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1/9/2005|915

NI DOLAR CARO, NI DOLAR BARATO | Respuesta a Pato

La política económica (política monetaria, fiscal, de tasas de interés, de tipo de cambio, etc.) es un conjunto de instrumentos de los cuales dispone el Estado capitalista para organizar e impulsar los negocios de la burguesía. Son instrumentos extraeconómicos, por lo tanto políticos, con los cuales la burguesía intensifica la explotación de los trabajadores más allá de la esfera de la libre competencia capitalista. Y como la burguesía no es una clase homogénea, a veces estos instrumentos extraeconómicos (devaluaciones, suba de las tasas de interés, etc.) son utilizados por fracciones de la burguesía para derrotar a otra fracción. Hasta incluso, en el plano internacional, las burguesías que luchan por acaparar mercados, por ejemplo, recurren frecuentemente a estos instrumentos para proteger sus intereses de clase (por ejemplo, una política arancelaria proteccionista o un tipo de cambio sobrevaluado). Sobre la base de lo mencionado anteriormente es evidente que el debate sobre un dólar caro o un dólar barato nos conduciría, siempre, al terreno de un debate patronal.

Pero, de todos modos, es necesario hacer algunas referencias a un punto que aparece repetidas veces en la carta de Pato. Ahí se afirma que “el partido aboga siempre por el dólar barato como si esto fuera bueno para la clase obrera, o por lo menos para la clase media” (Prensa Obrera Nº 913). Esta afirmación es totalmente falsa. El Partido Obrero denunció en forma enérgica e implacable que el plan de convertibilidad (dólar barato) constituía el andamiaje económico que posibilitó una confiscación fenomenal de los recursos de nuestra patria y una brutal superexplotación de nuestra clase obrera. Con relación a la confiscación del patrimonio público hay que decir que bajo la convertibilidad se entregaron las empresas estatales a precios irrisorios, bajo la convertibilidad se fue a las nubes la deuda del sector público y privado, y que fue durante la convertibilidad que se privatizó el sistema de jubilación estatal, etc. Por último hay que destacar que la convertibilidad sólo podía operar sobre una desocupación masiva, entre otros factores, lo cual acrecentó la explotación de las patronales, aprovechando la debilidad del movimiento obrero y la desocupación masiva, por medio de la flexibilización laboral y la destrucción de muchos derechos sociales. Se puede apreciar, claramente, que la política de dólar bajo no es ningún paraíso para la clase obrera.

Tampoco la política de dólar alto de Kirchner beneficia a los trabajadores. Esta política económica está orientada a beneficiar a los pulpos exportadores, a ciertos sectores de industriales que producen para el mercado interno y a los banqueros (sean “nacionales” o extranjeros). Lo único que puede esperar la clase obrera de la política económica de Kirchner es una mayor miseria y superexplotación.

Por eso, Pato, a tu pregunta de “¿…el partido quiere que el dólar esté a 2 pesos o menos?”, respondo: un dólar a tres pesos o un dólar a un peso no beneficia a ningún trabajador sino a algunas de las fracciones de la burguesía que ya están debatiendo acerca de esta cuestión. “El bienestar de los trabajadores no está determinado por la política cambiaria sino por el éxito de su lucha contra la clase capitalista y su Estado. Su arma no es la política cambiaria sino la organización” (Prensa Obrera Nº 912).

Jorge Gudiño