Partido

9/11/2006|971

KIRCHNER NO ESTÁ SOLO

Si Kirchner busca consuelo (un consuelo de tontos, claro) podría mirar para el norte, porque Bush acaba de tener su propia Misiones.

El carnicero de Irak, luego de sufrir su ‘misionazo’, hizo rodar enseguida la cabeza de sus propios Fellner y Solá, incluso más peligrosos que estos, como la ‘testa’ de Donald Rumsfeld.

Estados Unidos, sin embargo, desde mucho antes que Argentina, tenía su propia ‘recuperación económica’.

Los capitalistas, como aquí, no escondían su satisfacción por los beneficios que crecen a más del 30 por ciento al año.

¡Bajó hasta el desempleo —el índice está en el punto más bajo de varios años!

Pero al igual que lo que ocurre en Argentina, sólo crece el empleo de ‘baja calidad’.

De la misma manera, retrocede la participación de los trabajadores en el ingreso nacional.

En medio de la ‘recuperación económica’ se profundiza la miseria social.

Claro que el golpe más duro contra Bush es su completo fracaso en las guerras de Irak y de Afganistán.

¿Pero acaso Kirchner no ha apoyado esa política de Bush, en el asiento que ha ocupado todo este año en el Consejo de Seguridad de la ONU?

Se ha sumado a la extorsión contra Irán; ha seguido a pie juntillas a los yanquis en la reciente guerra contra Líbano; votó a favor de la fuerza militar de la ONU a este país; no dice una palabra de las matanzas en Gaza; financia la guerra imperialista pagando al FMI; hace causa común con las petroleras contra Bolivia; ¡tiene tropas en Haití, al servicio del Pentágono!

Por si faltaba algo, decidió meter de mediador al monarca franquista de Repsol, Telefónica, el Banco Francés y Edesur.

Lo más importante de todo, sin embargo, es que el hundimiento de Bush tendrá repercusiones sobre la estabilidad de todos los regímenes políticos en América Latina.

Bush enfrenta ahora una crisis de régimen político; lo de Rumsfeld es el primer acto.

A Kirchner le pasa lo mismo: lo de Fellner y Solá es el primer paso del minué.

¿Cuál es la conclusión? La conclusión es que las políticas capitalistas están condenadas al fracaso; que no ofrecen progreso, ni paz, ni seguridad, ni estabilidad.

Es necesario mirar el proceso mundial en su conjunto.

En estas condiciones históricas concretas, planteamos a los trabajadores y a las organizaciones que quieren defender sus intereses, a organizar una alternativa obrera y socialista.