Partido

10/10/2020

La tercerización en telefónicos: otro ejemplo de la política que combatía Mariano Ferreyra

Delegado Foetra. Agrupación Naranja Telefónica.

La lucha de Mariano, de Elsa y de tantas compañeras y compañeros que dieron su vida y se expusieron ese 20 de octubre de 2010, y en tantas otras movilizaciones y luchas contra la tercerización y precarización laboral, está más vigente que nunca.

En el gremio telefónico y de las telecomunicaciones, al igual que en ferroviarios y otros, la tercerización es un mecanismo capitalista para tratar de dividir y quebrar a la clase obrera. Empezando por su organización y los convenios colectivos que concentran las conquistas más importantes e históricas, como la jornada de 7 horas con un salario acorde a la canasta familiar.

La tercerización hunde sus raíces en Argentina en la etapa posterior a las privatizaciones menemistas, luego de las derrotas de grandes huelgas entregadas por la burocracia sindical peronista. Que inauguró todo un ciclo de tercerización de miles de trabajadores en distintas ramas y empresas.

En la actualidad, casi un 40% de los trabajadores del gremio se encuentra tercerizados, o bajo alguna modalidad precarizada, como puede ser los llamados “fuera de convenio”. Estos porcentajes, lógicamente, van fluctuando de acuerdo con el sector o incluso la situación del país. Por ejemplo, en los momentos de crisis las patronales usan la tercerización (con la vista gorda de la burocracia) como una variable de incorporación cuando hay una expansión, o de ajuste por medio de despidos masivos cuando hay una crisis como la que atravesamos ahora.

Una política de Estado defendida por todos los gobiernos de turno. Donde las empresas recurren a “contratistas” para tomar trabajadores telefónicos tercerizados con el convenio de la Uocra (construcción) que trabajan “al servicio” de Telefónica, Telecom, Cablevisión, Claro, Telecentro, etc. Realizando tareas normales y habituales, como el tendido de cables, las instalaciones o reparaciones domiciliarias, el mantenimiento y expansión de la red, entre muchas otras, con empresas que a su vez “contratan” otras empresas, para la ocasión, llamadas “subcontratistas”, que pueden derivar los trabajos a otras más pequeñas.

Así las empresas multinacionales, monopólicas o pertenecientes a grandes conglomerados económicos, terminan flexibilizando todas las condiciones, convenios y sindicatos de miles de trabajadores de una actividad tan importante y rentable. Empresas como Telefónica, pionera en la tercerización junto al resto de las privatizadas, llegaba a traer sus propias contratistas (como Radiotronica, Ezentis, Cobra) de España, radicadas o creadas por su “casa matriz” que van rotando el personal o cambiando de nombre y sobre todo subcontratando otras empresas, para evitar la antigüedad y el reconocimiento de la relación laboral, creada o asociada muchas veces por personal de las mismas gerencias o dirección de la empresa.

Como desnudo el crimen de Mariano, las tercerizaciones son una fuente de grande negociados y corrupción no solo en el ferrocarril.

La tercerización se expande a todas las áreas, no solo las técnicas. En el área de sistemas, informática, administrativas o atención al cliente, como los famosos “call center” donde miles de trabajadores y jóvenes teleoperadores, encuadrados en el convenio de comercio, son superexplotados hasta agotarlos y descartarlos con salarios de hambre. Producto de que ni siquiera cobran el salario del convenio de comercio. Porque al ser una tarea insalubre trabajan 6 horas, pero no cobran el sueldo completo, sino con el descuento de las 2 horas, en un convenio que ya es de los más bajos.

Todas las tercerizadas cobran una “comisión” por cada trabajador contratado. Y además aumentan su beneficio cuanto más ahorran, o cuando más productivo hacen al trabajador. Por ejemplo, no cumpliendo las normas de seguridad e higiene. No reconociendo las enfermedades profesionales. O imponiendo el trabajo por producción (a destajo) donde se cobra por cada instalación o reparación realizada. Un combo que lleva a aumentar los ritmos y accidentes por riesgo eléctrico o de altura, con accidentes de todo tipo, muchos de ellos fatales.

Toda esta explotación continúa es una fuente de grandes luchas y conflictos en el gremio. Donde la mayoría de las veces las conducciones sindicales dan la espalda a los trabajadores. Como terminó sucediendo en la gran huelga del año 2006, que arrancó con los tercerizados y llevó a sumarse a todo el gremio (efectivos y tercerizados), luego de más de un mes de paralizadas las empresas con enormes movilizaciones. Hasta ese momento Foetra era un gremio combativo.

Pero esta huelga terminó siendo entregada por la conducción sindical (Azul y Blanca) que se alineó al gobierno kirchnerista, aliado estratégico de las empresas telefónicas. O la lucha de los trabajadores de Atento (una empresa de Telefónica) donde se dio una enorme lucha por el reconocimiento de los trabajadores telefónicos. Lucha que incluyó grandes movilizaciones y ocupaciones de edificios.

La lucha de los tercerizados siempre fueron las más difíciles, debiendo enfrentar y superar la oposición frontal de las patronales, el Estado y la burocracia sindical. Analizar y sacar conclusiones de estas luchas es fundamental para los nuevos desafíos actuales, agravados en esta época de pandemia. La gran lucha por justicia por Mariano, Elsa y por el pase a planta permanente y convenio de los tercerizados ferroviarios y telefónicos deja al desnudo el entramado de intereses capitalistas y reaccionarios que enfrentamos los trabajadores.