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15/1/2019|1579

La nacionalización de los bancos

En los debates de los cursos de reclutamiento, que nuestro partido está desarrollando en las últimas semanas, han aparecido en reiteradas ocasiones preguntas sobre nuestra consigna de nacionalización de los bancos y la centralización y estatización del sistema de crédito. 
 Esta nota tiene el propósito de colaborar con cursillistas y quienes participan de los cursos para aportar elementos que ayuden a comprender esta importante cuestión.

Los bancos son la expresión concentrada del parasitismo y la anarquía que dominan la economía capitalista

En su famoso libro sobre el imperialismo escrito en plena Primera Guerra Mundial, Lenin analizaba el rol creciente de los grandes bancos en la nueva fase de la economía capitalista que denominó imperialismo. La concentración en cada vez menos bancos y su dominio sobre la gran industria dio paso a la conformación del capital financiero. Lo sintetizó de esta manera: “Así pues, el siglo XX marca el punto de inflexión entre el viejo capitalismo y el nuevo, entre la dominación del capital en general y la dominación del capital financiero”. La aparición y concentración de las actividades en grandes monopolios y trusts o carteles (acuerdos de los grandes grupos económicos) fue preparada e impulsada por la concentración bancaria que dejaba en manos de pocos bancos gigantescos el control de los principales países imperialistas.


El Programa de Transición


Poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, León Trotsky, en el Programa de Transición formuló la consigna “La expropiación de los bancos privados y la estatización del sistema de créditos”. Allí denunciaba que “el imperialismo significa la dominación del capital financiero… los bancos concentran en sus manos la dirección de la economía”. Y explicaba que “para crear un sistema único de inversión y de crédito, según un plan racional que corresponda a los intereses de toda la nación es necesario unificar todos los bancos en una institución nacional única.


Sólo la expropiación de los bancos privados y la concentración de todo el sistema de crédito en manos del Estado pondrá en las manos de éste los medios necesarios, reales, es decir materiales, y no solamente ficticios y burocráticos, para la planificación económica”.


Trotsky aclaraba en el mismo capítulo que “no obstante, la estatización de los bancos sólo dará resultados favorables si el poder estatal mismo pasa de mano de los explotadores a manos de los trabajadores”.


Los bancos y la deuda externa


Cuando en la década del '70 del siglo pasado, un incremento extraordinario de los precios del petróleo generó enormes excedentes financieros en los países productores del mismo, los bancos los canalizaron en préstamos especialmente a los países atrasados y semicoloniales en momentos en que las tasas de interés mundiales eran excepcionalmente altas.


En la década del '80 va a estallar la llamada “crisis de deuda externa”. Los países imperialistas, especialmente Estados Unidos, van a salir al salvataje de sus bancos (Plan Brady) forzando ajustes en los países deudores. Las consecuencias de ese endeudamiento siguen con sus vaivenes presentes al día de hoy (aunque muchos fondos de inversión han tomado parte del lugar que tuvieron los bancos en ese período). 


Los bancos son un eslabón crucial del control del imperialismo de los países semicoloniales. Su nacionalización no sólo está asociada al repudio de las deudas externas sino también al control del comercio exterior, palanca imprescindible para acabar con la dominación imperialista.


La crisis de 2008


El estallido de la burbuja de los préstamos hipotecarios en Estados Unidos que comenzó a manifestarse en 2007 tomó un amplio vuelo cuando en setiembre de 2008 cayó uno de los más importantes bancos de Estados Unidos, el Lehman Brothers. El peligro de que a éste lo siguieran otros grandes bancos, tanto de Estados Unidos como del resto de los países imperialistas, llevó a la más gigantesca operación de salvataje bancario.


Los recursos de los presupuestos fueron utilizados por los principales países para salvar a sus bancos comprometiendo su propio futuro y asumiendo deudas gigantescas que aun hoy siguen afectando la actividad mundial, sin haber logrado con esa intervención sanear realmente a los bancos que siguen siendo en la actualidad uno de los eslabones más frágiles de las economías centrales.


Esto confirma que lo que señalaron Lenin y Trotsky en su momento está vigente al día de hoy. Los bancos son la expresión concentrada del parasitismo y la anarquía que dominan la economía capitalista. Los bancos son la muestra más evidente del capitalismo “zombie” de nuestros días.


Bancos, pequeños ahorristas y gran industria


Decía Trotsky en el Programa de Transición: “La expropiación de los bancos no significa en ningún caso la expropiación de los pequeños depósitos bancarios”. Si tenemos en cuenta lo ocurrido en nuestro país durante la crisis de 2001-2002, podremos comprobar que la formulación del Programa de Transición se opone por el vértice a lo ocurrido en ese entonces. Justamente los gobiernos capitalistas de nuestro país, el de De la Rúa-Cavallo primero con su “corralito” y Duhalde-Lavagna después con su “corralón” expropiaron a los pequeños ahorristas para salvar a los grandes bancos. Los que fueron esquilmados son los pequeños ahorristas, muchos de los cuales alimentaron durante un tiempo la consigna de que “piquete y cacerola, la lucha es una sola”.


Trotsky señala que, “por el contrario, para los pequeños depositantes, la banca estatal única podrá crear condiciones más favorables que la banca privada. Sin embargo, lo más importante es que, toda la economía, en primer término la industria pesada y los transportes, dirigidos por un estado mayor financiero único, sirva a los intereses vitales de los obreros y de todos los otros trabajadores”.