Partido

22/8/2020

La instrucción: los siete ferroviarios detenidos

Segunda parte.

Si la burocracia tenia expectativa que la detención de Favale fuera un punto final y así lograr desvincular a Pablo Díaz del crimen, los días sucesivos le mostraron que estaba equivocada.

La estrategia de los abogados de los ferroviarios de los sucesivos detenidos, a partir de este punto, tuvo la intención de que la culpa cayera solo en Favale. Pero las estrategias defensivas sobre una mentira son difíciles de sostener.

El ferroviario Juan Carlos Pérez, en su declaración indagatoria, deja al desnudo la intención de culpar de los hechos exclusivamente al barrabrava. Pérez dice que el autor del disparo estaba detrás suyo, que usaba barba candado, que lo conoce como Harry y citó a otros integrantes de la patota para adjudicarle haberle escuchado decir: “lo puse al zurdo, yo le di”. Incriminando, de esta forma, a Favale. Pero en su relato se va de boca al contar que antes de la agresión Favale llegó con un grupo de muchachones y habló con Pablo Díaz.

Al preguntarle de donde lo conoce a este Harry, aclaró que estuvieron juntos en el acto que el líder de la CGT, Hugo Moyano, realizó el 15 de octubre (del 2010) en el estadio de River Plate y especificó que este hombre habría ido como “custodio” de Díaz.

En un intento de instalar la idea de haber sido atacados, dijo que entre los manifestantes del Partido Obrero y de los empleados tercerizados vio a una persona que “se puso en cuclillas, abrió una mochila de dónde sacó un arma y disparó dos veces”. Lo mismo había sostenido Díaz al ser indagado unos días antes.

Esta versión, sostenida en oportunidad de declarar en su indagatoria por varios miembros de la patota, fue descartada en forma definitiva en la investigación, al verificarse que solo habían existido disparos en una sola dirección en el lugar de los hechos: desde la patota hacia donde estaban ubicados los compañeros de Mariano.

Pérez había sido identificado por un testigo que lo describió como una de las personas que le pasó el arma al tirador. Lamentablemente, en el juicio, dicho testigo no tuvo suficiente credibilidad para los jueces, quienes decidieron la absolución de este ferroviario.

Ocho días después los detenidos eran siete. Además de Pérez, fueron detenidos el guardabarreras Francisco Pipito y el delegado ferroviario Jorge Daniel González -que todos recordaran con su cuello ortopédico-, fueron los protagonistas del video de C5N que los registró mientras amenazan y amedrentan a los periodistas para evitar que registren el crimen.

Luego le llegó el turno al otro tirador, Gabriel “El Payaso” Sánchez, barrabrava de Racing Club, personaje que exhibía sus armas en el club de boxeo de la Unión Ferroviaria en Constitución y que fue el encargado, además, de invitar varios muchachos a la jornada en Barracas.

Comenzó su declaración negando todo pero se rindió ante la evidencia de los videos que lo muestran sobre las vías del ferrocarril Roca, el miércoles 20 de octubre, con su tatuaje de un payaso en el brazo derecho, lo que lo llevo a admitir haber estado en el lugar.

El empleado ferroviario Guillermo Armando Uño, quien admitió haber integrado el grupo agresor pero negó haber estado armado y haber visto a quien le disparó. Se lo sindicaba haber pasado las armas a los tiradores, y tuvo el mismo final absolutorio de Pérez. Uño siempre se mostró como un fiel miembro ferroviario, quien manifestó haber acudido a la movilización en forma espontánea. Su “fidelidad” fue retribuida con el pago de su abogado por parte de la Unión Ferroviaria, como quedó claro en una de las escuchas efectuadas en el marco de la investigación.

Lejos estábamos aun de lograr justicia con los principales responsables del crimen. Los dirigentes, Pedraza y Fernández, aun no eran vinculados a la investigación y la responsabilidad policial solo había quedado en la separación de la Federal de la investigación. La muerte de Néstor Kirchner sepultaba el tema en los medios.

El empeño y compromiso de Pedraza para obtener la liberación de su gente será un elemento determinante para su detención.