Tres ferrocarriles cruzan la ciudad: el Belgrano, que está desactivado; el Sarmiento, que mantiene el 25% de los servicios que tenía en los años ’80; y el San Martín, que mantiene dos trenes diarios.

De los cientos de puestos de trabajo de obreros ferroviarios que teníamos los mercedinos, hoy quedan 30.

El desmantelamiento del ferrocarril significó un duro golpe para el pueblo y un aislamiento de la ciudad. La reactivación del tren es una urgente necesidad, en particular para los sectores populares que no pueden pagar el carísimo boleto del colectivo por un servicio malo.

El jueves 8 por la mañana, en vísperas de la llegada del tren de la reconstrucción, el gerente de TBA (ex Sarmiento) se reunió con los concejales, el intendente y el secretario general de la CTA para anunciar que reponía el tren directo de las 5 de la mañana que habían levantado, y que se constituía una mesa para mejorar el servicio en lo que se refiere a seguridad, baños, limpieza.

Por la noche se realizó el acto organizado por la CTA y organizaciones afines a Solanas, sin la llegada del tren de la reconstrucción. Solanas y Sobrero llegaron en auto. El acto tenía un dispositivo de cerrojo a la libre expresión de los vecinos, trabajadores y sus organizaciones. El Partido Obrero protestó y, sin micrófono, Walter Altavista, ex ferroviario y miembro del PO, se dirigió al auditorio manifestando a viva voz los reclamos populares y denunciando a "la peor burocracia que no deja hablar a los trabajadores". El ejemplo fue seguido por un vecino que propuso organizar una asamblea popular.

El PO aportó una buena parte de la concurrencia, fuimos el único partido que asistió organizado y con banderas. La UJS volanteó trenes y escuelas, y ahora vamos a una campaña en defensa del tren en Gowland, donde este servicio es vital.

Corresponsal