Partido

16/6/2022

La reconstrucción del Partido Obrero en Jujuy

Aporte al XXVIII Congreso del PO.

Foto PO Jujuy

En 2021 nuestro partido tomó el desafío de retomar el trabajo en la provincia de Jujuy luego que la regional se desarmara en 2019 producto de la ruptura del grupo liquidacionista de Altamira.

La apuesta de recomponer de cero el trabajo partidario en una provincia tan compleja como Jujuy muestra la audacia y tenacidad del Partido Obrero. No se trata de un mero desarrollo geográfico de una organización, sino de la necesidad de construir dentro del proletariado jujeño un organización política con un programa y un método que colabore en retomar la tradición combativa del movimiento obrero de la provincia con su pico más alto en los ’90 forjando la unidad de ocupados y desocupados, como así también superar la derrota que significó para el movimiento popular de la provincia la experiencia de Milagro Sala.

El PO tiene como hoja de ruta la organización independiente de los explotados para enfrentar al régimen ajustador y represor de Morales y la construcción de una alternativa obrera y socialista frente a la decadencia de una burguesía nacional –y provincial– parasitaria, subordinada al capital financiero que a través de todos los gobiernos empujaron a Jujuy a una mayor primarización y un retroceso productivo con la liquidación de la siderúrgica Altos Hornos Zapla, la quiebra del Ingenio La Esperanza, el cierre de los ramales del ferrocarril Belgrano y el agotamiento de emprendimientos mineros que dejaron a los pueblos tan pobres como al inicio de su explotación.

Solo un gobierno de la clase obrera puede sacar al país y la provincia de la primarización y el atraso. El PO plantea una reorganización social dirigida y planificada por la clase obrera. Colocando toda la riqueza social al servicio del desarrollo del país y a satisfacer las necesidades populares. Con esta estrategia intervenimos día a día impulsando todas las luchas del movimiento obrero y popular, construyendo agrupaciones clasistas en los sindicatos y un gran movimiento piquetero en los barrios.

El régimen de Morales

La llegada de Morales al poder de la provincia es producto principalmente del agotamiento de la experiencia kirchnerista en el país y en Jujuy del parasitismo de un PJ ahogado por el dominio del régimen de la Tupac Amaru que también tendía a colapsar. La burguesía reclamaba un cambio de frente en el país para avanzar hacia una ofensiva más dura contra las masas y en Jujuy buscaba recuperar el completo dominio de la obra pública, las licitaciones y negociados con el estado.

Apoyado en la elección de Macri y el descontento social con Milagro Sala y el PJ, Morales ganó las elecciones de 2015 en una alianza con el Frente Renovador de Sergio Massa quien puso al vice Carlos Haquim.

El régimen de Morales combina una política económica de ajuste a las masas en línea con la subordinación nacional al FMI, alianzas con el gobierno nacional de turno y un copamiento personal de los poderes del Estado conformando un régimen de cooptación, represivo y persecutorio. También apuesta a pactos de tipo bipartidista con el PJ de la provincia y un relato político “desarrollista” prometiendo que las “penas” de hoy se sanarán mañana con una Jujuy “productiva”.

Ajuste y endeudamiento

En los seis años que lleva en el gobierno, Morales realizó un fuerte ajuste que tiene como consecuencia el crecimiento de la pobreza (25% en 2016 a 42% en 2021), con un promedio salarial muy por debajo de la canasta básica (Jujuy es la provincia que más trabajadores ocupados buscan otro empleo porque no llegan a fin de mes) y una generalización de la precarización laboral (entre las 7 provincias del país con más informalidad) a través de la tercerización en ingenios, jornalistas en el Estado y cooperativas que contratan fuera de cualquier convenio. El caso de los estatales jujeños retrata el ajuste: los salarios en cinco años retrocedieron un 80% su poder adquisitivo y los docentes tienen el salario básico más bajo del país, junto a Formosa.

La otra cara del ajuste es el entrelazamiento con el capital financiero. La promesa de una “revolución productiva” se traduce en un endeudamiento (casi 1.300 millones de dólares) que coloca a Jujuy al borde del default permanente. Los resultados de la revolución productiva por supuesto no llegan. El caso más resonante es el del Parque Solar Cauchari donde Morales decía “que se pagaba solo” y que incluso iba ser el respaldo para nuevos créditos. La deuda solo en capital equivale a US$500 millones y sumado los intereses llega a los US$800 millones. El proyecto sufrió la catástrofe económica del gobierno de Juntos x el Cambio. La devaluación de Macri voló por los aires el endeudamiento en dólares, teniendo que reestructurar los vencimientos del 2021. Por lo pronto Cauchari se trata de un gran negociado de los especuladores de Wall Street y una mochila de deuda para la provincia por muchísimos años.

Los trabajadores debemos reclamar que se abran los libros del emprendimiento, conocer la letra chica del contrato con Cammesa (compradora de los megavatios de Cauchari) y avanzar a una verdadera planificación de la producción energética de la provincia..

El litio

Argentina, junto a Bolivia y Chile forman el “Triángulo del Litio” con el 85% de las reservas del planeta. Jujuy cuenta con dos reservas en salares (Olaroz y Cauchari) que podría ser el punto de apoyo para un desarrollo industrial de la provincia y el país. La demanda mundial del litio ha aumentado notablemente en los últimos dos años elevando su precio internacional de US$1.500 por tonelada a los casi US$60 mil en 2022. El valor del litio no solo es para la fabricación de baterías en las automotrices, sino también en la industria cerámica, vidrios, para la elaboración de grasas y aceites, medicamentos, etc.

Sin embargo la política del gobierno nacional y provincial no es apoyarse en el “oro blanco” para emprender un rumbo económico independiente del país, sino someterse a una primarización económica en favor de las transnacionales mineras. Actualmente Argentina se limita a la exportación de dos productos primarios: carbonato y cloruro de litio. No existe ningún producto industrializado luego del proceso extractivista y las regalías que dejan las mineras son ínfimas (3%). Incluso nuestro país está mucho más atrasado que Bolivia y Chile donde la participación del Estado en las rentas y las ganancias por la explotación del litio ronda el 40% y una parte de la extracción va destinada a sus industrias nacionales.

En Jujuy, Jemse, la empresa estatal provincial, solo tiene un 8,5% de las acciones de Sales de Jujuy S.A. mientras que la mayoría accionaria pertenece a Toyota (Japón) y Orocobre (Australia).

El potencial del litio plantea la necesidad de discutir en manos de qué clase social están los recursos estratégicos del país.

La nacionalización integral de las reservas nacionales de litio bajo control y planificación de los trabajadores sería el punto de apoyo para un desarrollo industrial del país a través de la fabricación de baterías de litio, la energía eléctrica, etc.

El régimen político

Las primeras acciones de Morales cuando llegó al poder a fin de 2015 pintan de cuerpo entero el régimen político que hoy tiene Jujuy. La necesidad de una ofensiva directa contra las masas requería de un régimen político con un fuerte poder personal sobre todos los poderes del Estado. El primer eslabón del nuevo régimen fue una alianza con el PJ tradicional en la legislatura transformando a esta en una escribanía para aprobar beneficios de los capitalistas y aplicar un ajuste a los trabajadores. Morales utilizó la legislatura como trampolín para el copamiento del poder judicial ampliando el Tribunal Superior de Justicia de 5 a 9 vocales –en su mayoría radicales- convirtiéndolo en un organismo dirigido por el poder ejecutivo. Es hasta el día de hoy que el gobernador pone y saca jueces a discreción, según las necesidades de la coyuntura.

Al mismo tiempo creó el Ministerio Público de la Acusación, quien se encarga de tomar las causas penales con un ejército de fiscales para perseguir a los luchadores y opositores. Este nuevo organismo, sumado al Juzgado contravencional (creado por Fellner), se convirtieron en los arietes de un Estado policial para disciplinar y amordazar a los trabajadores frente al ajuste. Desde ahí se armó el operativo contra Milagro Sala y la desarticulación de la Tupac Amaru y con ese antecedente se persiguió a cualquier manifestante o luchador que se enfrentara al régimen. El Partido Obrero lo vive en primera persona con la persecución a la emergente unidad piquetera y el encarcelamiento de su dirigente y vocero.

Nuestra intervención parte de la impugnación de todo el régimen político contrario a cualquier republicanismo y división de poderes que avasalla las más elementales libertades democráticas para la población. En oposición a la justicia adicta al poder ejecutivo, planteamos la elección popular y revocabilidad de los jueces y fiscales y la eliminación de los sueldos y jubilaciones de privilegio. A su vez planteamos el desmantelamiento del ministerio público de acusación y la derogación del código contravencional actual terminando con toda persecución y el sobreseimiento de todas las causas a los luchadores y perseguidos políticos.

La desarticulación de la Tupac Amaru, además de la prisión de Milagro Sala, fue acompañada de un proceso de cooptación política. El 95% de los dirigentes de la Tupac se pasó al campo de Morales y todo el aparato punteril que orquestaba Milagro Sala pasó a manos del Estado con la creación de la Suceppi (Secretaría de Cooperativas y Programas Sociales).

La total subordinación del PJ tradicional de Rivarola a Morales y la desintegración de la Tupac colocó al peronismo en la provincia en un rol testimonial dejando así un dominio electoral del radicalismo hasta el día de hoy. Ese vacío de oposición, en parte, pudo ocuparlo el Frente de Izquierda con el ingreso de cuatro diputados provinciales en 2017 y la gran elección en 2021 para diputados nacionales.

Los trabajadores y el movimiento popular

La situación de la clase obrera y los movimientos de lucha al día de hoy son inseparables de los procesos políticos atravesados en las últimas décadas. Los ’90 en Jujuy han marcado a fuego la historia de la lucha de clases de la provincia y el país.

Las consecuencias de las privatizaciones menemistas en Jujuy hicieron estragos generando una ola de desocupados y la quiebra permanente del Estado provincial que se descargaba sobre los trabajadores estatales. La unidad de ocupados y desocupados, a través de la acción directa con piquetes y movilizaciones históricas, pusieron en jaque a los gobernadores peronistas haciendo que ninguno pueda terminar su mandato. El punto más alto de la lucha piquetera encabezada por el frente de gremios estatales y el movimiento de desocupados fue en mayo del ’97 con el Ledesmazo quebrando la represión de la gendarmería y obligando a intervenir al gobierno nacional en la provincia. Este proceso político tuvo sus límites en la política de conciliación de clases de PCR (un rol dirigente en el Frente de gremios estatales y la CCC con sectores de la pequeña burguesía, las pymes y la iglesia que terminaron en una recomposición precaria del régimen con la elección de Fellner en el 99).

Luego del Argentinazo, con la subida al poder de Néstor Kirchner y su proyecto de “reconstrucción de la burguesía nacional”, se aplastó cualquier movilización independiente mediante causas judiciales y la cooptación de las organizaciones populares. De todo ese proceso surgió la experiencia de la Tupac Amaru y Milagro Sala como respuesta del Estado a las rebeliones populares de los ’90.

La red de organizaciones sociales y cooperativas para construir viviendas y obra pública fue el ejemplo llevado más a fondo del régimen de precarización laboral que montó el kirchnerismo para salir de la crisis posargentinazo. Alicia Kirchner había dicho “queremos miles de Milagro Sala”. Con cajas millonarias, trabajadores cobrando la mitad del convenio de la Uocra, patotas como fuerza de choque contra las organizaciones independientes, estafas y corruptela se terminó llevando al movimiento de desocupados y piquetero a una encerrona que en parte explica la situación del movimiento popular de Jujuy hasta hoy.

El trabajo del Partido Obrero y el Polo Obrero, este último año, para poner en pie un nuevo movimiento piquetero en la provincia que recomponga las mejores tradiciones de lucha del pueblo jujeño es una política revolucionaria y por eso Morales ha tomado nota con la represión y la cárcel a los compañeros.

Al día de hoy en el movimiento obrero jujeño están apareciendo tendencias de lucha que pronostican fuertes conflictos obreros en el próximo tiempo. Es el caso de los trabajadores rurales de Jujuy que en 2019 un sector independiente ganó la seccional 877 de Uatre Ledesma y le dio un aire fresco a un sector tan golpeado y atomizado como el rural. Diversos paros defensivos en el 2021 y luchas importantes contra los despidos (Garbarino, Banco de Desarrollo) muestran la capacidad de reacción que tiene la clase obrera. Sin embargo, venimos de años donde el ajuste ha golpeado muy fuerte sobre los trabajadores ocupados. La contención de la burocracia sindical y la floja respuesta de sindicatos que anteriormente tenían tendencias combativas son consecuencias de la política kirchnerista que primó en la mayoría de los sindicatos.

Es el caso de los trabajadores de los ingenios. La fuerte tradición combativa de los trabajadores fue reemplazada por la expectativa en el “Estado presente” kirchnerista y de atar los sindicatos al gobierno anterior lo cual debilitó la organización obrera en los ingenios. Con la ofensiva capitalista en los gobiernos de Macri y Morales hubo despidos masivos entre el activismo y derrotas como en el Ingenio La Esperanza con 400 despidos.

En los estatales que vienen perdiendo poder adquisitivo por quinto año consecutivo se vive una fragmentación muy grande. La burocracia sindical de ATE y UPCN se sentaron en la mesa de Morales dejando pasar el ajuste y como un derrame recae más fuerte sobre los municipales quienes muchas veces quedan afuera de los acuerdos paritarios, bonos compensatorios y tienen salarios mucho más bajos que la media estatal. El Seom (municipales) al día de hoy se adapta a esta situación buscando sostener acuerdos con los municipios, sin promover la movilización unificada de los trabajadores. Nuestro planteo se basa en la unificación de los trabajadores estatales en cada establecimiento superando la fragmentación de la burocracia sindical, a través de asambleas de base para impulsar la lucha por la recomposición salarial, el pase a planta permanente y todos los reclamos pendientes.

La novedad del último tiempo en el movimiento popular jujeño indudablemente fue la aparición de la Unidad Piquetera con el protagonismo del Polo Obrero. El magnífico desarrollo del movimiento piquetero independiente en todo el país le dio un impulso a su conformación en Jujuy siendo un canal de organización y lucha contra el hambre y la miseria que impone el gobierno provincial a miles de trabajadores desocupados y precarizados. La demostración de que el resurgimiento de los piqueteros en la provincia no es un hecho menor fue la reacción que se tuvo frente a la ofensiva represiva y judicial de Morales. La movilización por la liberación de Juan y Sebastián fue la más grande de los últimos años en la provincia con más de 10 mil personas y el hecho de que sean liberados quebró la política de Morales de desarmar al movimiento piquetero mostrando que estamos en una nueva etapa y en parte también un desgaste en el discurso reaccionario del gobernador.

La izquierda y una divergencia en la estrategia

El 25% obtenido por el FIT-U en las elecciones pasadas ha impactado en el país por ser una elección histórica de la izquierda logrando por primera vez el ingreso de un diputado nacional (Vilca). Las claves del resultado estuvieron por un lado en el descontento de una gran porción de trabajadores con el ajuste en curso promovido por el gobierno nacional y Morales y por el otro ocupando el vacío que dejó el derrumbe del peronismo como oposición al gobierno provincial.

El resultado es un salto político importante y un punto de apoyo hacia adelante. Sin embargo los revolucionarios no podemos analizar los resultados electorales por fuera del desarrollo de la lucha de clases. Una mirada sesgada podría llevarnos a un camino equivocado.

La gran elección del Frente de Izquierda no fue el complemento de una intervención de la clase obrera en la crisis y en la situación política. Tampoco expresa una separación política de fondo de las masas con el peronismo, sino más bien un contexto episódico. Esta situación coloca al FIT-U en una disyuntiva: el PTS busca utilizar su protagonismo electoral interviniendo como la versión más consecuente de los desencantados con el gobierno del Frente de Todos, sin una delimitación con el kirchnerismo cristinista –los sindicatos de Jujuy en su mayoría son dirigidos por este sector- , es decir una política electoralista, mientras que desde el PO pretendemos utilizar la gran elección como un punto de apoyo para que la izquierda se transforme en el impulsor de la movilización de la clase obrera contra el ajuste y por sus reivindicaciones y en la pelea por superar a la burocracia sindical mediante reagrupamientos de frente único con un programa clasista.

La expresión más fuerte del electoralismo del PTS es su negación a intervenir en el movimiento piquetero siendo en Jujuy la única expresión de lucha directa contra Morales en el último tiempo. A tal punto llevan esa política que discutieron llevar voceros a las movilizaciones por la libertad de los presos, sin movilizar como partido.

El PO y sus desafíos

Nuestro partido se ganó una referencia provincial importante, a través del Polo Obrero, frente al conjunto del movimiento obrero. En la próxima etapa debemos utilizar esa autoridad para abrir un debate con sectores del movimiento obrero en la necesidad de construir un paro nacional –y provincial-, en desarrollar un plan de lucha contra el ajuste del régimen del FMI.

La asociación de Morales con Alberto Fernandez –acuerdo con el FMI, Consenso fiscal, etc.– permite clarificar más fácil el rol ajustador de Morales frente a la población.

Nos preparamos para una agitación en los frentes obreros y estudiantiles a través de la campaña por el paro nacional y la necesidad de construir agrupaciones de lucha e independientes en cada lugar. Continuaremos con el desarrollo permanente del Polo Obrero impulsando asambleas abiertas recogiendo las reivindicaciones barriales, acompañando el desarrollo de la unidad piquetera y sus planes de lucha y la pelea contra la persecución a los que luchan. A través de reuniones en las localidades convocaremos a cientos de luchadores del Polo Obrero a sumarse a construir también el Partido Obrero dando la lucha por una alternativa política de los trabajadores.