Partido

19/7/2007|1001

Las Mil y Una Prensa Obrera en el arte y la cultura

Sí… por qué no. Esta afirmación, que suena caprichosa, tiene alto contenido político. Para nosotros –LuchArte– el arte no es sólo una expresión individual; es un trabajo inserto en la realidad social y sus practicantes son operarios de la sensibilidad y el raciocinio.


Desde el primer número de Prensa Obrera (14/12/82, a 10.000 pesos de aquella época), sus páginas fueron vehículo de transmisión de expresiones artísticas. Cine, crítica de libros, recordatorios, poemas escritos con la rústica emoción producida al descubrir que la vida no es algo que sólo deba vivirse, sino que podemos transformarla (Rimbaud) como podemos cambiar el mundo (Marx).


El trabajo “arqueológico” que me tocó hacer, recorrer las hojas amarillentas de PO –que no mueren en otoño–, es reconocerme como integrante de este partido que se construye permanentemente. Y tiene el objetivo de mostrar que la lucha política también es una dura batalla en el arte y la cultura.


En sus artículos va Joyce leyendo un poema de Tuñón; Eugenia Cabral desgaja su “Ración de pan”. Pablo Rieznik comenta la clonación junto a Christian Rath, que critica la película sobre Bialet Massé. Juan Ferro le pide a Diego Armando que no agarre; Engels celebra su centésima muerte -aunque sigue tan vivo como el aire- y Brecht festeja su siglo de nacimiento.


Todo esto y más está en Prensa Obrera. Mucho ha quedado sin exhibir. Los crueles dictadores del espacio y los costos nos han limitado.


Las Mil y Una Prensa Obrera en el arte y la cultura no es ardid amañado por Sherezade que no quiere morir. No es el último intento, travesura, beso o gesto que hacemos. Tampoco es el mil y un número, con la “o” machista y cerrada, nada más. Es la mil y una, abierta con la firme convicción revolucionaria de trabajar por una nueva sensibilidad (César Vallejo).


Los invitamos a recorrer los paneles en los que pusimos fotocopias de algunos artículos publicados en el periódico, que no es –según la demagogia populista– tribuna de los que no tienen voz en los medios burgueses. Estas crónicas son calle y piquete, huelga y la toma de la fábrica de la cultura que el capitalismo vació.


No terminamos el trabajo con esta humilde y soberbia fiesta hecha a pata y pulmón. Lo seguimos en la militancia diaria porque queremos la independencia del arte —por la revolución; la revolución —por la liberación definitiva del arte (*) y que la poesía deba ser hecha por todos, no por uno solo (Lautremont).


¡Por una alternativa obrera y socialista!


¡Por la expropiación total de los bienes culturales en manos de la burguesía!


¡Por el control obrero de la producción!