La campaña por un Encuentro laico, anticlerical y de lucha
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Foto: Jade Kertesz
El Encuentro Nacional de Mujeres, que se realizará en Salta en octubre, tiene el desafío de hacer frente a una situación de agravamiento en las condiciones de vida de la mujer trabajadora. La bancarrota capitalista produce despidos y suspensiones, y también la perdida del poder adquisitivo del salario. La política de “honrar” la deuda con los tenedores de bonos lleva, inevitablemente, a desatar más devaluaciones, inflación y tarifazos para cumplir con los pagos.
El aborto clandestino provoca la muerte de cientos de mujeres, la mutilación de miles de ellas y el encarcelamiento, como se puede ver en Río Negro y Jujuy, de mujeres acusadas de abortar. A esto debe agregarse el asesinato de mujeres por los hijos del poder y las decenas de mujeres desaparecidas a manos de redes regenteadas por políticos, policías o jueces, que se mantienen impunes a pesar de la propaganda gubernamental sobre miles de mujeres “liberadas”.
Todos con el clero
El agotamiento político del kirchnerismo ha reforzado su alianza con el clero, en la búsqueda de que éste cumpla el rol de árbitro social que hoy ya no puede cumplir una corriente política desprestigiada. La oposición tradicional sigue el mismo camino. No es casual que, el Congreso, donde han tenido mayorías unos y otros, nunca haya avanzado el proyecto por la legalización del aborto. La reforma actual del Código Civil, que le otorga estatus jurídico de persona al embrión, significa lisa y llanamente un retroceso legislativo que atrasa siglos.
El afán de servir al clero permite que la Iglesia mantenga el dominio casi pleno del Estado en Salta, donde se realizará el próximo Encuentro Nacional. Manejan los resortes de la Justicia, la educación y la salud de la mano del kirchnerismo y la oposición romerista y olmedista. En la última elección provincial, el clero encabezó la campaña contra el PO, porque éste defendía los reclamos de las mujeres. El triunfo obtenido por nuestro partido mostró el alto grado de apoyo que existe entre las masas populares a estos reclamos.
El movimiento de mujeres de todo el país debe tomar nota del resultado de esta batalla e intensificar una agenda de acción común. Este desafío existe, en primer lugar en Salta, donde está planteado convertir el Encuentro en un punto de atracción para las mujeres trabajadoras de la provincia y de todo el NOA. Y también para el movimiento de lucha de todo el país, que debe sumarse a esta pelea.
Encuentro Nacional independiente de la Iglesia y del Estado
La conquista de estos objetivos requiere una transformación de la estructura del Encuentro. Hasta ahora, el desarrollo de los mismos pasó relativamente desapercibido para la gran masa de las mujeres de las provincias que actuaban de sede. Se trata de una carencia importante, que puede ser superada si se colocan en primer plano las reivindicaciones populares más sentidas. La gran votación alcanzada por el PO en Salta prueba que se han reunido las condiciones para esta intervención masiva de las mujeres de la zona.
Hasta el momento, la Comisión Organizadora del Encuentro le da la espalda a este proceso. Está dominado por una alianza entre el PCR, la Iglesia y el PJ provincial. La única difusión que existe del ENM en la provincia es auspiciada por los gobiernos provincial y de la ciudad capital, los mismos que atacan a las mujeres docentes que han hecho una huelga histórica.
En oposición a esta política, se ha conformado en Salta una mesa de mujeres luchadoras que se pronuncia por un Encuentro laico y de lucha, y esto mismo se está poniendo en pie en otros puntos del país. Tucumán avanza junto a las compañeras de otros movimientos para poner en pie una mesa similar. En Santiago del Estero, con la diputada Andrea Ruiz a la cabeza, estamos poniendo en pie un observatorio de género que tiene por finalidad denunciar la barbarie social en la que vive la mujer en la provincia. En la provincia de Jujuy, el Plenario de Trabajadoras lucha por la libertad de las mujeres detenidas por abortar.
Sigamos avanzando con charlas y pronunciamientos por un Encuentro laico, anticlerical e independiente del Estado, una voz que debe alzarse en todo el país.