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26/10/2006|969

PERU | Rebelión popular contra el saqueo minero

Perú asiste a una extendida rebelión popular contra el saqueo minero, la depredación del medio ambiente que destruye las condiciones de vida de vastas poblaciones campesinas y las condiciones de explotación a que someten las multinacionales a sus trabajadores.

Los mineros subcontratados de Shouang Hierro Perú acaban de concluir una huelga de diez días por aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo. Los de la minera Doe Run (región de Huancavelica), después de varias semanas de huelga, obtuvieron mejoras salariales.

La minera Arutani (en Puno, en el sur) fue ocupada por unos 200 comuneros en rechazo a los despidos masivos que pretendía imponer la patronal y a la contaminación que produce la extracción de oro (que destruye la actividad agrícola de los campesinos). La patronal dio marcha atrás con los despidos pero no ha resuelto las cuestiones ambientales. Las asambleas comuneras estudian profundizar las medidas de lucha.

Combayo, un pueblo de 5.000 habitantes en el norteño estado de Cajamarca, protagonizó una rebelión popular que llevó a la total paralización de las actividades de la mina Yanacocha, propiedad del grupo minero norteamericano Newmont, uno de las mayores productores mundiales de oro. Es una mina a cielo abierto, en la cual el oro es separado de la piedra mediante la aplicación de cianuro disuelto en agua, método similar al utilizado en muchas minas argentinas).

Durante tres días, la población de Combayo bloqueó todos los accesos a la mina; en la represión, fue asesinado un campesino. La minera consume enormes cantidades de agua, lo que secó los pozos utilizados para el consumo humano y envenenó con cianuro y arsénico los ríos de la región (utilizados para el regadío y consumo de los animales). Yanacocha consume una cantidad de agua diaria equivalente a la que se necesita para abastecer a una ciudad de 6,5 millones de habitantes. Las protestas vienen de lejos: en una movilización similar, en 2004, fue asesinado otro campesino. Esta vez, pese a la represión, los campesinos mantuvieron el bloqueo a la mina.

La mina empobreció a la población de Combayos, el 75% de la cual vive por debajo del nivel de pobreza. Las cosechas se arruinaron por la falta de agua; los animales murieron envenenados o, en el mejor de los casos, redujeron sustancialmente su producción. Desde la instalación de la mina, el rendimiento de las vacas lecheras se redujo a la mitad. No hay agua potable para la población. Las mineras triplicaron sus ganancias entre 2002 y 2006 por el aumento del precio del oro.

Combayo es apenas uno de los múltiples conflictos que enfrentan a los campesinos de Cajamarca con las mineras. Hace poco más de un año, tres mil comuneros de Piura y Cajamarca ocuparon las instalaciones de la minera norteamericana Majaz, a la que acusaban de amenazar a los campesinos. En la batalla que libraron con la policía y las seguridad de la mina, resultaron un campesino muerto, decenas de heridos, una treintena de detenidos y un número indeterminado de desaparecidos. Pese a la represión, los comuneros conquistaron el campamento y obligaron a la paralización de la actividad.

Luis Oviedo