerza se levantó a cambio de una vaga promesa.


Así lo entendió la asamblea general de la planta 1, que en principio rechazó prácticamente por unanimidad el ofrecimiento y resolvió profundizar la caída de la producción. Sin embargo, la decisión de la otra planta de levantar (también por amplio margen) obligó a reconsiderar lo votado. Primó entonces la determinación de preservar la unidad alcanzada y dar un paso atrás en forma ordenada.


El desgaste, una cierta “expectativa” en la promesa patronal, la acción disolvente de los “verdes”, son factores que explican la decisión adoptada en la planta 2. El vencimiento de la conciliación y la liberación de las partes implicaba ingresar a una fase de choque abierto con la perspectiva de despidos, la huelga general y la ocupación de plantas, o “confiar” en la alternativa ofrecida por la Dirección; esto fue lo que prevaleció.


Como parte de un balance provisorio hay que destacar la consolidación de la unidad de las dos plantas y al interior de cada una de ellas, el reconocimiento de las internas como una representación única de todo el personal, y el hecho de que en apariencia se quebró la intransigencia patronal.


Será arriesgado para la empresa burlar la tregua que logró imponer despachándose con algún ofrecimiento exiguo. Estos veinte días estarán marcados por una fuerte lucha para preparar al taller para un eventual retome del plan de lucha de nuestra parte y para desactivar esa posibilidad de parte de la patronal.


La mayor debilidad de esta gran lucha, hasta aquí, fue sin duda su aislamiento del resto del gremio. Encorsetadas por el aparato las tendencias combativas, sin asambleas ni plenario de delegados, cada taller se bate como puede por sus reivindicaciones particulares, como lo ha hecho Crónica por las quincenas adeudadas o antes La Nación por el salario.


Superar el confinamiento a que nos somete la conducción ongarista y proyectarnos con el objetivo de marcar un rumbo al conjunto de los gráficos, por una escala salarial que parta del costo de la canasta familiar, es la tarea pendiente.