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23/11/2006|973

NEUQUEN | La lucha en la petrolera Pride

"CUANDO EL COMPAÑERO BAJÓ DE LA TORRE, NOS PUSIMOS A ORGANIZAR LA HUELGA"

Pride es una empresa de servicios que realiza perforaciones, terminaciones y ‘pulling’ (recuperación de pozos petroleros que quedan fuera de funcionamiento), hasta entregar los yacimientos en producción a su contratista (en nuestra región, fundamentalmente, Repsol-YPF, Petrobras, San Jorge y Capec).

Más de 500 trabajadores en la región y más de 2.000 en el país componen la planta de personal de Pride. Es una empresa vital para la explotación petrolera, porque atiende los equipos, que quedan frecuentemente fuera de servicio. Los trabajadores de Pride son los peor pagos de toda la cadena de la explotación petrolera, con un básico de 1.100 pesos y un alto porcentaje que no supera los 2.800 pesos de bolsillo. Trabajan a más de 300 kilómetros de Neuquén, lejos de sus familias, en el campo patagónico, con alquileres que se llevan casi la mitad lo que ganan. El mismo trabajo es mejor remunerado por otras empresas que actúan en la región —con acuerdos por empresa. Pero Pride es la más importante (el 80% de sus trabajadores está en el convenio petrolero, otro 20% serían afiliados al sindicato del personal jerárquico).

Hace pocas semanas los trabajadores de Pride resolvieron parar por fuera de la organización sindical, pero la presión de las patronales y de la propia burocracia hizo que retornaran al trabajo sin haber tenido respuesta a sus reclamos. Sin embargo, la enorme presión que significó esta lucha dejó planteada la necesidad de que el conjunto de los petroleros salga contra los descuentos impositivos y en defensa de su salario.

La propia dirección del sindicato petrolero tuvo que referirse a la lucha de Pride en el transcurso del reciente paro, destacando que luchaban también por los reclamos de los trabajadores de esta contratista. Pero firmado el acuerdo por seis meses con el gobierno y los empresarios, que significa una importante conquista para los trabajadores del petróleo, para los trabajadores de Pride hubo sólo migajas.

Nos decía un compañero, en la Torre 216, donde están concentrados todos los trabajadores de la empresa, que “una vez firmado el acuerdo por parte del sindicato petrolero y cuando hicimos los números y concluíamos que para muchos de nosotros sólo había un par de pesos, la mayoría volvimos a trabajar cabizbajos y sin ánimos”. “Un compañero (Alejandro Cano) en su impotencia se subió sin ninguna seguridad a lo más alto de la torre, que tiene una altura de más de 30 metros y amenazó con arrojarse desde allí, reclamo que hizo que nos concentráramos”.

“Rápidamente vinieron los compañeros de otras concentraciones y en pocas horas la mayor parte de los trabajadores estábamos al pie de la torre”; “la convicción a la que llegamos es que si un compañero estaba dispuesto a dar su vida para luchar contra esta explotación, lo menos que podíamos hacer era resolver paralizar todos los trabajos hasta que nos den lo que reclamamos: un salario de bolsillo como mínimo de 4.500 pesos. No nos importa quien pague el impuesto a las ganancias, nosotros queremos vivir”. “Una vez que el compañero bajó de la torre, nos pusimos a organizar la huelga.”

“La asamblea resolvió que tres delegados pertenecientes al sindicato no nos representaban, y dimos por finalizados sus mandatos; resolvimos la designación de nueve delegados que somos los que hoy estamos organizando toda la movida.” “Ante el aislamiento al que nos pretende someter la directiva del sindicato, al igual que las patronales que nos cortaron todas las comunicaciones entre las distintas concentraciones, el transporte e incluso el alojamiento para trabajadores que no son de la región, resolvimos llamar a algunas organizaciones para quebrarlo.”

Ya finalizado el día y con el retorno de una caravana que en horas de la tarde marchó hasta Rincón de los Sauces, en el marco de una vigorosa asamblea de alrededor de quinientos trabajadores, con la presencia de algunos familiares, se informó en primer lugar que acababan de parar los únicos tres equipos cuyos trabajadores, por falta de información, aún estaban trabajando, y la incorporación a la medida de fuerza de trabajadores de otras localidades. En nuestra intervención señalamos que el conjunto de los trabajadores petroleros, tomando las banderas de los trabajadores de Pride, acababan de imponer a las patronales y al gobierno una importante conquista, pero hoy, los trabajadores de Pride volvían a ser pioneros en un reclamo que esta vez enfrentaba no sólo a las patronales petroleras, sino a la alianza de éstas con el gobierno y las direcciones sindicales que intentan mantener el techo salarial impuesto por el gobierno. Señalamos también que las organizaciones obreras debemos transmitir al resto de los trabajadores la enorme convicción y fortaleza que reflejaba la asamblea de los petroleros, para organizar en cada lugar donde actuamos una red de solidaridad y difusión de esta lucha: el reclamo salarial de los trabajadores de Pride es un reclamo que recorre a todos los trabajadores del país, por ello todos debemos impulsar su triunfo.

Todo y todos por la victoria de la lucha de Pride, fuera el impuesto al salario, salario mínimo igual al costo de la canasta familiar.

Alberto Vidal