POLO NÚÑEZ | La clase obrera va al paraíso

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Cuando el sábado pasado, estando en Misiones, me enteré de la muerte del compañero Polo Núñez, sentí la impotencia de haber estado ausente.
Escribo, entonces, a nuestra prensa para despedirme de vos, compañero Polo.
La última vez que nos vimos fue en el Puente Pueyrredón, él fue a atender a una compañera descompuesta y yo tomé su lugar en ese momento. ¿Sabrá la compañera que fue Polo quien se acercó a atenderla? A ella, como a tantos otros que lo necesitaron.
Polo era todo eso que Furman dice, y era más, era él con un botiquín que de raquítico dejaba a la luz la miseria de los trabajadores, con un bastón astillado en la seguridad de la columna, con un mate amargo en los plenarios y con un abrazo fuerte en las jaranas.
El compañero Polo exponía sus diferencias sin denigrar a nadie, ésa era la escuela que nos daba a quienes lo escuchábamos.
Camarada Polo: “la Tierra será el paraíso, la patria de la humanidad”, y entonces sí: la clase obrera va al paraíso.