Partido

12/7/2007|1000

"La izquierda latinoamericana se prepara para ser gobierno"

En sus mil ediciones Prensa Obrera ha ido registrando y combatiendo el vuelco de los partidos de izquierda y centroizquierda de América Latina hacia posiciones burguesas y proimperialistas.


Estos partidos conformaron, a mediados de 1990, el Foro de San Pablo con el objetivo expreso de “repensar el socialismo y renovar el pensamiento de izquierda”. Pero esos partidos pretendían concretar esa tarea cuando ya estaban abiertamente embarcados en un viaje hacia posiciones capitalistas. Ante el hundimiento de la URSS y su aparato internacional, organizaron el Foro para prepararse para el período inmediato, de enormes crisis políticas y económicas por y en las que deberían jugar un rol central de defensa del régimen existente. Esto se vio con claridad al año siguiente, cuando en México el Foro dejó de lado la tarea de redefinir al socialismo y asumió como perspectiva propia la economía de mercado y la democracia.


El Partido Obrero enfrentó decididamente esta cooptación de la izquierda y el centroizquierda latinoamericanos y ese debate lo reflejó Prensa Obrera en sus páginas. PO caracterizó desde un principio que el Foro se había trazado como perspectiva estratégica el desarrollo democrático y el fortalecimiento de la economía de mercado en América Latina. Se trataba de una diferencia de grado, no de principios, con los menemistas latinoamericanos que estaban pauperizando a las masas de la región y rematando el patrimonio nacional de cada país. Frente a ese resultado concreto, los partidos del Foro, en lugar de orientarse hacia la tendencia revolucionaria latinoamericana que fermentaba entre el pueblo, buscaron adornar sus posiciones burguesas con aditamentos como “el valor universal de la democracia”, “el mercado con justicia social” o “la integración en pie de igualdad con las potencias en el nuevo orden internacional”.


Prensa Obrera combatió las utopías reaccionarias de los centroizquierdistas y democratizantes. Demostró que la democracia no es un valor universal sino una forma históricamente determinada de organización del Estado; que la economía de mercado no puede ser con justicia social porque en la época del predominio del monopolio capitalista sólo podía llevar a fortalecer esa supremacía; que la integración a la reestructuración hegemónica internacional no podía ser en pie de igualdad porque fortalecía al imperialismo reaccionario y el sometimiento de América Latina.


La asistencia del Partido Obrero a las cuatro primeras reuniones del Foro tuvo por objetivo dar una batalla por la orientación política de los partidos de izquierda de América Latina: si éstos irían por la “inserción en la reestructuración hegemónica internacional” o por la intervención decidida, independiente y revolucionaria en la “crisis mundial”. El Partido Obrero rompió con el Foro de San Pablo cuando sus integrantes se negaron a votar la expulsión del Movimiento Bolivia Libre, que como integrante de la coalición gobernante en Bolivia, que reprimió violentamente movilizaciones obreras y campesinas.


A medida que los partidos del Foro se fueron integrando al Estado, ocupando posiciones en gobiernos y parlamentos locales y en el nacional, sus posiciones se hicieron más derechistas. Pasaron a integrar gobiernos que impulsaban las políticas neoliberales que decían enfrentar y aceptaban los mecanismos neoliberales de explotación, como el pago de la deuda externa, su reestructuración y el respeto de la seguridad jurídica lograda por los monopolios privatizadores.


Pero esta era sólo una etapa. Los partidos del Foro se preparaban para gobernar en defensa de las burguesías de sus países y del imperialismo cuando los partidos del régimen estuvieran agotados. Los gobiernos del PT, uno de los impulsores del Foro, del Frente Amplio uruguayo, del sandinismo nicaragüense confirmaron el pronóstico del Partido Obrero.