Partido

8/8/2020

La instalación de un mito: “el caso se resolvió gracias al testigo de Néstor”

Especial aniversario Mariano Ferreyra. Las manipulaciones del gobierno para correr el eje de las responsabilidades.

Uno de los principales mitos que ha creado el kirchnerismo, y la fiscal Caamaño, quien llevó parte de la instrucción de la causa, es la referida a la investigación y resolución del crimen de Mariano Ferreyra, atribuyendo la resolución del caso al aporte invalorable de Néstor Kirchner.

Se trata de un relato oficial, falaz, que tiene como finalidad sepultar los hechos históricos que cuestionan a todo un régimen político, basado en la estatización de los sindicatos, en la colaboración de la burocracia sindical y en el soporte del Estado a una clase capitalista parasitaria.

El 23 de octubre del 2010 salía en los principales medios que Néstor Kirchner encabezaba personalmente la investigación del gobierno sobre el asesinato del militante Mariano Ferreyra. Lo asistían sus dos jefes en la exSide, Héctor “El Chango” Icazuriaga y Francisco “Paco” Larcher. Anunciaban que ese mediodía “Kirchner consiguió lo que buscaba: la ampliación de una foto, en alta definición, de un barrabrava de un club de zona sur absolutamente involucrado en los hechos”. Y filtraban a Clarín que “ese matón es un militante cercano al dirigente duhaldista Alberto Trezza”, anunciando que “lo tenemos identificado, en dos horas lo detenemos”. Durante un acto en Chivilcoy dejaron trascender que habría novedades en la causa.

El dirigente oficialista Luis D’Elía tuiteó ese día “ALBERTO TREZZA, quien fuera subsecretario de transporte ferroviario de EDUARDO DUHALDE año 2002 encabezó la patota que asesinó MARIANO FERREYRA”. También sostuvo que ese exfuncionario “contrató 50 matones en el barrio Don Orione de Almirante Brown” y dio a conocer un dato que aún no tenía la Justicia: “El que hizo el disparo –escribió D’Elía- (es) una persona morruda, de 1,75 mts. y barba candado”.

La operación K para involucrar a Duhalde en la balacera de Barracas era impulsada por el propio Kirchner, quien llamó a diferentes dirigentes del oficialismo para tranquilizarlos diciendo que tenía la foto de uno de los agresores de Ferreyra (según sostenía Clarín) y que además, tenía la información de que esa persona militaba en el duhaldismo.

¿Cómo había obtenido el gobierno el dato del barrabrava Favale?

Al gobierno le llegó el nombre de Favale mediante un testigo que le fue presentado por un intendente del Conurbano bonaerense. Este hecho, por sí mismo, es una expresión de los vínculos que cultivan la mayoría de los intendentes con personajes reclutados entre la delincuencia, como era este testigo.

El ofrecimiento del “testigo” a la Justicia fue en el marco de vincular políticamente al autor material con el duhaldismo. La rápida provisión de un “arrepentido” que mostraba que el autor material era un barrabrava -no un ferroviario- buscaba precisamente desviar la investigación de los autores políticos del crimen, mientras seguían invitando al dirigente de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, a los actos oficiales.

Jesús Alejandro Benítez, el testigo en cuestión, era en realidad un “arrepentido”. Formaba parte de la patota que atacó a los tercerizados del ferrocarril y acabó con la vida de Mariano Ferreyra. Se lo observa en primera fila en las filmaciones de los hechos de C5N, vestido con una camiseta de Argentina, a metros de Favale. Era uno de los matones a sueldo habituales de la banda de Pablo Díaz –dirigente del cuerpo de delegados de la UF del Roca- y guardatren en Plaza Contitución. Frecuentaba el gimnasio de box que funcionaba en el subsuelo de Constitución, sindicado como un antro criminal y de ostentación de “fierros”. Formaba parte de los círculos políticos del pejotismo y la burocracia, del mismo modo que Cristian Favale, quien fuera fotografiado en las peñas políticas de Amado Boudou.

Antes de los testimonios de Benítez, Favale no era un desconocido en el expediente. Había sido señalado como uno de los tiradores por al menos dos denuncias anónimas recibidas en el 911, el mismo día de los hechos.

Las filmaciones de C5N, del momento del hecho, mostraban claramente la dirección y participación de Pablo Díaz, el delegado de mayor peso en el lugar, que mantuvo 15 comunicaciones telefónicas con Fernández durante la preparación y consumación de los hechos.

La exfiscal Caamaño, actual jefa de la AFI, conocía todo esto, pero incluso años después sigue alimentando este mito. En un reportaje que dio años después decía: “El gobierno nos mandó un testigo clave […] Es un testigo con el que sigo teniendo contacto, con quien tengo afecto, una gran persona con mucha valentía”.

El “testigo de Néstor”, Jesús Alejandro Benítez, apareció cuando era evidente el fracaso de la tentativa oficial de igualar, en un “enfrentamiento”, a víctimas y victimarios, y fue presentado acompañado de un operativo para vincular a Duhalde con el asesinato y desviar las responsabilidades política, que fracasó con la intervención fundamental del Partido Obrero, sus abogados y sus militantes, para obtener justicia por el crimen de Mariano.

Benítez, recibió un llamado de quien sería identificado como el otro tirador, Gabriel Fernando Sánchez, a las 9:49:53 horas de ese día (fs. 1.563 de la sentencia), sin nombrar a este en ningún momento en sus declaraciones durante la instrucción. Su participación en los hechos obligó a los jueces a tomar solo la parte de su declaración como prueba que se mostró veraz mediante otras pruebas del juicio. Lo que significa que nada de lo que dijo fue tomado en cuenta salvo lo verificado por otras pruebas de la causa. En definitiva, sin esas otras pruebas su testimonio habría sido inútil.

Los jueces ordenaron en la misma sentencia que se oficie a la jueza de instrucción para que Benítez fuera investigado por este hecho.

Los asesinos de Mariano no fueron condenados por el testimonio de Benítez, “el testigo de Néstor”, “el valiente testigo” que emociona a la exfiscal Caamaño, por lo menos, corrió junto a los asesinos cuando atacaban a los tercerizados y encubrió al otro tirador –el ferroviario Sánchez- quien lo convocó a asistir al lugar del ataque. Esto, probablemente, fue acordado con el intendente Kirchnerista amigo que lo convenció de presentarse como testigo, buscando solo sindicar al barrabrava, justamente para ayudar a desvincular la participación de la burocracia sindical en el asesinato.